Acogida de refugiados

«En Gipuzkoa hemos encontrado un gran apoyo; aquí somos muy felices»

Najmah y sus hijos son una de las seis familias que en 2022 llegaron a Euskadi dentro del programa Auzolana de acogida de refugiados sirios

Diario Vasco, Claudia Turiel, 24-06-2024

Najmah Al Enayzan y sus hijos, Hamdi y Mohamad, llevan dos años viviendo en el barrio donostiarra de Altza. Originaria de Siria, esta familia se vio obligada a huir de su país por la guerra civil que padece y refugiarse en la nación vecina, en Líbano, durante seis años. Fue entonces cuando la Agencia de la ONU para los Refugiados (Acnur), contactó con Najmah y sus hijos ofreciéndoles la oportunidad de reubicarse en España, específicamente en Gipuzkoa. Junto a ellos, otras cinco familias llegaron a Euskadi en 2022 con la ilusión de hacer del territorio su nuevo hogar.

Esta posibilidad de comenzar una nueva vida en un país desarollado y democrático no podría haber sido posible sin los voluntarios del programa Auzolana, quienes no solo ayudan a los recién llegados a integrarse, sino que les acompañan en cada paso de este complejo proceso de adaptación hasta convertirse en «una familia».

El programa de patrocinio comunitario Auzolana está impulsado por el Gobierno Vasco en colaboración con Acnur, y forman parte además la Fundación Ellacuría, la Fundación Alboan y la Asociación Loiolatexea. Voluntarios de estas organizaciones con diferentes perfiles ayudan a refugiados sirios a integrarse en el barrio o municipio en el que son ubicados hasta llegar a ser lo suficientemente independientes como para rehacer su vida.

Imagen – «Aunque el programa se termina, la amistad permanece. Eso es lo más bonito»
«Aunque el programa se termina, la amistad permanece. Eso es lo más bonito»
Libe Narvarte

Voluntaria

A día de hoy, Najmah y su familia son felices viviendo en el barrio de Altza, pero esta madre de dos hijos confiesa que la llegada fue «muy complicada», y enumera un listado de dificultades a las que tuvieron que hacer frente cuando pisaron Gipuzkoa por primera vez: «sobre todo el idioma, o bueno, los idiomas», recalca. «Cada vez entiendo más el castellano, pero es muy díficil», admite entre risas acompañada de sus hijos, quienes conocen mejor la lengua y la ayudan a expresar sus ideas. A este obstáculo añade la necesidad de «encontrar colegio para sus hijos», y llevar a cabo «todos los procedimientos legales, burocráticos, las citas médicas…».

A pesar de las dificultades, Najmah asegura que en la capital de Gipuzkoa, y gracias al arropamiento que le ofrece el entorno de Auzolana ha encontrado «una familia» y «un nuevo futuro» para ella y su familia. En todo momento se han visto acompañados y han contado con la ayuda de una amplia red de apoyo de la que forman parte Inés Vicente (auxiliar administrativa de Loiolaetxea), Libe Narvarte y Daniela Barbero, entre otros voluntarios.

El papel de los voluntarios
El papel que ejercen estos colaboradores es muy variado. Navarte participa «mayormente en la cotidianeidad», comienza, ya que «Najmah y yo somos casi vecinas». Asimismo, la altzarra recuerda y narra los primeros encuentros que compartió junto con la familia, y cómo ha evolucionado su relación desde entonces: «Najmah muchas veces preparaba la comida. Al principio no hablaba el idioma, y desde luego yo el de ella tampoco. Entonces empezamos compartiendo tiempo en silencio. Aunque no hablábamos pasábamos tiempo juntas», rememora.

«Y poco a poco hemos conseguido olvidarnos del móvil y sus servicios de traducción al hablar». Desde entonces, Libe ha dejado atrás la etiqueta de voluntaria, y define su relación con Najmah como de una «fuerte amistad». Ahora que la primera etapa del programa, la de acompañamiento, ha terminado, comienza una nueva. Una en la que formalmente la familia siria deja de estar ‘tutelada’ por los voluntarios locales e inicia una vida plenamente independiente.

Imagen – «Durante dos años estasfamilias tienen apoyo para esta nueva etapa de sus vidas»
«Durante dos años estasfamilias tienen apoyo para esta nueva etapa de sus vidas»
Inés Vicente

Asoc. Loiolaetxea

Pero ambas saben que eso no va a ser del todo así. El lazo de amistad que han creado «permanecerá para siempre» y es la propia Libe la que asegura que tanto ella como el resto de voluntarios «van a seguir ahí». «Ahora empieza la parte más bonita, se deja atrás el apoyo más técnico y administrativo, pero los lazos humanos siguen. La amistad y el vínculo permanecen», afirma orgullosa.

Daniela es una de las voluntarias que han asistido a Namjah durante sus dos primeros años en Gipuzkoa. Recalca que la palabra voluntaria «se queda corta». «Soy como una abuela para Hamdi y Mohamad», admite feliz. «Les acompaño a hacer papeles y a las reuniones con profesores en el colegio», explica. Su marido, que también forma parte de esta red de apoyo, «acompaña a los chavales al fútbol». Estas son algunas de las pequeñas tradiciones que «no van a cambiar» por mucho que el programa haya alcanzado oficialmente su fin. «Para nosotros son de la familia, se han convertido en parte de ella», insiste el matrimonio.

Imagen – «Najmah,Hamdi y Mohamad se han convertido en parte de mi familia»
«Najmah,Hamdi y Mohamad se han convertido en parte de mi familia»
Daniela Barbero

Voluntaria

De cara al futuro, y acompañados por esta red de apoyo a la que están «muy agradecidos», Najmah y sus hijos tienen ganas de conocer qué les depara la vida en Gipuzkoa. Ahora, el objetivo de Najmah es «encontrar trabajo». Por su parte, Hamdi y Mohamad están centrados en los estudios, y aprovechan el tiempo libre para «pasar tiempo con amigos» y practicar sus deportes favoritos, como «el fútbol».

«Mis hijos aquí tienen futuro»
El jueves, 20 de junio, se celebró el día internacional de las personas refugiadas. Casi al mismo tiempo finalizó la segunda edición del programa Auzolana, de dos años de duración.

Amouna Almohamed, madre de tres hijos que llegó a Tolosa en 2022, forma parte de otra de las familias protagonistas de este proyecto. Su historia es similar a la de Najmah. Nacida en Siria, tuvo que huir a Líbano por la guerra que sigue sin terminar. Amouna asegura que «se sienten muy contentos», especialmente porque«mis hijos tienen futuro y pueden ir al colegio». Da las gracias «al Gobierno Vasco» y a todas las personas que «forman parte de la iniciativa» Auzolana por hacer que su familia «se sienta como en casa». Xabier Legarreta, director de Migraciones del Gobierno Vasco, aprovechó el acto conmemorativo del quinto aniversario del programa, llevado a cabo ayer en Tabakalera, para recordar que «los refugiados no eligen serlo. Ellos seguramente serían más felices en su país, disfrutando de su familia, de su cultura… Hoy les ha pasado a estas personas, ¿pero quién dice que mañana no puede pasarte a ti?».

Texto en la fuente original
(Puede haber caducado)