¿Conoces el chontaduro, la harissa, el choclo o el kimilho? Se pueden comprar en Vitoria
Tres comercios con productos internacionales revelan los alimentos más demandados entre sus clientes, tanto extranjeros como autóctonos
El Correo, , 11-09-2024Los sabores de la tierra son una de las primeras añoranzas cuando se migra a otro país. En la actualidad hay 39.506 extranjeros que residen en Vitoria, según los últimos datos recogidos por el Eustat. Y para ‘curar’ su morriña culinaria hay alternativas, que también son una ventana al mundo por los autóctonos.
Solo hace falta darse un paseo por las calles de la capital alavesa para encontrarse con tiendas que despachan productos de alimentación extranjera. Ucrania, países árabes, asiáticos y de América Latina están presentes por toda la ciudad. En los últimos años, son numerosos los negocios que han levantado la persiana para ofrecer sabores de casa y las tiendas árabes son las que más presencia tienen en Vitoria.
En la calle Julián Apraiz está Mohamed Azougagh con su tienda Marrakech. El público encuentra una diversidad en alimentos, bebidas, perfumes, artesanía, menaje de cocina, ropa tradicional para mujeres y hombres, tapices y alfombras árabes. «Tengo un local muy variado, donde la gente puede encontrar un poco de todo».
Hace un mes que abrió el comercio y poco a poco se va ganando un lugar en el vecindario. «Tardé con la remodelación seis meses, pero ahora está encaminado el negocio». A su mostrador se acercan clientes de Marruecos, Turquía e incluso de España.
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Imagen principal – Couscous, tajine y alcha.Imagen secundaria 1 – Couscous, tajine y alcha.Imagen secundaria 2 – Couscous, tajine y alcha.
Couscous, tajine y alcha. Igor Martín
Desde conservas hasta especies, las tiendas árabes son el lugar perfecto para encontrar todo lo necesario para preparar deliciosos platos del Oriente Próximo en casa. «Vienen a buscar mucho el couscous, harissa que es un tomate envasado y una popular pasta que viene directamente de Al-Magrib», dice. Los proveedores que le abastecen de productos son de Barcelona y Madrid. «Ellos los traen directamente desde esos países porque tienen los permisos».
Mohamed Azougagh, de 40 años, confiesa que uno de los productos más buscados es la esencia de aguas rosas Samra que se usa en la repostería del sureste de Europa y de Asia. «Lo incorporan en pasteles, galletas y postres tradicionales del Medio Oriente, para añadir un toque floral y distintivo», cuenta mientras me señala cada alimento que tiene en su establecimiento.
Pero no sólo tiene productos de alimentación, si no que venden una variedad de perfumes porque a las mujeres de origen árabe lo buscan mucho. La fragancia favorita es Yara. «Viene desde los Emiratos Árabes y es el más solicitado. A las mujeres les gusta porque tiene un olor dulce y elegante». También el público llega a su tienda en busca de menajes de cocina, alfombras y una cazuela de barro llamada tajine.
Mohamed Azougagh
Mohamed Azougagh Igor Martín
El conquistador
Alejandro Luque se ha apropiado de la calle Coronación y desde allí ha conquistado los corazones de colombianos, peruanos, brasileños y venezolanos con productos procedentes de Latinoamérica. Este hombre de 44 años llegó de Colombia a Vitoria hace 18 años en busca de nuevas oportunidades en un país ajeno y montó Distrilatina, donde quería dar ilusión y emoción a aquellos extranjeros nostálgicos de los sabores de su tierra. «Viene mucho latino. Todos me conocen», cuenta. Pero el establecimiento no lo regenta solo, sino que cuenta con la ayuda de su padre.
La mayoría de los extranjeros viene a su local en busca de los congelados, que son los productos estrellas. «El choclo, papas (patatas) amarillas de origen colombiano y peruano son los que más se venden». Además, que los quesos, embutidos y arepas son hechos en España, pero al mismo estilo y receta de cada país origen, porque «está prohibido la importación por sanidad. Vienen de Valencia y Santander».
«Los productos secos y enlatados vienen de cada país de Sudamérica», dice. Pero no sólo los latinos buscan los exquisitos productos a Distrilatina, sino también los autóctonos. «Tengo frutas que les interesa como la papaya, maracuyá y la pulpa de guanabana», señala. Entre los favoritos de los vascos, no hay duda, es el café de la marca Águila Roja.
