Ser mujer y migrante, una carrera de obstáculos cuando sólo son menores

La asociación Betania desgrana el trabajo que hace con estas niñas y adolescentes Muchas huyen de guerras, por su condición sexual o por problemas de salud mental no diagnosticados

ABC, SORAYA FERNÁNDEZ, 05-08-2024

Betania es una reconocida asociación sin ánimo de lucro que brinda un apoyo integral a las personas en situación de exclusión social, entre los que están los migrantes, también los menores que llegan solos. Está dirigida por Begoña Arana y cuenta con un amplio reconocimiento social e institucional. Esta entidad trabaja con la Junta de Andalucía y con el Ministerio de Migraciones para atender a la población migrante y también conoce de primera mano la realidad de estas menores.

Según explica Begoña Arana, Betania acoge, a través del Ministerio de Migraciones, a estos chicos y chicas. «La chicas están llegando, menos que chicos pero llegan. En estos casos soportan una doble excepcionalidad y vulnerabilidad por su género femenino y por su condición de migrante. El suceso vital estresante se agrava en el caso de estas menores. Las mujeres en general, en sus países son sufridoras máximas, el camino migratorio no es fácil para ellas y sufren en muchos casos agresiones sexuales en el trayecto y son víctimas de trata», explica.

Arana recuerda que la mayoría de estas niñas y adolescentes vienen huyendo de sus países por «graves problemas», como guerras, porque no son aceptadas cuando su condición sexual no es la que culturalmente impera en su país o porque tienen problemas de salud mental no diagnosticados. «Huyen por un mal y buscan en España una vida mejor y que les prestemos ayuda y de bienestar, sobre todo bienestar emocional». Muchas de las menores que están llegando en esta situación de huida son, según aclara, de Senegal pero también de procedencia magrebí.

Acogimiento residencial
¿Y en qué consiste el trabajo de acogimiento de atención humanitaria de Betania con estas chicas?. «Lo que hacemos es proporcionarles un acogimiento residencial. Según su proceso de vulnerabilidad tienen tiempos de estancia diferente. El máximo es de 12 meses. Tenemos recursos residenciales por toda España, principalmente en Andalucía y también en Madrid».

Aunque pueden ser derivados a centros de menores, la mayoría, también en el caso de los chicos, permanecen en los recursos que Betania tiene concertados. Un equipo de profesionales se vuelca con ellas «para proporcionarles acogida, protección y reducir la vulnerabilidad que presentan para no ponerlas en situación de exclusión bajo ningún concepto», explica Arana.

Así, los profesionales de esta entidad las acompañan en sus procesos durante esta estancia, como pruebas médicas, clases de español o formación básica para adecuarlas a la vida en condiciones normales en España, «sobre todo incluirlas socialmente en el sistema nacional. A las que tienen familia en otros países europeos les buscamos reagrupación familiar o les facilitamos el regreso a su país de origen si es que así lo desean finalmente. Las que no están en ninguna de estas dos situaciones permanecen en nuestros recursos hasta que van superando las fases de estancia», añade la directora de esta entidad.

Eso sí, aclara que no llegan a nuestro país con el interés de generar ningún ánimo «de generar conflictos delincuenciales ni sociales. Son en general personas que vienen con muy buenos propósitos, con unos niveles muy altos de educación emocional y con ganas de sumar».

Ese discurso se asume también desde la Junta de Andalucía para combatir la xenofobia: «Ante estos discursos nuestra es respuesta es trabajo y más trabajo. Tenemos claro que no habrá ningún niño tirado en una orilla. Estamos hablando de niños y niñas que lo dejan todo y se juegan la vida para tener oportunidades. Algunos huyen de situaciones muy duras», asegura el director de Infancia, Adolescencia y Juventud, Francisco Mora.

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