Manizha Talash, de Afganistán a París 2024: «Soy una b-girl que quiere hablar por todas las que no pueden hacerlo»

La b-girl huyó a España desde Afganistán tras amenazas por bailar. En París 2024 quiere dar voz con el breaking a todas las que quedaron atrapadas en su país

Diario Vasco, Laura Marta Enviada especial a París, 26-07-2024

Cuando empezó a hacer más calor, a Manizha Talash (21 años) se la podía encontrar en el Auditorio Trece Rosas de Vallecas por la mañana. Ahí estaba un par de horas, antes de pasar por el gimnasio, seis días a la semana, practicando el baile que lleva a París 2024 con un mensaje que tiene grabado en el alma desde que tuvo que huir de su Afganistán natal: «Esta soy yo, una b-girl que quiere hablar por todas las chicas que no pueden hablar». Manizha vive un sueño compartido por los 36 millones de refugiados del planeta: la experiencia olímpica como integrante del equipo que participará en París 2024, primera vez de una ‘española’ en esta expedición especial.

Un sueño que surgió de una pesadilla: Afganistán. «Mi vida fue muy dura. No tengo padre y tenía que estudiar y trabajar. Por la tarde iba a una oficina que ayudaba a personas que querían estudiar. Pero el breaking me cambió. Cuando lo hago no pienso en los problemas, soy libre. Me apunté a gimnasia y había 55 chicos y yo era la única chica. Después se apuntaron seis, pero cuando llegaron los talibanes se acabó todo. Las mujeres siguen allí, pero no pueden practicar nada. A los talibanes no les gusta que las chicas hagan nada. No pueden bailar ni salir de casa ni escuchar música», explica en un castellano perfecto aprendido a toda velocidad para empezar lo antes posible esta otra vida alejada de las prohibiciones y las bombas: «Cuando vivía en Afganistán vi que el breaking era peligroso para mi familia y decidí cambiarme el apellido. Pero no funcionó porque los que nos conocían sabían quién era yo. Hubo tres bombas cerca de nuestro club. Es una vida que cuando sales de casa no sabes si vas a volver. Sales pensando ‘será mi último día’. Los talibanes van a matarte si no les gusta lo que haces, seas niño o mujer o quien sea».

Así que decidió intentar una nueva vida lejos de todo aquello, incluso de su familia si era lo más seguro. «Cuando llegaron los talibanes, me fui a Pakistán con mi hermano de 12 años. Ahí compartimos una habitación con los otros 22 compañeros del Superiors Crew. Sin ellos no hubiera llegado hasta aquí, estuve deprimida en ese tiempo porque mi familia se quedó en Afganistán y sé que mucha gente fue a amenazarlos. Ahora están aquí y estoy tranquila», sonríe mientras en su discurso se repite una y otra vez la palabra ‘gracias’.

Porque ha habido mucha gente detrás de este sueño olímpico para Manizha. Como David Vento, entrenador técnico, y David Moronta, preparador físico de la Federación de Baile. «Al club nos llegó la información de que había un grupo de b-boys y una b-girl que estaban intentando salir de Afganistán y no lo pensamos, hablamos con todo el mundo para lograr traerlos. Lo conseguimos en agosto de 2022, con dos aviones fletados por el ejército desde Islamabad hasta España. Era salvarles la vida, lo sentíamos como algo obligado», explica Vento a este periódico. «Luchan contra los talibanes a través del rap, con sus letras, por eso estaban amenazados de muerte. No podían vivir allí. En España siguen teniendo esa labor de reivindicar, a través de la cultura hip hop, un cambio hacia mejor», prosigue.

Mensaje
«En París queremos ganar otra competición que no es la deportiva: transmitir un mensaje. Y con una disciplina nueva, no aceptada en su país y que tampoco se acepta aquí como deporte. Eso cambiará en cuanto llegue la primera batalla y se vean los pedazo de deportistas que tenemos. Y también Manizha cambiará el concepto de todo lo que puede hacer una chica de Afganistán», subraya Moronta a este periódico.

Manizha todavía no le ha tomado el punto al jamón, pero sí a la tortilla de patata, que le encanta, y que tomaba después de los entrenamientos con sus entrenadores de la Federación, que le han descubierto las agujetas: «Las tengo todos los días». No le importa, competirá en París por ella y por millones de personas más. Especialmente por ellas. «Estoy feliz de ir a competir, y también para decir quién soy y cómo pueden llegar otras personas a este lugar en el que yo estoy ahora. Estoy aquí para hablar y actuar por las mujeres afganas. Cuando vivía en Afganistán era solo un sueño y ahora lo estoy viviendo. Creo que me sentiré muy fuerte cuando esté en París». Ella ya lo es.

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