“Puta negra”: el principio del fin de Borja Villacís
El naufragio del hermano de la exvicealcaldesa de Madrid se aceleró hace 20 años en el metro
La Vanguardia, , 10-06-2024Un hilo invisible une dos mediodías en la vida de Borja Villacís, que nació con todo a favor y murió tiroteado el martes, sobre las 12.30 horas, en el kilómetro 6 de la M-612, la carretera de Fuencarral a El Pardo, en Madrid. Hijo de una familia sin problemas (su padre es economista y funcionario de Hacienda y su madre, psicóloga y promotora inmobiliaria), Borja siguió un camino muy distinto al de sus dos hermanos.
Nacho no perdió el tiempo en clase y se gana bien la vida en el sector inmobiliario. La más mediática de los Villacís, Begoña, ahora retirada de la política y que fue vicealcaldesa de Madrid y dirigente de Ciudadanos, también fue una excelente estudiante de Derecho y se pagó un máster en Asesoría Fiscal y Tributaria sin tener que abrir el paraguas de su familia, trabajando como camarera y dependienta, entre otros empleos.
MADRID, 04/06/2024.- Momento del levantamiento del cadáver tras el asesinato a tiros este martes, en la carretera junto a un restaurante del distrito madrileño de Fuencarral-El Pardo, de Borja Villacís, hermano de la exvicealcaldesa de la capital y exdirigente de Ciudadanos, Begoña Villacís, según han informado a EFE fuentes próximas a la investigación. EFE/ Rodrigo Jimenez
Una sábana cubre el cuerpo sin vida de Borja VillacísRodrigo Jimenez / EFE
¿Cómo acabó asesinado el tercer hermano y con el rostro desfigurado por munición de gran calibre? Para explicarlo hay que hablar de una agresión racista (“Puta negra”) y retroceder hasta otro mediodía, el del 1 de enero del 2004. Borja, que nació el 11 de mayo de 1983, tenía entonces 20 años y muy pocas luces. Una vieja pintada dice que los skins tienen menos cerebro que pelo, lo que da pie para recordar a un abogado de la familia.
Este letrado, que defendió a Borja Villacís en uno de sus primeros tropiezos con la ley, alegó sin éxito ante la Audiencia de Madrid el “escaso nivel intelectual” de su cliente. El tribunal descartó tal pretensión, que se fundamentaba en su juventud, como si un veinteañero no distinguiera entre el bien y el mal. Con la perspectiva del tiempo, la sentencia 00333/2012 marca el principio del fin de alguien que malgastó sus oportunidades.
Los jueces consideraron “absurdo” que el acusado esgrimiera poco discernimiento, “máxime teniendo en cuenta su apariencia de persona de familia económicamente adinerada, con lo que ello supone de facilidades en la vida”. Aquel mediodía del 2004, Borja Villacís y una decena de amigos la liaron en el metro. Tenían aspecto de cabezas rapadas (aspecto, pero no vestimenta: él llevaba un traje, al parecer de su padre).
Aunque parecía el cabecilla del grupo, Borja era uno de los más jóvenes (otros dos condenados tenían 33 y 37 años). En el 2004, según la Policía, ya había sido detenido “por lesiones a varias personas, actuando en grupos de skinheads”, vinculados “a la extrema derecha y sectores ultras del fútbol”. Así comenzó su idilio neonazi y supremacista blanco. Eso explica lo que pasó aquel mediodía en el metro.
Un grúa recoge el vehículo del suceso, en el kilómetro 6 de la M-612, en la carretera de Fuencarral-El Pardo, a 4 de junio de 2024, en Madrid (España). El hombre que ha muerto hoy al mediodía en el distrito de Fuencarral es Borja Villacís, hermano de la exvicealcaldesa de Madrid. El varón de 41 años ha sido abatido por una persona desde un vehículo con una pistola del calibre 7,62, que le ha provocado varios tiros en la cabeza y en el tórax. Además, hay otra persona herida que se encontraba con el fallecido a las puertas del restaurante donde ha tenido lugar el suceso. El Grupo V de Homicidios y la policía científica se encuentran investigando los hechos.
