El asiento del autobús

Diario Vasco, Mila Beldarrain, 10-07-2024

l jueves 2 de julio de 1964, Lyndon Johnson, sucesor del presidente John F. Kennedy, promulgó la Ley de Derechos Civiles, que acabó legalmente con la discriminación y la segregación racial en Estados Unidos. Un año antes, concretamente el 11 de junio, Kennedy había propuesto en un discurso televisado la promulgación de esa norma. La legislación del 2 de julio sentó las bases para la aprobación, en 1965, de la Ley de Derecho al Voto sea cual sea la etnia o la raza del votante, incluyendo las minorías lingüísticas, y, en 1968, de la Ley para Estadounidenses con Discapacidades, la ley ADA (siglas en inglés).

Lo que resulta más escandaloso de todo esto que estoy contando, al menos para mí, es que el año 1964 no está tan lejos, está casi a la vuelta de la esquina, yo tenía trece años, y parece mentira que, hasta entonces, en el país supuestamente más avanzado del mundo, continuaban discriminando legalmente a afroamericanos y discapacitados, igual que hizo Hitler con las Leyes de Núremberg.

Pero hay más. Todavía a día de hoy desgraciadamente nos llegan noticias de policías norteamericanos que disparan a matar, sin justificación y por la mínima, cuando el supuesto infractor es un negro.

Por eso quiero recordar aquí a cuatro mujeres valientes, que lucharon para cambiar la situación. La primera mujer, a la que siempre se menciona, es Rosa Louise Parks. Sin embargo, antes que ella, Ida Bell Wells, en 1884, promovió una campaña contra la segregación en los ferrocarriles de Memphis, cuando el conductor la obligó a dejar el asiento a un hombre blanco.

Años después, en 1944, Irene Morgan fue encarcelada por negarse a ceder el asiento a una pareja blanca y por resistirse al arresto, lo que incluyó el agravante de agresión al agente de la policía.

El caso de Rosa Louise Parks, que se hizo famoso, ocurrió en 1955. La ley obligaba a los negros a subir al autobús por la puerta delantera para pagar el billete al conductor, bajar y volver a subir al bus por la puerta trasera a ocupar los asientos del final del coche, que eran los que les correspondían, la gente blanca se sentaba en la zona delantera. Cuando el autobús estaba lleno, si subía una persona negra al vehículo, se quedaba de pie pero, si la persona era blanca, todos los usuarios negros, que ocupaban la fila anterior a la última fila de la zona blanca, debían levantarse.

El jueves 1 de diciembre de 1955, Rosa Louise Park, que vivía en Montgomery, Alabama, cogió al autobús para volver a casa y se sentó, junto con otros afroamericanos, en la última fila correspondiente a los negros. En una de las paradas, subió al transporte un chico blanco y el conductor les ordenó a Rosa y a los demás que se levantaran. Todos obedecieron, pero ella se negó.

El conductor llamó entonces a la policía y Rosa fue inmediatamente detenida, tuvo que pagar una multa de 14 dólares. Martin Luther King, que en 1954 había sido nombrado con 25 años pastor de la Iglesia bautista de la avenida Dexter de Montgomery, con ayuda del pastor Abernathy y de Edgard Nixon, director local de la Asociación Nacional para el Progreso de Personas de Color (NAACP), organizó un boicot a los autobuses de Montgomery que duró 381 días.

La noticia corrió por todo el mundo y el 13 de noviembre de 1956 la Corte Suprema de Justicia declaró ilegal la segregación en autobuses, restaurantes, escuelas y otros lugares públicos, pero faltaba promulgar la ley.

Un caso especial fue el de Claudette Colvin, que fue arrestada en Montgomery el día 2 de marzo de 1955 por negarse a dejar el asiento a una mujer blanca. Sin embargo, la NAACP silenció el caso, porque Claudette, de 15 años, poco después se quedó embarazada y, según Rosa Parks, si la prensa se hubiera enterado, «la habrían llamado niña mala y su caso no habría servido para la lucha contra la segregación».

Así las cosas, que nadie se extrañe de que en los Juicios de Núremberg nunca se acusara a los nazis de racismo. Fue una exigencia de Estados Unidos, que no quería abrir ese melón, sabiendo como sabía lo que tenía en casa.

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