EL RETO DE LA EMIGRACION

¿Hasta dónde cederá Mauritania?

La lucha de Nuakchot contra la inmigración ilegal apenas se ve recompensada por Europa

La Vanguardia, 23-08-2006

CARLA FIBLA – Rabat. Corresponsal

El país magrebí intenta encauzar una importante transformación política interna
Mauritania ha reemplazado a Marruecos. El país más pobre del Magreb, con poco más de tres millones de habitantes y una tasa de crecimiento del 2,9%, ha adoptado una postura sumisa en cuestión de inmigración que por el momento Europa aprovecha sin ofrecer grandes compensaciones económicas. Desde que se comprobó que los cayucos comenzaban a salir del norte de Mauritania, abandonando las costas saharauis por la vigilancia marroquí, el Gobierno español realizó un intenso acercamiento para, siguiendo la efectiva táctica empleada con Marruecos, lograr que el país de tránsito de miles de subsaharianos colaborase.

Los resultados son claros. Según fuentes oficiales mauritanas, en lo que llevamos de año han sido detenidos y repatriados 2.945 sin papeles, de los cuales 113 fueron expulsados vía terrestre el pasado fin de semana.

Desde Nuakchot. el gobierno que dirige Ely Uld Mohamed Vall desde el golpe de agosto del 2005, asegura que en los últimos ocho meses también se han dado por desaparecidas a 300 personas y que otras 80 murieron ahogadas, de sed o de hambre.

La presión migratoria, cuyo objetivo final son las Canarias, tiene una última parada en Nuadibú. frontera con el Sahara Occidental. En las últimas semanas las autoridades locales han confirmado naufragios, han recogido cadáveres en sus playas y asistido a heridos.

Pero, además, la disponibilidad de Mauritania para aceptar la repatriación de ciudadanos de terceros países (existe un acuerdo firmado por España y Mauritania que data del 2003) ha hecho que incluso las embarcaciones localizadas en alta mar sean preferiblemente trasladadas al país magrebí. El último ejemplo fue el desplazamiento por parte de un pesquero español de 173 inmigrantes de origen senegalés. El cayuco se encontraba a 700 millas de las costas canarias.

Desde el mes de mayo existen patrullas mixtas que vigilan los 700 kilómetros de costa mauritana. También hay oficiales de enlace que intentan detectar cayucos poco después de que abandonen las costas africanas.

Yel ejército español construyó, con financiación de la AECI, un campo de acogida para los inmigrantes detenidos y a la espera de ser devueltos a sus países de origen. Pero lo cierto es que el campo está casi siempre vacío. Los emigrantes se mezclan con los pescadores y el control de las mafias no es tan efectivo como en territorio marroquí.

Además, la situación interna del país está en plena ebullición por las citas electorales: legislativas y municipales en noviembre, al Senado en enero del año que viene y presidenciales en marzo, y los cambios socio-económicos en marcha. Con más del 45% de la población menor de 14 años y una esperanza de vida de 50, los mauritanos están asimilando una reestructuración política en la que la inmigración clandestina queda en un plano muy lejano. De hecho, los mauritanos, al contrario de los marroquíes, aún no han intentando subirse al cayuco para buscar una vida mejor.

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