TRIBUNA

El voto de los inmigrantes

JOSEP A. DURAN LLEIDA - Presidente del comité de gobierno de Unió Democràtica de Catalunya y secretario general de CiU

La Vanguardia, 23-08-2006

LOS INMIGRANTES deben asumir un compromiso solemne con la comunidad de acogida
El 21 de febrero, el Congreso de los Diputados aprobaba por unanimidad una iniciativa en la que se acordaba estudiar cómo avanzar en el reconocimiento del derecho del voto a los inmigrantes extranjeros.

El pasado 17 de agosto dos grupos parlamentarios, el PSOE e IU-ICV, presentaron una nueva proposición con la intención de que los inmigrantes extranjeros, “cuantos más mejor”, dijeron cuando presentaron su iniciativa, puedan ejercer el derecho a voto y a ser votados en las elecciones municipales del próximo año.

Ante esta iniciativa me he sentido con el derecho y el deber de exponer claramente mi opinión. Sabía que al hacerlo recibiría todo tipo de críticas. Estaba convencido de que aparecerían acusaciones de racismo y de xenofobia. Así lo advertí ya de antemano.

Opiné y opino lo siguiente. Primero: es una frivolidad tratar esta importante cuestión en pleno mes de agosto, y por iniciativa sólo de dos grupos parlamentarios cuando el consenso tácito que se derivaba de la unanimidad del 21 de febrero exigía la participación de todos.

Segundo: no es hoy, en lo relativo a la inmigración, el derecho al voto la principal prioridad. Basta seguir las noticias de estos días para darse cuenta de ello: “Zapatero afronta en Canarias un desembarco masivo de inmigrantes”… “Miles de inmigrantes piden el reagrupamiento familiar. 12.000 solicitudes se han presentado en el primer semestre en la ciudad de Barcelona”… Y así, tantos otros. Ami juicio, el principal problema es la incapacidad de controlar su acceso ilegal y afrontar, por tanto, su integración. Y sinceramente no será el derecho al voto la varita mágica que nos lo resuelva.

Tercero: dije y digo que es necesario abrir este debate, pero responsablemente, y no hablando simplemente de derechos, también de deberes. Insistí e insisto en que deben exigirse unos años de residencia y reclamé y reclamo la necesidad de hablar de deberes. Los inmigrantes deben asumir un compromiso solemne con la comunidad de acogida, de respeto a su sistema de valores, a los que derivan de la Constitución. Y del Estatut, de respeto a los derechos humanos, la igualdad de la mujer y del hombre, a la cultura… También a la lengua. Pero jamás hablé sólo de lengua, y menos hice referencia alguna exclusiva al catalán.

Digo esto porque a algunos maestros de la manipulación les faltó tiempo para presentarlo como una obsesión enfermiza identitaria propia sólo de mentes catalanistas. Pero ¿es que la propuesta del PSOE y de IU-ICV no es para toda España? ¿Es que, por tanto, no me refiero, al hablar de lengua, también a la española? Pero ya dispuestos a hablar de ello, ¿no han sido el PSOE e IU-ICV quienes han aprobado también el nuevo Estatut? ¿Y en él no se reconoce el derecho y el deber de conocer tanto el catalán como el castellano? ¿Es que alguien piensa excluir de ese deber a los concejales y a los alcaldes inmigrantes a los que sin tener todavía la nacionalidad se les desea otorgar el voto y el derecho a ser votados, por tanto, a ser elegidos?

Lo que yo pienso es tan racista o xenófobo como lo que se hace en Québec o se piensa practicar en Alemania y se plantea en Holanda tras comprobar el fracaso de lo que era el paradigma de la integración. Y, por supuesto, ni en Gran Bretaña, ni en Francia, ni tampoco en Alemania, los inmigrantes tienen derecho al voto. Ni en Italia, hoy por hoy.

PD. A aquellos que me han tratado de xenófobo les digo, con todo mi respeto, que no me impresionan sus acusaciones. Algunos han heredado lo peor del comunismo y reparten desde una fachendosa hegemonía moral certificaciones, ahora de progresismo, ahora de racismo. Entretenidos hoy en recuperar la memoria histórica, por supuesto sólo desde la suya, olvidan que no están en condiciones de dar lecciones a nadie. Absolutamente a nadie.

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