LaLiga logra la primera sentencia por racismo: ocho meses de prisión para los tres condenados por el 'caso Vinicius'

Se les condena por un delito contra la integridad moral y también se les impone la prohibición de acceder durante dos años a un recinto deportivo

Diario Vasco, Isaac Asenjo Madrid, 11-06-2024

En los 945 días que van desde el 24 de octubre de 2021 al 26 de mayo de este año, fecha en la que concluyó el campeonato de liga en España, Vinicius Junior fue víctima de hasta 18 ataques racistas denunciados en distintas fiscalías especializadas en delitos de odio, juzgados de instrucción y la comisión antiviolencia. Solo una ha terminado en condena, y además servirá de precedente. La titular del Juzgado de Instrucción número 10 de Valencia ha impuesto penas tipificadas como un delito contra la integridad moral (artículo 173.1 del Código Penal) a los tres espectadores que fueron identificados en las gradas del estadio de Mestalla (Valencia) insultado de forma racista al delantero brasileño del Real Madrid el 21 de mayo de 2023.

En concreto, impone a los tres culpables una pena de ocho de meses de prisión, imposibilidad de acceder a un estadio de fútbol en España durante dos años y las costas del procedimiento. Se les condena por un delito contra la integridad moral y también se les impone la prohibición de acceder durante dos años a un recinto deportivo. Una sentencia histórica para el balompié español, que tiene al delantero del equipo de Chamartín como bandera de la lucha contra el racismo en el mundo del fútbol.

La colaboración del Valencia tanto con LaLiga como con la Policía Nacional fue notable. El club proporcionó imágenes de 18 cámaras diferentes de la producción televisiva, además de las de vigilancia y control de la grada del Gol Sur, en la que se produjeron los hechos. En el minuto 72 de aquel encuentro, con 1-0 en el marcado para el equipo local, el conjunto blanco se disponía a sacar un córner cuando Vinicius comenzó a señalar a un aficionado del fondo de Mestalla, en la grada situada detrás de la portería de Mamardashvili. Se fue al lado de la portería a seguir señalando a esa persona, acompañado de Rüdiger, Lucas Vázquez y Militão. «¡Ese, ese!», señalaba. «¡Has sido tú!». También acudieron algunos jugadores del Valencia a tratar de llevárselo de allí.

«Eso no se hace, eh, eso no, racista de mierda», dijo Lucas hacia la grada. Vinicius, que explicó a sus compañeros que «me está llamando mono, mono, está haciendo ‘así’ con los brazos y llamándome mono» acudió a De Burgos Bengoetxea a resumirle la situación y la Policía terminó entrando en la grada para expulsar al aficionado. Además, por la megafonía se advirtió de «la posibilidad de suspender el partido por los comportamientos racistas de ciertos espectadores».

Recordados son los lamentables episodios que el atacante fluminense sufrió también en el Sánchez Pizjuán y Benito Villamarín (Sevilla), El Sadar (Pamplona), Valladolid (José Zorrilla), Son Moix (Mallorca), Barcelona (Camp Nou) o los gritos que le dedicó la afición del Atlético de Madrid en la previa del partido de Liga de Campeones frente al Inter en los aledaños del Metropolitano. «Vinicius, chimpancé», fueron las palabras de los radicales rojiblancos, protagonistas también de colgar un muñeco que representaba al brasileño colgado de un puente.

«Es muy triste lo que está pasando. Lucho porque en el futuro próximo no le pase a nadie. Me frustra la falta de castigo a los culpables. Es importante que se castigue a esta gente porque así tendrán miedo antes de volver a cometer estos actos. Sólo los negros sabemos lo que pasamos. El fútbol es importante, pero lo es más pelear contra el racismo». Y finalizó con un mensaje claro: «El fútbol es importante, pero lo es más pelear contra el racismo», dijo emocionado el brasileño al hablar de su lucha contra los insultos que recibe en algunos campos el pasado mes de marzo.

Cabe recordar que a diferencia de Inglaterra, donde la Premier League y la Asociación Inglesa de Fútbol (FA) pueden castigar a los clubes o ultras por incidentes de abuso racista, LaLiga española no tiene la potestad de sancionar, solo de denunciar. Desde la temporada 2018/2019, además de denunciar ante la Comisión Antiviolencia, la patronal eleva los casos a la Fiscalía de Delitos de Odio. A la hora de imponer sanciones, la responsabilidad es de la Delegación del Gobierno, la Secretaría de Estado de Seguridad, el Ministerio del Interior y el Consejo de Ministros (según la Ley 19/2007) y, por otro lado, de la Real Federación Española de Fútbol (RFEF) y su Comité de Competición (según los artículos 34 y sig. de la Ley 19/2007).

Más allá del ámbito estrictamente judicial, la Asociación de Futbolistas Españoles y el Movimiento contra la Intolerancia, organizaciones que han denunciado varios ataques racistas en el mundo del fútbol ante la Fiscalía General del Estado, consideran que «instituciones como la LaLiga, la Federación Española de Fútbol y el mismo Gobierno disponen de los mecanismos disciplinarios necesarios para actuar con la suficiente contundencia ante este tipo de actos».

«Es una cuestión de voluntad y valentía de querer aplicar las leyes, las del ámbito administrativo y el Código Penal», subraya el abogado Óscar Vicario, quien recuerda que el año pasado el racismo en el fútbol fue a juicio por primera vez después de que el juzgado número 2 de Cornellà de Llobregat comunicara la apertura de juicio oral contra el aficionado acusado de proferir gritos racistas contra Iñaki Williams, el delantero del Athletic Club de Bilbao, durante un partido contra el Espanyol en el RCDE Stadium el 25 de enero de 2020.

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