El PP y la deriva de Vox

«El partido de Santiago Abascal opta por entregarse a la deriva de extremar sus ya extremas posiciones políticas»

La Razón, Vicente Vallés, 10-07-2024

En estos días se cumple un año de la formación de varios gobiernos autonómicos del PP en coalición con Vox. Aquellos acuerdos permitieron la investidura de presidentes populares que, como contraprestación, tuvieron que nombrar a consejeros de Vox, además de presidentes de parlamentos regionales y otros altos cargos. Gobernar en coalición siempre es incómodo. Gobernar en coalición con Vox está resultando para el PP algo equivalente a lo que supuso para Pedro Sánchez compartir el gobierno con Podemos.

Ahora, el partido de Santiago Abascal opta por entregarse a la deriva de extremar sus ya extremas posiciones políticas, arrastrado por el éxito de Alvise en las elecciones europeas, en otra demostración de que siempre hay alguien dispuesto a llegar más lejos y a subir más alto, pero también a caer más bajo. Y Abascal, decidido a profundizar, ha decidido abandonar en el Parlamento Europeo el grupo de Giorgia Meloni (demasiado revisionista, por proeuropea y contraria a Putin), para pasarse al nuevo grupo liderado por el húngaro Viktor Orbán, antieuropeísta y prorruso, y por Le Pen. Y, para que no haya dudas, anuncia ese tránsito desde la extrema derecha hacia la extrema-extrema derecha el día en el que Orbán se reúne en Moscú con Vladimir Putin, en contra de la opinión de los otros 26 socios de la Unión, y cuando Le Pen pierde las elecciones francesas. Don de la oportunidad.

Como complemento a ese viraje, Vox amenaza al PP con romper los gobiernos de coalición que comparten con los populares, si aceptan acoger a inmigrantes menores no acompañados. Hay casi 6.000 de esos menores en Canarias y cada día llegan más. Negarse a repartirlos por la península es una forma extraña de solidaridad entre españoles. Y proponer como solución que sean devueltos exige una explicación de cómo se hace eso, cuando hablamos de miles de personas cuya nacionalidad se desconoce y sin un acuerdo previo con sus países de origen para que acepten los aviones o los barcos en los que habría que repatriarlos.

Con este panorama demagógico, no descarten que la amenaza de Vox provoque en el PP más esperanza que preocupación.

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