EL RETO DE LA INMIGRACIÓN

El silencio de Europa acentúa la soledad de España ante la crisis de los cayucos

La UE empieza a sugerir la acogida de los inmigrantes arribados a Canarias

La Vanguardia, 23-08-2006

España se enfrenta en solitario a las consecuencias de una emergencia migratoria sin igual en la última frontera de Europa con África. La verdadera respuesta de la UE- más allá de las declaraciones grandilocuentes y una misión “de urgencia” que ha tardado tres meses en llegar a Canarias- está todavía por llegar.

BEATRIZ NAVARRO – Servicio especial BRUSELAS

La misión de la Agencia de Fronteras Exteriores – dos barcos y dos aviones- llegó con casi tres meses de retraso a Canarias
.- No llegan a Canarias, llegan a Europa. Yno es la frontera española, sino el último linde común con África. Sin embargo, España se enfrenta casi sin ayuda a una emergencia migratoria sin comparación posible. La Comisión Europea se justifica diciendo que hace lo que puede, que en cualquier caso es insuficiente, visto el tamaño de la avalancha. La falta de competencias en la materia podría verse suplida por la voluntad de los socios europeos o propuestas innovadoras surgidas de la necesidad, pero no es el caso. Queda mucho por hacer hasta que la UE – léase la Comisión o los estados miembros- dé el paso que va de las palabras a los hechos. Las estrategias pactadas en Bruselas tardarán años en dar sus frutos y mientras miles de inmigrantes llegan sin pausa a España y ponen así un pie en la ansiada Europa. Más de 18.000 inmigrantes irregulares han arribado en lo que va de año, una emergencia desconocida en el resto de Europa y a la que las autoridades de la UE no han sabido dar una respuesta contundente.

La prometida misión de la Agencia de Fronteras Exteriores ha llegado con casi tres meses de retraso a Canarias. Hay quien afirma que su anuncio aceleró la llegada de inmigrantes. En total, dos barcos y dos aviones brindados por Portugal, Italia y Finlandia que se suman al dispositivo de control desplegado por las autoridades españolas en la zona y que, a la vista de lo ocurrido en los últimos meses, poco puede hacer para contener la avalancha. Nada parece detener a los cayucos ni a la voluntad de miles de inmigrantes. Al llegar, se encuentran con saturados centros de acogida y, como anteayer pudo verse en Barcelona, acaban deambulando por las calles sin más apoyo ni seguimiento.

En medios comunitarios se empieza a hablar de una nueva idea que mostraría la solidaridad europea: reclamar la ayuda de otros países para hacerse cargo temporalmente de algunos inmigrantes. Hay un precedente, con la diminuta isla de Malta. En plena emergencia migratoria, Alemania y Países Bajos se comprometieron a acoger a decenas de ellos. Se trataba, eso sí, de “refugiados políticos”, según un portavoz comunitario. Sin tener esa etiqueta, España se ofreció este verano a hacerse cargo de más de cuarenta de los náufragos rescatados a cien millas de Malta. Hasta cinco países colaboraron. El comisario Franco Frattini definió la operación como “un ejemplo de solidaridad”. Pero el ejemplo no ha cundido y a España no ha llegado ningún ofrecimiento por parte de otro estado miembro. Ni de la Comisión Europea.

¿Falta de reflejos, de solidaridad, pereza veraniega? La UE lleva pocos años trabajando en el acuciante problema de la inmigración irregular y se escuda en que no puede resolverse de la noche a la mañana. Tras años dando palos de ciego, se ha cambiado el enfoque para trabajar con los países de origen y crear oportunidades que resten atractivo a la aventura de la inmigración. Las islas mediterráneas de Malta y Lampedusa (Italia) son las otras puertas de entrada a Europa de la inmigración africana. La presión que soportan es también fuerte: Malta ha recibido este año 1.445 inmigrantes, Italia más de 13.000 inmigrantes hasta el pasado mes de julio. Canarias, más de 18.000. El caso de Malta suele atraer más la atención de los medios europeos, que hasta este verano no han abierto los ojos al problema, y de los políticos.

El comisario Frattini acudirá en persona la próxima semana a la reunión entre Malta, Italia y Grecia, que se han ofrecido a patrullar sus costas. Ayer la Comisión seguía sin saber si enviaría a alguien a la reunión que la vicepresidenta María Teresa Fernández de la Vega mantendrá la próxima semana con la presidencia finlandesa de la UE para reclamar medidas más eficaces.

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