Imagen principal – Panela, kimilhho y zumo de maracuya.Imagen secundaria 1 – Panela, kimilhho y zumo de maracuya.Imagen secundaria 2 – Panela, kimilhho y zumo de maracuya.
Panela, kimilhho y zumo de maracuya. Jesús Andrade
Las gaseosas y cervezas también son reclamadas por los extranjeros. «El aguardiente y ron, de Colombia; el pisco y la cerveza Cusqueña, de Perú». Alejandro Luque confiesa que llegan a su tienda clientes españoles preguntando por un ingredientes para hacer buñuelos y patagones. «No dudan en preguntarme y les cuento al detalle; aunque no sé mucho sobre cocina, pero conozco algunas recetas». Revela que no tiene ningún problema en desenvolverse cuando llega a su local algún extranjero hablando portugués. «Es algo que he aprendido a lo largo de los años», cuenta mientras atiende a cinco clientes que llegan a la vez al local.
El chontaduro y borojó son las frutas exóticas que se despachan envasadas y por las que sus compatriotas preguntan más. Los peruanos llegan al lugar por «el chocolate en tableta», se prepara con ella «una bebida caliente que se toma en temporada de invierno, sobre todo en las navidades; mientras en Colombia la panela y el cuscús de Brasil».
Alejandro Luque
Alejandro Luque Jesús Andrade
Solidaridad
Desde hace cinco años, Tetiana Hladkova, de 47 años, es la responsable de Slavianka, tienda de productos de países de Europa Oriental que lleva 18 años instalada en Vitoria y con extensión en Irún y Santander. «Vienen productos de Ucrania, Polonia, Rumania, Bulgaria y Georgia», cuenta la ucraniana.
Confiesa que llegó con su familia al País Vasco huyendo de la mala situación económica y social de su país, pero aquí encontró un nuevo hogar «cómodo, tranquilo y que se respira paz». Tras su arribo logró trabajo como encargada en la tienda y desde entonces se siente realizada. «Estoy muy bien aquí».
Los productos que se venden en Vitoria vienen desde Madrid y Alemania, del almacén Lackmann que los producen y exportan, por leyes y cuestiones sanitarias. «Llegan envasados y congelados». Sostiene que son «exclusivos» y no se encuentra nada igual en otra tienda de la capital alavesa. «No hay en ninguna tienda de Vitoria, ni alrededor», por ejemplo la salchicha y la caballa ahumada. «Aquí buscan mucho esos alimentos. Es más, me atrevería a decir que a los españoles les gusta mucho el arenque salado porque son como las anchoas, pero más grandes».
«Todo se vende muy bien, poco a poco, pero bastante bien», cuenta la responsable del local la Esperanza 2. También dice que las cervezas de países como de República Checa, Polaca, Ucrania y Lituania son las que despachan acertadamente. «A algunos les gustan las birras negras con 8% de alcohol, a otros clientes vienen por una con mezcla de manzana o con limón».
Imagen principal – Salsa de tomate, cervezas y helados ucranianos.Imagen secundaria 1 – Salsa de tomate, cervezas y helados ucranianos.Imagen secundaria 2 – Salsa de tomate, cervezas y helados ucranianos.
Salsa de tomate, cervezas y helados ucranianos. Blanca Castillo
Además, la tienda es un punto de referencia para los niños, ya que se venden golosinas propias de Ucrania. «Los conocedores vienen a buscar los Nykstukas y Pepma, que son helados de diferentes sabores. ¡Y les encantan!…. Pero no se llevan uno, sino de diez en diez porque aquí en Vitoria no hay nada parecido», comenta con una sonrisa en el rostro.
Confiesa que ingresan a la tienda españoles en busca de «pepinillos porque tienen otro sabor al de el español, también se llevan la salsa de rábano picado georgiana». Reconoce que sus productos tienen un sabor intenso, pero no es raro. «Nuestra cocina es potente, pero no picante. Se puede comer. No es como las otras».
Tetiana Hladkova
Tetiana Hladkova Blanca Castillo
Slavianka no sólo es un negocio más, sino que cuenta con un propósito, es un centro de referencia de los refugiados ucranianos y de acogida de las donaciones de los vitorianos. «Yo ayudo como una voluntaria más. Oriento a los exiliados que llegan, soy traductora y les doy una mano con lo que puedo».
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