El pulso de Elvira Arellano contra las deportaciones de «sin papeles»

ABC, 24-08-2006

P. RODRÍGUEZ

WASHINGTON. Elvira Arellano, muy a su pesar, le está poniendo cara estos días al problema de la inmigración ilegal en Estados Unidos. Un problema que según las últimas estimaciones del propio gobierno federal se aproxima a los once millones de «sin papeles», que empieza a ser descrito por los sectores más conservadores como una invasión del gigante americano por parte del Tercer Mundo y que amenaza con transformarse en una espinosa cuestión electoral tanto para republicanos como demócratas.

Refugiada desde hace una semana en una iglesia protestante del «West Side» de Chicago, esta inmigrante ilegal mexicana persiste en desafiar la orden de deportación resultante de su arresto hace cuatro años por utilizar un número falso de la Seguridad Social para encontrar trabajo como limpiadora en el Aeropuerto Internacional O´Hare. Aunque Elvira ha logrado retrasar su deportación con el argumento de cuidar a su pequeño hijo Saúl nacido hace siete años en Estados Unidos, finalmente las extensiones se han agotado.

Santuario

El pulso de Elvira contra las autoridades federales ha transformado la parroquia «Adalberto United Methodist» situada en el Parque Humboldt – barriada predominantemente hispana de Chicago – en una especie de segunda edición de la casa de Elián en Miami. La puerta del templo ha sido recubierta con cartelones que lo proclaman como sagrado santuario. Según Arellano, «ésta es la casa de Dios y no voy a salir hasta que no me comuniquen por escrito que me puedo quedar».

Las autoridades de inmigración han indicado que piensan detener a Elvira Arellano en el momento y lugar que consideren oportuno, recalcando que legalmente nada les impide entrar en la iglesia. Pero con el objetivo de no dar más notoriedad adicional al caso, un alto cargo del Departamento de Seguridad Interior ha indicado que el caso de esta mexicana de 31 años no tiene mayor prioridad que el resto del medio millón de inmigrantes ilegales buscados para ser deportados.

Políticos locales han intentado lograr de la Casa Blanca y el Congreso algún tipo de dispensa especial. Pero sus iniciativas no han prosperado de momento para esta «sin papeles» reincidente, que ya fue expulsada de Estados Unidos en 1997. Según Gail Montenegro, portavoz del servicio de inmigración, «estamos obligados a hacer cumplir las leyes estadounidenses sin importar la habilidad de cada persona para generar publicidad o respaldo».

Durante este proceso, Elvira Arellano se ha convertido en una especie de líder de los derechos de los inmigrantes indocumentados. Presidenta del grupo «La Familia Latina Unida», ha participado en toda clase de manifestaciones y campañas de «lobby», ha expuesto personalmente su caso al presidente mexicano y hasta ha protagonizado en un ayuno de 24 días para oponerse a la deportación de «sin papeles» con hijos nacidos en Estados Unidos.

Activistas hispanos no dudan en compararla a Rosa Parks, la legendaria costurera afro – americana de Alabama convertida en símbolo de la lucha contra el racismo en Estados Unidos al negarse en diciembre de 1955 a ceder su asiento a un blanco en un autobús público. Para sus críticos, Elvira Arellano representa tanto la argucia de los «hijos ancla» para evitar deportaciones como la desbordada impunidad de los que violan las leyes de inmigración con el consiguiente «efecto llamada».

Cumplir la ley

El Chicago Tribune en su página editorial ha recordado que «muchos inmigrantes ilegales se enfrentan a la misma situación que Arellano. Pero muy pocos logran las dispensas obtenidas por ella durante los últimos años. Todos están sometidos a la legislación de Estados Unidos.

Es hora de que ella también cumpla con la ley». El desafío de Elvira también está sirviendo para recordar que el proyecto de reforma de inmigración auspiciado por la Administración Bush se encuentra bloqueado en Washington por un núcleo duro de republicanos en la Cámara Baja.
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