'Green Border': Una Europa fascista sin piedad con los refugiados

Agnieszka Holland pone rostro a la crisis migratoria en un filme excesivo pero efectivo, Premio del Jurado en Venecia

Diario Vasco, Oskar Belategui, 17-06-2024

Días después de que Europa haya votado en masa a la ultraderecha llega oportunamente a nuestros cines este recordatorio de la pesadilla que sufren los refugiados que quieren empezar una nueva vida entre nosotros. Agnieszka Holland (Varsovia, 1948), que vivió la Primavera de Praga y emigró a Francia justo antes de la imposición de la Ley Marcial en 1981, nos sumerge en el infierno de una familia siria que, acompañada de una refugiada afgana, llega en avión a Bielorrusia, en principio una etapa en su camino hasta Suecia, donde les espera un familiar.

Tráiler de ‘Green Border’.
No pueden imaginar que serán peones en un juego geopolítico entre Bielorrusia y Polonia, carne y sangre que los brutales policías de ambos países envían una y otra vez de un lado a otro de la frontera. Holland describe sin ahorrar ningún detalle escabroso su sufrimiento en los bosques –la ‘frontera verde’ del título–, fruto de las políticas de Polonia, que ha prohibido cualquier ayuda médica y humanitaria, y del dictador bielorruso Alexander Lukashenko, aliado de Putin.

Nominada a tres Oscar, curtida en la dirección de series míticas como ‘The Wire’ y ‘House of Cards’, la directora polaca sabe cómo ponernos el corazón en un puño con las desdichas de esta familia con niños, sin agua y aferrada a un móvil. Rodada en blanco y negro, ‘Green Border’ no tiene piedad en sus dos horas y media y reparte su protagonismo entre los migrantes, un policía de fronteras polaco con su mujer a punto de dar a luz, que empieza a plantearse si actúa correctamente, y la de una activista que auxilia a los refugiados, tal como hacen muchos polacos que actúan por pura humanidad.

Una imagen de ‘Green Border’.
Una imagen de ‘Green Border’.
Premio del Jurado en Venecia, ‘Green Border’ resulta maniquea, reiterativa y excesiva, pero cumple su propósito: concienciar a toda costa sobre una catástrofe humanitaria que la guerra en Ucrania ha agravado y los propios europeos consienten y alientan. Agnieszka Holland: «La inoculación del Holocausto ha dejado de funcionar. El huevo de la serpiente ha madurado».

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