n este momento nos encontramos con dos graves problemas que concurren en una única solución. Por una parte, la necesidad de personas que cubran la demanda del mercado laboral actual y futuro y, por otra, la necesidad de acoger a una cantidad importante de inmigrantes que continuamente llegan a la península. A corto plazo, el conjunto de gobernantes deberían acordar cómo y dónde acogerlos, establecer unas condiciones de asilo e integración que incluyan un compromiso de formación en tareas de las que exista demanda. Si pasado un periodo razonable el resultado es positivo, se les podría conceder la nacionalidad y, en caso de incumplimiento, la persona sería deportada. A largo plazo hay que establecer los perfiles necesarios, número de personas, educación requerida, y formarlos en los países de origen. Hacer una propuesta de futuro laboral y proyecto de vida en nuestro país firmando contratos condicionados a la obtención de resultados, con revisiones periódicas del desempeño. Este plan supone un gran esfuerzo y la rentabilidad política no esta garantizada. Este es un ejemplo de un problema en el que no caben ideologías porque afecta a varias generaciones.