La ultraderecha busca en Austria y Alemania sacar rédito político del atentado

La AfD busca la victoria en tres estados federales del país germano que pasan este fin de semana por las urnas

La Voz de Galicia, Joana Serra, 27-08-2024

La posible victoria en tres estados federados de Alemania, todos ellos en el este del país, y también a escala nacional en Austria son los objetivos marcados y alcanzables en este septiembre por una ultraderecha centroeuropea ansiosa de nuevos hitos. Y todo, en un contexto marcado por el atentado en la ciudad alemana de Solingen. El viernes, un hombre asesinó con un cuchillo a tres personas e hirió a otras cinco.

La primera etapa se jugará el primer domingo de septiembre en el Land alemán de Turingia y su vecino de Sajonia; le seguirá Brandemburgo, el Estado que rodea Berlín, el 22 de ese mes, para culminar con las elecciones generales austríacas, el siguiente domingo, día 29.

Los sondeos favorecen a los intereses tanto de Alternativa para Alemania (AfD), un partido no adscrito a las grandes familias europeas del populismo derechista por su radicalismo, como del austríaco Partido de la Libertad (FPÖ). En el caso germano se da la circunstancia de que las mejores opciones para alcanzar la victoria las tiene el líder del Land de Turingia, Björn Höcke, cabecilla del ala más radical de AfD, al que recientemente se juzgó y declaró culpable por el uso de consignas nazis en un acto público. En Austria, aspira al puesto de canciller el líder del FPÖ, Herbert Kickl, superviviente político de la última coalición de gobierno que lideró el conservador Sebastian Kurz y que se hundió en 2019 entre una acumulación de escándalos por corrupción.

Los sondeos de la televisión pública alemana ZDF sitúan a la AfD en primera posición en Turingia, con un 30% de los votos, siete más que los que se pronostican a los conservadores moderados de la CDU. A los socialdemócratas del canciller Olaf Scholz se les vaticina un nuevo mínimo histórico, con un 6%, mientras que el actual jefe del gobierno regional, el izquierdista Bodo Ramelow, quedaría en un 14%, por debajo de la BSW, una escisión de la izquierda populista que capitanea Sahra Wagencknecht.

En Sajonia, el primer puesto está en disputa entre la AfD y la CDU. También ahí se contempla un duro revés tanto para los socialdemócratas como para los socios del gabinete de Scholz, verdes y liberales. Se perfila asimismo un fuerte ascenso del populismo izquierdista del BSW, una formación que, pese a los abismos ideológicos frente a la ultraderecha, comparte con esta el discurso antimigratorio y el perfil de partido prorruso. En Brandemburgo, finalmente, también la AfD lidera la intención de voto, muy por delante del resto de las fuerzas políticas.

Sacudida al tablero político Las regionales del este alemán tienen peso demográfico en el conjunto de Alemania. Entre los tres estados federados suman algo más de 7,1 millones de electores, en un país con 60 millones de ciudadanos con derecho a voto. Además, un ascenso de la AfD a la categoría de primera fuerza, sumado a la irrupción de un nuevo partido populista con el potencial de la BSW, sacudiría el tablero político tradicional alemán.

En Alemania se cruzan los comentarios, inclusive en la radiotelevisión pública, acerca de un posible fin prematuro de la coalición de Scholz, inmersa en un sinfín de disensos presupuestarios y enemistades personales públicas. La convocatoria de las próximas elecciones generales quedó fijada el pasado viernes, al refrendar el presidente del país, Frank Walter Steinmeier, la propuesta del Gobierno para celebrarlas el 28 de septiembre de 2025.

Mientras que en Alemania se considera que el este podría darle la estocada final a la alianza de Scholz, en Austria se perfila asimismo el adiós a la coalición actual liderada por el conservador Karl Nehammer y con los verdes como aliados. Al FPÖ de Kickl se le sitúa sobre el 29 o 30% de los votos, hasta cinco puntos por delante tanto de conservadores como de socialdemócratas. A diferencia de la AfD alemana, sometida hasta ahora a un estricto cordón sanitario por el resto de los partidos parlamentarios, la derecha radical austríaca ha formado parte de sucesivas alianzas a escala nacional. Tiene además una posición de fuerza en la Eurocámara, tras formar junto con el húngaro Viktor Orbán y la francesa Marine Le Pen, entre otros, el nuevo grupo parlamentario de los llamados Patriotas para Europa.

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J. SERRA

Kickl, quien fue ministro del Interior bajo el canciller Kurz, representa la revitalización del FPÖ, uno de los partidos más antiguos y consolidados entre las formaciones de ese espectro a escala europea, pero que parecía hundido tras la ruptura de coalición del 2019. El detonante fue el llamado ‘caso Ibiza’, cuando apareció un comprometedor vídeo mostrando a su líder de entonces, Hans Christian Strache, trapicheando apoyos a su campaña con una mujer que se hacía pasar por la sobrina de un oligarca ruso. Las investigaciones sobre este caso sacaron a relucir otros asuntos comprometedores, hasta manchar definitivamente a Kurz, que acabó procesado por encubrimiento y testimonio en falso.

Kickl se presenta ahora como el regenerador del partido, con un programa electoral de línea dura, que promulga la «remigración» de ciudadanos extranjeros, el bloqueo a la reubicación de migrantes irregulares en su territorio y el cerrojo a nuevos solicitantes de asilo. Propugna el retorno de Austria a la neutralidad política, se opone a su pertenencia a la UE y también a las entregas de armas y ayuda financiera a Ucrania.

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