Alberto San Juan | Actor y creador de 'Macho grita' «Denuncio, con música y humor, el hábito español de odiar al diferente»

Vuelve a la Donostia que fue su casa durante el rodaje de 'Balenciaga' con una 'comedia musical protesta'.Estará en el Principal desde mañana hasta el domingo

Diario Vasco, Mitxel Ezquiaga San Sebastián, 05-08-2024

Recuerda el tiempo que pasó en Donostia durante el rodaje de ‘Balenciaga’, la serie que protagoniza, como «una etapa feliz de muchísimo trabajo pero en una ciudad que ya me enganchó para siempre». A ese San Sebastian vuelve ahora Alberto San Juan (Madrid, 1968) con un montaje que escribió, dirige y protagoniza, ‘Macho grita’, una especie de comedia musical, con un punto de humor, que repasa «ese hábito tan español de odiar al diferente». Estará en el Principal desde mañana hasta el domingo.

– ¿Qué es ‘Macho grita’? ¿Algo así como una comedia musical protesta?

– Podemos decir que es una comedia musical para tratar un tema serio: buscar las raíces históricas del odio y rechazo al diferente tan inherente a España. En este país el rechazo al otro y a la diversidad han sido una constante, con la voluntad de que todo sea de una sola manera.

– ¿Y cómo se articula eso?

– En la historia reciente de este país hay un primer shock evidente, que es el golpe militar del 36 contra la democracia republicana, la guerra que siguió y la dictadura posterior, donde se crea el concepto de la ‘anti España’: los españoles se dividen en dos, unos que son españoles y otros que habiendo nacido igualmente aquí son anti-españoles. Pero hay otro shock previo que también divide los habitantes de este lugar entre los auténticos y los que no, que es 1492, donde para fundar lo español se prescinde de la comunidad musulmana y la judía. Hasta entonces, durante ocho siglos, fuimos tan cristianos como musulmanes o judíos. Pero el proyecto nacional católico militar de Isabel y Fernando, los Reyes Católicos, desgarra la España multicultural y multirreligiosa. Quedan los auténticos españoles, que somos los cristianos, y los malos, los enemigos, los otros, que son los musulmanes y los judíos en ese tiempo. Después a los judíos se les ha redimido, y a día de hoy, por ejemplo, quien demuestre que es descendiente de judío sefardí expulsado de España, tiene derecho a la nacionalidad española. Pero quien demuestre que es descendiente de morisco expulsado no tiene ese mismo derecho. Así que a día de hoy el Estado español sigue practicando el racismo, reconociendo que la comunidad judía fue injustamente expulsada sin reconocerlo con la comunidad morisca.

– Sí que se remonta en la historia… ¿Hablamos de hoy?

– Es que se trata de una cuestión desgraciadamente muy presente. Se está culpando de los problemas de esta sociedad a gente que tiene un aspecto diferente, o una procedencia diferente, o una religión diferente. Ese odio al diferente es una constante en la historia muy presente en la España de hoy. La derecha se refiere a la inmigración como una invasión, una amenaza y un peligro cuando saben perfectamente que no ya España, sino Europa, sin población inmigrante es insostenible por el envejecimiento de la población y porque los cuidados de los viejos, de los niños, de los enfermos los llevan a cabo personas migrantes. Las clases privilegiadas quieren que la población inmigrante viva sometida, es decir, sin los mismos derechos que el resto.

El tema
«La España de hoy sigue odiando al distinto, aunque el país sería hoy insostenible sin el trabajo de los inmigrantes»
– ¿De dónde sale ese título de ‘macho grita’?

– Hablo de lo macho como sistema de poder, como una forma de estar en el mundo que consiste en la voluntad de dominio. Ser un macho sería vivir para dominar. Lo macho ha sido ejercido históricamente sobre todo por los hombres, pero no hace falta ser hombres: hay grandes ‘machas’, digamos, grandes agentes o servidoras del sistema de poder. El mundo macho, el mundo basado en la voluntad de dominio y en la acumulación material sin límite, se ha terminado porque el planeta ya ha mostrado sus límites físicos. La lógica central del capitalismo y de los sistemas de poder, que es el crecimiento y acumulación material sin límite, ya se ha demostrado inviable. Se acaban los combustibles, se acaban los materiales, son finitos. La crisis climática va a generar cada vez más desastres. Cuando viene ese señor de la motosierra de Argentina aquí para recibir medallas yo lo que veo es un macho gritando histéricamente ante la conciencia de su propio fin.

El título
«Hablo de ‘lo macho’ como sistema de poder, como una voluntad de dominio. También hay mujeres que son grandes ’machas’»
– ¿Cómo se lleva todo ese mensaje al escenario?

– Es un espectáculo teatral, no una conferencia o clase de historia. Primero, porque yo no tengo la capacidad ni de dar conferencias ni de enseñar nada a nadie. Y segundo, porque lo que yo hago es teatro, y el teatro tiene que ser divertido, conmovedor, tiene que ser una experiencia de disfrute, aunque sea a través del drama . Lo hago desde una actitud de compartir preguntas y perplejidades y nunca de imponer ninguna verdad ni nada por el estilo. Hay algo de cachondeo, pero sobre todo es musical. El 80% del espectáculo es con música en directo.
– ¿Cómo es la puesta en escena?

– Sencilla: parecida a un concierto. Hay una batería, un contrabajo, un piano, una guitarra, una mesa con cuatro sillas y una persona que habla, que soy yo. También hablo de cosas mías personales y de mi propia condición de macho: aunque yo esté en desacuerdo con esa actitud, uno no puede decir que esté libre de ella.

La obra
«Estoy con los músicos en escena, hablo y tratamos de emocionar: el teatro tiene que ser algo que conmueva»
– Resulta curioso que este montaje sea coproducido por la Compañía de Teatro Clásico.

– No es tan raro. Me propusieron hacer algo para su ‘sala B’, más pequeña, y plantée esta propuesta que tiene que ver con el Siglo de Oro. Hay una contradicción muy interesante: esos ciento y pico años de esplendor literario y artístico de España coinciden con un momento de fortísima represión social y de limpieza étnica, literalmente lo digo, contra la comunidad judía y contra la comunidad islámica. Felipe II, a mediados del siglo XVI, prohíbe la música y la cultura de la comunidad musulmana hispánica, hay una operación de borrado cultural y humano importantísima. Y esto coincide con el llamado Siglo de Oro, que es el periodo al que se dedica la Compañía Nacional de Teatro Clásico. Así nació esta obra que lleva más de un año de gira.

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