Una grúa se lleva uno de los coches implicados en el suceso A. Martínez / EP)
Una joven se cruzó en su camino. ¿Su delito? Su piel. La vieron en el vagón y comenzaron a escupirle, zarandearla e insultarla. “Puta negra, vete a tu país. Te vas a enterar”. Dos pasajeros que salieron en su defensa fueron agredidos. Nuestro personaje solo fue condenado por estos hechos a seis meses de prisión (que no cumplió) por dos delitos de lesiones, con los atenuantes de reparación del daño y dilaciones indebidas.
Es cierto que depositó en el juzgado más de 6.000 euros para atender sus responsabilidades civiles, aunque hay que tener en cuenta que lo hizo apenas unos días antes de la vista oral, lo que supone un retraso considerable debido a esas mismas dilaciones judiciales de las que se benefició. Los largos años de espera del juicio y la sentencia condenatoria podrían haber motivado en cualquier otro un cambio de rumbo. ¿Fue su caso?
“Puta negra”: el principio del fin de Borja Villacís VIDEO
Así cayó el presunto asesino de Borja Villacís LV
Esa mañana en el metro comenzó una caída que no se detuvo hasta el pasado martes, a raíz de un tiroteo en la M-612. Las distintas estaciones en este viaje sin retorno fueron los Ultras Sur y facciones escindidas y aún más violentas, como los Outlaw y las drogas. Pero no todo eran nubarrones en el horizonte del hermano de Nacho y Begoña Villacís, que ya no tenía antecedentes (los de la agresión del metro están cancelados).
Aunque la Audiencia Nacional lo investigaba desde el 2021 como un eslabón menor de una cadena de blanqueo de capitales y narcotráfico a gran escala, esperaba salir bien librado por presuntas irregularidades en la obtención de las pruebas incriminatorias. Ya no irá nunca a juicio. Lo evitó la trampa mortal del martes, por la que ya han sido detenidas tres personas (dos de ellas, madre e hijo, han ingresado en prisión).
La Policía trata de averiguar si fue un ajuste de cuentas o una venganza, si fue el objetivo de los detenidos o una víctima colateral. Su apellido ha dado aún más notoriedad al suceso. Pocos han reparado en un dato: la agresión del metro se produjo entre las estaciones de Alonso Martínez y Santiago Bernabéu, pero en realidad Borja Villacís no se bajó del vagón y siguió viajando veinte años más por raíles invisibles hacia su némesis, su destino final e inexorable en el kilómetro 6 de la M-612.
La lentitud judicial
Ocho años para celebrar un juicio
Juan Antonio Roqueta (1938-2012), un abogado legendario de Barcelona, recordaba que en las clases de Derecho le enseñaron que “el delito debe seguir al juicio como la sombra al delincuente”. Las dilaciones indebidas son uno de los grandes males de la justicia española. Otra máxima sostiene que la justicia, si no es rápida, no es justicia. Aunque se ha avanzado mucho en este terreno, aún se producen retrasos sonrojantes.
Pocos procedimientos abreviados, sin embargo, han seguido un camino más tortuoso que las diligencias previas 37/2004 del Juzgado de Instrucción 48 de Madrid. Los hechos tardaron en llegar a juicio más de ocho años y se juzgaron de forma incompleta. La sentencia considera probado que un grupo de personas, entre las que se encontraba Borja Villacís, “insultaron y vejaron a una chica de raza negra” en la línea 10 del metro.
Este delito de odio no se investigó a fondo y la Policía no buscó o no supo encontrar a la joven, que no presentó denuncia. Quienes sí la presentaron fueron dos viajeros que salieron en su defensa y que resultaron a su vez agredidos. Además de radiografiar uno de los peores vicios de la justicia, la lentitud, la exhumación de esta causa refleja el proceder de Borja Villacís en su juventud.
El acusado sostuvo que no solo no fue uno de los agresores, sino que los denunciantes le agredieron a él. La Audiencia de Madrid reconoció que resultó herido, sí, pero durante una trifulca en la que las verdaderas víctimas actuaron “en legítima defensa”. El tribunal restó toda verosimilitud a su testimonio y concedió toda la credibilidad a los dos agredidos, los primeros pasajeros del vagón que dijeron no a un ataque racista.
(Puede haber caducado)