Djaló se sincera y habla sobre sus orígenes: «Bilbao les ayudó mucho a mis padres cuando llegaron de Guinea-Bisáu»
En una entrevista ha elogiado a los hermanos Williams por su actitud frente al racismo en el fútbol: «Gracias a Iñaki, a su trabajo y dedicación en el Athletic, se han abierto muchas puertas a la gente de color»
El Correo, , 05-08-2024De sus botas han salido auténticos zarpazos que han impresionado a los hinchas del Athletic y que le han valido para fichar este verano por el conjunto rojiblanco. Pero Álvaro Djaló supone mucho más para el club bilbaíno. Además de sus dotes con el esférico, el delantero es otro claro ejemplo de los nuevos tiempos que vive el Athletic. Por su color de piel, está llamado, al igual que los hermanos Williams, a abanderar la diversidad en el fútbol, una tendencia que responde a la evolución de la inmigración en las últimas décadas. Hijos de inmigrantes que un día decidieron dejar su casa para buscar una vida mejor en España y que han nacido con un talento especial para el deporte rey.
El nuevo jugador rojiblanco, artífice del gol de la victoria en el amistoso ante el Eibar, ha hablado por primera vez sobre su familia y sobre inmigración en una entrevista compartida por el Athletic en sus redes sociales. Nacido en Madrid, Álvaro se mudó junto a sus padres a la capital vizcaína siendo un niño. Sus progenitores proceden de Guinea-Bisáu y se asentaron en el barrio de Otxarkoaga.
Los comienzos, como suele ocurrir en estos casos, no siempre resultan sencillos, pero el futbolista confiesa que su familia recibió el respaldo de mucha gente. «Bilbao les ayudó mucho a mis padres cuando llegaron de Guinea-Bisáu. Aquí a todo el mundo le encanta el Athletic y es por eso que enseguida le coges cariño«, ha revelado.
El que fue una de las revelaciones de la primera división portuguesa, tiene un buen espejo en el que mirarse. Consciente de lo complejo que resulta el mundo y las trabas en el camino a las que hay que enfrentarse cuando uno tiene la piel de un color diferente, se deshace en elogios hacia los que ya son sus compañeros de equipo, los hermanos Williams. En numerosas ocasiones, tanto Iñaki como Nico, cuyos padres llegaron desde Ghana y cruzaron la valla de Melilla, han sufrido en sus carnes la lacra del racismo sobre un terreno de juego, pero su actitud ante estos ataques, que por fortuna son una minoría, es digna de mención.
«Gracias a Iñaki, a su trabajo y dedicación en el Athletic, se han abierto muchas puertas a la gente de color», subraya. «Les debemos mucho a los hermanos Williams, han echado la puerta abajo para mucha gente», añade visiblemente agradecido.
Durante la entrevista, Djaló, que ahora tiene 24 años, también repasa su infancia y revela cómo comenzó su pasión por el fútbol. A los 12 años, comenzó jugando a fútbol sala en el Berriotxoa FS de Santutxu y de allí se fue al San Miguel de Basauri. De allí pasó al Begoña, donde jugó en Segunda Juvenil, la categoría más baja del fútbol vizcaíno desde el que dio el salto a la liga portuguesa y donde pasó desapercibido para el radar del Athletic.
«Hay mucha unión en el vestuario»
El atacante siente nostalgia cuando recuerda sus años de niñez, ya que guarda muy buenos recuerdos. Sobre todo por las pachangas que echaba con los amigos en las calles del barrio, una costumbre que se ha perdido en las generaciones posteriores, que viven enganchados al teléfono móvil. «Eran buenos momentos. Hoy en día ya es raro ver a chavales jugar en la calle. Están todo el rato con el móvil, pero yo he tenido la suerte de disfrutar esa época. Aprender en la calle, libertad jugando a fútbol», apunta.
En 2017 recibió la llamada que le cambiaría la vida. Se marchó a Portugal para hacer pruebas en el Benfica y con el Sporting de Lisboa, pero no las superó. A la tercera fue la vencida. Le llegó la gran oportunidad. El Braga sí le quiso. Djaló admite que la decisión de marcharse del Begoña fue bastante fácil. «No me lo pensé dos veces. Quería ser jugador de élite y jugar competiciones europeas», desliza el futbolista, que la pasada temporada disputó la Champions. «De pequeño tienes muchas imaginaciones, siempre decía que algún día jugaría la Champions. Mis colegas se lo tomaban a broma, pero conseguí jugarla y la primera vez que escuché el himno se me puso la piel de gallina. Pensé: ‘¡hasta donde he llegado! Pero quiero conquistar todavía más’», agrega emocionado.
Esta campaña, en el Athletic, se tendrá que conformar con la Europa League, pero se muestra muy ilusionado. «Lo mejor es que la final se juega aquí. Todos tenemos una motivación. Será bonito de ver, y más después de varios años sin disputar competición europea», asegura a la vez que elogia a sus nuevos compañeros por la unión que hay en el vestuario. «Todos remamos en el mismo barco, estamos muy unidos y habiendo tantas competiciones este año eso nos va a venir muy bien. Va a ser temporada larga, pero bonita», zanja.
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