Los primeros cien solicitantes de asilo, procedentes en su mayoría de Mali, país en guerra, llegaron la noche del martes al hotel de Tossa de Mar que el gobierno central ha puesto a su disposición mientras se tramita su traslado a otros puntos del estado o de Europa, donde algunos tienen familia.

La llegada de ese primer grupo, la mayoría hombres jóvenes, ha pasado inadvertida para gran parte de los vecinos y turistas, de vacaciones en esta localidad de la Costa Brava ajenos a cualquier polémica. La previsión es que en las próximas horas llegue un segundo grupo de un centenar de personas.

No creo que su presencia suponga ningún problema para el turismo; me parece una muy buena iniciativa alojar a migrantes en hoteles que están ya cerrados
Marie Chassagnaud
Turista francesa
“No creo que su presencia suponga ningún problema para el turismo; me parece una muy buena iniciativa alojar a migrantes en hoteles que están ya cerrados”, explicaba esta mañana el matrimonio francés formado por Olivier y Marie Chassagnaud, de vacaciones en un hotel cercano al de los migrantes.

Un pequeño grupo ha salido esta mañana del hotel –custodiado por un guardia de seguridad– para hacer unas gestiones acompañados por una responsable de la entidad Apip-Acam, que se encargará de su día a día durante el tiempo que se prolongue su estancia en Tossa de Mar.

No los quieren porque son negros, en ese hotel se alojaron ucranianos sin ningún problema”, dice una vecina
Eli Pascual
Vecina de Tossa de Mar
La previsión es que se alojen en el Hotel Tossa Center durante un mes, aunque según fuentes del Ministerio de Inclusión, recogidas por la agencia Efe, “no se sabe si se prorrogará” la estancia.

La pareja de jubilados italianos Raffaele y Patrizia Bettinate, que pasan dos meses en Tossa, tienen la experiencia de las sucesivas crisis migratorias de su país. “Hay que tratarlo como un problema social y eso pasa por tener voluntad de integrarlos, ayudarles a buscar trabajo y no solamente mantenerlos”, explican.

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GRAFCAT7777. TOSSA DE MAR (GIRONA) (ESPAÑA), 03/09/2024.- Los 200 migrantes que llegaran a Tossa de Mar esta semana son solicitantes de asilo y llegaran de forma escalonada al hotel de la localidad (en la imagen) , la mitad este martes y el resto el miércoles, han explicado fuentes gubernamentales. La mayoría son malienses, aunque también hay migrantes de otras nacionalidades.EFE/ David Borrat
También advierten que los plazos que suele dar la administración para la tramitación de asilo se pueden alargar en el tiempo. “De un mes se puede pasar a uno, dos o tres años “ y eso para “un pueblo pequeño puede ser un gran problema si no se han hecho los deberes”, explican.

Entre los vecinos de Tossa de Mar, hay opiniones opuestas sobre la llegada de estos migrantes. “Somos un pueblo turístico, no era el mejor momento, a finales de octubre con la temporada ya cerrada no habría pasado nada, pero ahora…” afirman dos mujeres de mediana edad, que declinan dar sus nombres.

Temporada turística
“Somos un pueblo turístico, no era el mejor momento, a finales de octubre con la temporada ya cerrada no habría pasado nada, pero ahora…”, se quejan unas vecinas
Avalan con sus palabras la opinión del alcalde, Martí Pujals (Junts) que hace un par de días se mostró contrariado por el momento en el que llegaban estos solicitantes de asilo. “Son personas muy sufridas y desesperadas por su situación, seres humanos como nosotros, la delincuencia no tiene raza”, afirma el chófer de autobús Joan Rocasalva tras descargar a un grupo de checos.

Para la vecina Eli Pascual todo se traduce a un tema de racismo. “No los quieren porque son negros; esto es lo que pasa; en este mismo hotel se alojaron también ucranianos y no pasó nada”. “No es verdad que su presencia pueda afectar al turismo”, agrega.

Migrantes recién llegados a Tossa de Mar salieron este miércoles del hotel para hacer unas gestiones.
Migrantes recién llegados a Tossa de Mar salieron este miércoles del hotel para hacer unas gestiones.David Borrat/Efe
Sobre este supuesto impacto, en el Hotel Capri explican que no han notado más anulaciones de lo que es habitual. “No hemos percibido afectación alguna en nuestros clientes”, afirma Rafael Grau.

Es difícil comprobar la repercusión global, ya que desde la Associació Professional d’Empresaris d’Hostaleria hay mutismo absoluto sobre el tema. El mismo silencio que se observa en varios restaurantes consultados ubicados a pocos metros del hotel que acoge a los migrantes.