280 malienses acogidos en el municipio más pequeño de Galicia: el alcalde "solidario" y la vecina del "no"
Los recién llegados, que llevan en España hasta cinco meses, entre Mérida y Alcalá, representan el 40% de la población habitual del municipio pontevedrés
El Mundo, , 21-08-2024Con apenas 2,31 kilómetros cuadrados, Mondariz-Balneario es el municipio más pequeño de Galicia. Sus calles y senderos se recorren en cuestión de minutos y ayer resultaba casi imposible moverse sin cruzarse con sus nuevos vecinos. El complejo natural Cemar, en la entrada de la localidad, recibió el lunes a 80 migrantes procedentes de Mali, el martes otros 100 y está previsto que antes de final de mes lleguen otro centenar. 280 en una población que, según el último censo del INE, alcanza apenas 703 habitantes y en la que, sin embargo, en sus primeras horas de estancia, su presencia no causaba extrañeza.
«Sí, los vi, iban en grupo por la carretera», comentaba con total naturalidad Francisco Méndez. En este ayuntamiento están acostumbrados a ver caras nuevas a diario, la mayoría turistas o huéspedes del balneario que le da nombre, y más visitantes, salvo excepciones, no incomodan. Sí había alguna cara larga, como la de una mujer que les vio pasar por el bar Las Colonias y quiso dejar claro que «no» le parece bien su llegada.
En grupo, todo hombres jóvenes y deportistas y acompañados por trabajadores con chalecos de la ONG Accem, era difícil no girarse a su paso, pero, en las primeras horas, su presencia no causó polémica. Su alcalde, César Gil (BNG), sí espera que surja la controversia, pero insiste en que son un municipio «solidario».
La polémica rodeó la llegada de migrantes a Galicia el pasado otoño, con cruces de acusaciones entre la Xunta y la Delegación del Gobierno. A finales de julio, cuando se anunció una nueva remesa, todo apuntaba a nuevos enfrentamientos y, sin embargo, se ha suavizado. El Ejecutivo gallego que dirige Alfonso Rueda sí exige al central «claridad para poder organizar la acogida», pues hay competencias de la administración autonómica como sanidad o educación que no pueden gestionar información real y actualizada de la cantidad y circunstancias de los traslados.
La Xunta conoció «por la puerta de atrás» que llegaría esta remesa y tuvo informaciones de que serían más de 700 migrantes mientras el Gobierno se aferró a que serían 470 y acusó a la consejera de Política Social, Fabiola García, de «enredar con una emergencia sanitaria». Una llamada de Alfonso Rueda al delegado del Gobierno, Pedro Blanco, serenó las relaciones y ahora hay «comunicación fluida» entre organismos.
Eso sí, en el Gobierno gallego no se olvidan de ese baile de cifras y afean al Ejecutivo que los números que manejaban eran mucho más cercanos a la realidad que ellos defendían. Y es que la previsión es que a corto plazo superarán las mil personas, reconocidas ahora por la Delegación del Gobierno. «Si son mil, que nos lo digan. Cuanto antes nos lo digan, mejor planificación vamos a poder hacer», pide el Gobierno gallego.
Ajenos a cualquier discusión, estos migrantes pasean por Mondariz-Balneario en busca de una sombra en las inmediaciones de este complejo hotelero ya acostumbrado a acoger campamentos y actividades en grupo de refugiados 135 familias ucranianas en marzo de 2022. Llevan ya cinco meses en la Península. Huyendo de la guerra de Mali llegaron a la costa canaria y, de allí, los 80 del lunes fueron derivados a un centro de Cruz Roja en Mérida y los 100 de ayer a Alcalá de Henares antes de ser trasladados a Galicia.
TRES MESES DE ESTANCIA
La previsión es que permanezcan durante tres meses, mientras se gestionan sus solicitudes de asilo y permiso de trabajo, si bien fuentes consultadas señalaron que es previsible que haya movilidad en este proceso y que muchos acaben con familiares y amigos ya asentados en otras ciudades de España o incluso Europa.
En el interior de este complejo, la ONG Accem y los responsables del hotel protegen su intimidad y descartan el contacto con la prensa. Ya en el exterior, siguen la consigna y rechazan hacer declaraciones, si bien posan y sonríen a las cámaras y aseguran que están bien. Según ha podido saber este periódico, nada más llegar ya mostraron dos intereses principales para su día a día: contar con buena conexión wifi para su smartphone y poder practicar deporte y tener contacto con la naturaleza.
En el complejo están alojados en habitaciones cuádruples y se ha adaptado el servicio a sus necesidades, desde un menú tipo buffet sin cerdo y con mucho pollo hasta unas instalaciones habilitadas para que reciban clases de español y asesoramiento en sus peticiones de asilo y regularización de su situación.
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El director del complejo, Bernardo Acevedo, asegura que «la convivencia está siendo buenísima» y están «sumamente atendidos» y apunta que tienen experiencia de ser centro de acogida desde 2022 y «ningún tipo de problemas». Incluso aplaude que la llegada de estos grupos de migrantes «permite mantener la industria», pues, en su caso, la temporada habría terminado el 1 de septiembre y esto les permite un balón de oxígeno hasta diciembre para «mantener puestos de trabajo». Lo mismo relatan vecinos del pueblo, que indican que no solo están en Mondariz-Balneario ellos, sino 25 trabajadores de Accem que hacen vida en la localidad y desestacionalizan alquileres y otros servicios.
LOS VECINOS
FRANCISCO. «No me parece ni bien ni mal. Es una cuestión humanitaria. Contentos de que estén aquí y puedan integrarse. Aquí el que convive mal es porque quiere».
JAVIER Y NORKA. «Tiene que ser una emigración controlada porque si no, hay un efecto llamada. Yo vine de Cuba hace 50 y pico años y venía con papeles y visados».
SARA. «Si es un recurso que a ellos les puede facilitar este proceso, maravilloso. Mondariz es acogedor, no creo que vaya a haber problemas. No creo que haya controversia».
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