EL COLOFÓN DEL 'ANNUS HORRIBILIS' DE SÁNCHEZ

Junts le ha tumbado la ley de Extranjería y la senda de déficit en vísperas de la reunión anunciada entre Aragonès e Illa, lo que le confiere a la escena un inconfundible tufillo a 'vendetta'.

ABC, JOSÉ F. PELÁEZ, 24-07-2024

Cuando el 23 de julio de 2023 un bronceado Pedro Sánchez salió a aquel balcón de Ferraz para decir que «somos más» no podría imaginarse que el dorado tornaría en negro y que las cosas derivarían en el gigantesco caos en el que finalmente han derivado. «Somos pocos, muy pocos», supongo que pensará hoy. «Y cada día menos», me permito añadir.

Creía Sánchez así nos lo explicó a todos Santos Cerdán desde Bruselas que cediendo en esa amnistía que juró no abordar jamás arañaba a Junts un pacto de legislatura, que no de investidura. Realmente se llegaron a creer que eran más. Pero la realidad, tan tozuda, vino a demostrar que, desde entonces, Junts le ha tumbado la ley del Suelo, la ley de la prostitución, la ley de amnistía en su primera intentona, los presupuestos de 2024 y, desde ayer, también la ley de Extranjería y la senda de déficit, avisando, por si fuera poco, que si no cambian las cosas, también le tumbarán los presupuestos de 2025.

Todo ello en vísperas de la reunión anunciada entre Aragonès y Sánchez, lo que le confiere a la escena un inconfundible tufillo a ‘vendetta’. Y sin olvidar otro fracaso del gobierno: el decreto de subsidio de Yolanda Díaz, tumbado esta vez por Podemos. Y los tres puntos que el PP sacó adelante contra el PSOE en aquella moción sobre política exterior.

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La verdad es que como pacto de legislatura quizá no esté entre los mejores que hemos visto. Y que al que aseguró que la legislatura sería larga le pronostico el mismo futuro como adivino que al que me recomendó comprar un video Beta.

Como consecuencia de lo anterior, Sánchez ha entrado en guerra contra el legislativo, contra el judicial, contra la separación de poderes, contra casi todas las asociaciones profesionales de España, contra la prensa crítica, contra parte del propio PSOE y, por si fuera poco, ha hundido a su partido y a sus cargos en las municipales, en las autonómicas y en las europeas. Y todo ello a cambio de nada.

O, mejor dicho, a cambio de aguantar unos meses en Moncloa ninguneado, señalado internacionalmente, con su mujer investigada, su hermano lo mismo y él llamado a declarar como testigo la semana que viene en un proceso de final incierto. Es evidente que no ha valido la pena, que la legislatura está en vía muerta y que así es imposible gobernar. En el caso de que ese animal mitológico llamado ‘mayoría de investidura’ haya existido alguna vez, ya es pasado.

Y el malestar en el propio Grupo Socialista llega a tal punto que ayer empezaban a intensificarse los rumores que avanzan que, si finalmente Illa es investido ‘president’, Sánchez podría disolver las Cortes con el argumento de que su apuesta ha valido la pena e ir a elecciones generales con el legado de una Cataluña pacificada. Y a un congreso federal en otoño que coincidiría con una crisis de gobierno especialmente cruenta y en el que, posiblemente, anunciaría que no se presentará como candidato. Son rumores, insisto, pero prueban el desánimo que existe en las filas socialistas ante la secuencia interminable de fracasos a los que Sánchez los ha llevado. Y cuyo final aun ni siquiera atisban.

Las caras de satisfacción en el PP contrastaban con las caras de funeral en la bancada socialista tras doce horas de sesión. Sobre todo, la de María Jesús Montero un poema, que ya empieza a rumiar que su destino inmediato será disputar la Junta de Andalucía a Juanma Moreno. Corrillos, reuniones improvisadas, ministros comentando la jugada a la vista de todos, llamadas telefónicas, miradas perdidas, ambiente de fin de ciclo y, en general, ese aroma a petricor que avisa que, allá al fondo, viene una tormenta histórica que lleva fraguándose doce meses y que, posiblemente, acabará en diluvio. Y, por lo que empezamos a intuir, no son pocos los que ya se están construyendo un arca.

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