Como todos los años por estas fechas, cuando la calma del mar acerca ambos continentes, la Unión Europea se pone a la defensiva y predica que, en las fronteras de África , es decir en los límites del mundo desarrollado con el subdesarrollo, justo en ese lugar donde nadie desea estar, es posible garantizar la seguridad y los derechos humanos al unísono. Aquella la proporcionarán manu militari los estados fronterizos de tránsito, la apariencia de legalidad la prestarán las socorridas ONG,soenegés, ambas actividades financiadas con fondos europeos que todo lo pueden.

El presidente Sánchez lleva este mensaje. Tal forma de ver las cosas Olvida que la inmigración es un hecho social muy complejo, protagonizado por seres humanos que tienen capacidades, motivaciones e intereses idénticos a los nuestros a los de este lado de la frontera. Los africanos saben que la sociedad consumistaa la que quieren llegar acoge perfectamentea los extranjeros ricos, que pueden consumir y ocupar el lugar que el mercado les tiene aquí reservado. Los inmigrantes saben que aunque a ellos les va a resultar muy difícil hacerse un hueco, porque solo tienen su fuerza de trabajo (sea cualificada o no), y que por eso son percibidos como foráneos, aunque imprescindibles para ese 24% del PIB que se produce en la economía sumergida.