EL RETO DE LA INMIGRACIÓN
Por qué Senegal es un problema para España
El país subsahariano, con un paro del 48%, se convierte en el principal punto de origen de la inmigración a Canarias
La Vanguardia, 22-08-2006LUIS IZQUIERDO – Madrid
Rubalcaba y el ministro del Interior senegalés acuerdan que se realicen patrullas conjuntas en el mar
Senegal se ha convertido ya en el principal punto de partida de los más de 200 cayucos que este año han alcanzado las costas de Canarias y también de los que, perdidos en el océano – es imposible saber cuántos-, no las avistarán nunca.
Acuciado por las airadas protestas del Gobierno insular y desbordado por el alud de subsaharianos – más de 18.000 en lo que va de año-, el Ejecutivo inició ayer una nueva ofensiva diplomática para tratar de persuadir a los mandatarios de Senegal de la importancia de su colaboración. El ministro del Interior, Alfredo Pérez Rubalcaba, tomó ayer las riendas de la situación y viajó a Dakar para entrevistarse con su homólogo, Ousmane N´Gom, con quien acordó la realización de patrullas conjuntas para vigilar los 700 kilómetros de costa con que cuenta el país. Con ese objetivo se desplazarán hasta allí en los próximos días un helicóptero y dos patrulleras de la Guardia Civil.
El ministro del Interior senegalés declaró ayer que, además de las medidas de vigilancia, es importante que los países europeos inviertan en programas de desarrollo destinados a ofrecer oportunidades laborales a sus jóvenes – la tasa oficial de paro del país es del 48%-. Porque lo que se oculta detrás de las reticencias de las autoridades senegalesas a tomarse en serio la lucha contra la inmigración clandestina no es otra cosa que el dinero.
Senegal es ya el quinto país africano que recibe más remesas de sus emigrantes, según los datos de varios organismos internacionales. El presidente canario, Adán Martín, señaló a su vuelta de un reciente viaje oficial a Dakar que las remesas suponen el 18% del PIB nacional.
Un trabajo realizado por el investigador del Real Instituto Elcano Íñigo Moré señala que Senegal ya es el país subsahariano con más ciudadanos residentes en España: 28.463 en enero del 2005, según el último cómputo del Instituto Nacional de Estadística. Un número considerable de personas que enviaron a su país de origen unos 58 millones de euros en el 2004. La secretaría de Estado de Inmigración y Extranjería tenía registrados en junio de este año un total de 26.972 ciudadanos senegaleses con permiso de residencia, lo que indica que sólo una pequeña parte de los que viven en España están indocumentados.
Aunque ayer el Gobierno senegalés escenificó un nuevo acercamiento a España y aceptó el envío de patrulleras de la Guardia Civil, lo cierto es que el potencial de vigilancia de Senegal es muy superior al de Mauritania (España ha tenido que prestar varias embarcaciones para que los mauritanos puedan vigilar sus costas). En momentos en que las relaciones parecían más próximas, el ejército senegalés demostró su capacidad para atajar el flujo de cayucos con una amplia operación en la que fueron detenidas 1.500 personas que ya se habían embarcado rumbo a Canarias o estaban a punto de hacerlo. En las muchas acciones policiales que se llevaron a cabo tanto en tierra como en alta mar durante el penúltimo fin de semana del pasado mes de mayo, se consiguió arrestar a 60 traficantes de personas y se intervinieron numerosas embarcaciones, así como más de 200 litros de combustible. Con ocasión de esa operación, el jefe del Estado Mayor conjunto de las fuerzas armadas de Senegal, coronel Ousmane Sall, informó sobre una decena de lugares desde donde parten los cayucos.
Sólo una semana más tarde y tras producirse el primer viaje aéreo de repatriación de 60 senegaleses llegados a Canarias, el país africano dejaba en suspenso el acuerdo alegando malos tratos a sus conciudadanos. Unos días después de que eso sucediese, el ministro de Exteriores, Miguel Ángel Moratinos, viajó a Dakar y mantuvo encuentros al más alto nivel, sin que ello sirviese para reactivar los acuerdos firmados. La semana pasada, con ocasión de la entrada en funcionamiento de las fuerzas europeas de Frontex en el patrullaje del Atlántico, se volvía a poner de manifiesto el desencuentro entre los gobiernos senegalés y español: las patrullas internacionales no estaban autorizadas a internarse en las aguas territoriales de ese país.
Fuentes del Gobierno consultadas por La Vanguardia afirmaron que el único objetivo de la estrategia del Ejecutivo senegalés es obtener más ayudas por parte de España y del conjunto de la Unión Europea, por lo que un incremento de la cooperación es la única vía para desbloquear los obstáculos actuales.
Ayudas que no podrán transformar sustancialmente en el corto plazo la situación de un país con una estructura económica todavía precaria y una creciente masa de mano de obra. Cinco millones de los doce millones de senegaleses aún no han cumplido 16 años y la media de edad nacional es de 19,1. Y eso que la tasa de mortalidad infantil está situada en 54 por cada mil niños nacidos vivos (la española es de 4,3). Las estadísticas cifran la renta per cápita de Senegal en 1.400 euros anuales, cuando embarcarse en un cayuco puede llegar a costar mil.
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