La Eurocopa del fútbol global frente a los euroescépticos: Bosman, Le Pen y la nueva Alemania
El torneo del continente se disputa tras el impacto de la crecida radical en las últimas elecciones europeas
El Mundo, , 14-06-2024Empieza la fiesta en una Europa donde son cada vez más los que quieren que se acabe, y no sólo el ‘outsider’ español Alvise Pérez, surgido de la sentina de las redes sociales. Crecen los euroescépticos con discursos que desentierran la peor de las pasiones del continente: el nacionalismo. Nada ha costado tanta sangre. Entre esas pasiones ancestrales se encuentra también el fútbol, que levanta estandartes no siempre en la dirección adecuada, pero cuya reconstrucción a lo largo del tiempo es, hoy, lo más parecido al amenazado sueño europeísta, con libre circulación de jugadores desde la ‘sentencia Bosman’, hace casi 30 años, gracias a sus tribunales. Europa tiene un Real Madrid campeón de la Champions con más acento francés que español sin que ello ofenda a sus aficionados, y selecciones que integran a hijos y nietos de migrantes, como el francés Kylian Mbappé los españoles Lamine Yamal y Nico Williams, dispuestas a conquistar la Eurocopa. El fútbol, tantas veces señalado por las viejas lacras, tiene, pues, una misión, y no es únicamente la de ganar. Es la de mostrar cómo el balón transita mejor si encuentra puentes. Como las ideas. Como Europa.
Cuando Francia levantó su primer Mundial, en 1998, Jean Marie le Pen, fundador del Frente Nacional, se avergonzó del equipo que lideraba Zinedine Zidane por la mayoritaria presencia de jugadores de origen magrebí y subsahariano. Para este ex miembro de la Legión Extranjera no era digno de la ‘grandeur’. Por entonces, se trataba también de un emergente ‘outsider’ de la política francesa, volcada con el proyecto europeo que había liderado Jacques Delors y en pleno desarrollo del Tratado de Ámsterdam, que ampliaba los ámbitos de competencia de la Unión Europea (UE). El perfil multirracial de ‘Le Bleu’ no ha cambiado, capitaneada la selección por Mbappé, de padre camerunés y madre argelina, fiel a la ‘France noir, blanc et beur’. En cambio, el legado de Le Pen, aunque con matices y el nuevo nombre de Agrupación Nacional, ha llevado a su hija Marine a un triunfo histórico en las elecciones europeas del pasado domingo, en la figura de su apadrinado Jordan Bardella. Francia no es la Hungría de Viktor Orban ni la cambiante Polonia. Es el corazón del europeísmo, junto a Alemania, sede de la Eurocopa y donde los radicales y euroescépticos de Alternativa para Alemania (AfD) se han hecho con el segundo puesto.
EL HINCHA MACRON, CERCADO
Emmanuel Macron, un hincha de la selección, como demostró en los palcos mundialistas de Moscú y Doha, acudió a despedir al equipo de Didier Deschamps en Clairefontaine, ‘Chez le Bleu’. Al contrario que su padre, Marine también se comportó del mismo modo en sus redes sociales cuando Francia ganó su segundo Mundial, en 2018. Es mejor estar del lado del fútbol, el problema es el mensaje que se incorpora. El de los nacionalistas y euroescépticos es peligroso, especialmente en un torneo de selecciones como el que se inicia, mañana, en Múnich, y con un ‘revival’ de grupos de hinchas violentos en el corazón del continente. Son los ultras 2.0.
La UEFA está formada por 55 federaciones nacionales, mientras que la UE la componen 27 países. La Europa futbolística es más grande que la política y ello obliga a equilibrios diplomáticos diferentes. No obstante, la coordinación es cada vez mayor, especialmente en lo que respecta a las grandes tensiones o conflictos internacionales, como sucede en la actualidad con las guerras en Ucrania y Gaza. El organismo de Aleksander Ceferin apartó a Rusia de las fases de clasificación, en paralelo a las decisiones de los países occidentales, pero mantiene en su seno a Israel, igual que Eurovisión, del mismo modo que las grandes potencias del continente no han retirado a sus embajadores en Tel Aviv.
UCRANIA, CAUSA Y PRIVILEGIO
Ucrania toma parte en el torneo, después de una heroica clasificación y de que sus jugadores hayan sido liberados de las férreas normas de reclutamiento en el país, al considerar que competir es su forma de luchar. Un criterio tan entendible por la propaganda que busca Volodimir Zelenski para la causa ucraniana, como polémico por tratarse de un privilegio. El portero Lunin ha dejado claro que los importantes son los que están en el frente.
Ucrania gozará de simpatías en Alemania, pero su competitividad está lejos de llevarla al grupo de las selecciones con aspiraciones, pese a estar en uno de los grupos más asequibles, junto a Bélgica, Eslovaquia y Rumanía. Su título es su presencia.
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