Barcelona – Los partidos catalanes no se dan tregua, ni siquiera en el mes
de agosto. Y es que no hay tiempo. Las elecciones están a la vuelta de la
esquina y la precampaña se prevé larga y ardua. Por lo pronto, la cuestión
sobre el voto inmigrante y sus efectos en el carácter identitario – lengua
y cultura – catalanes ya se han colado de lleno en la contienda de la mano
de CiU. Sin ir más lejos, la mesa redonda de políticos que tuvo lugar ayer
en la Universitat Catalana d’Estiu en Prada – bajo el título: «El ecuador
de la política catalana: entre el 18 de junio y el 1 de noviembre» – estuvo
marcada por la polémica del voto inmigrante.
   El conseller de
Economía, Antoni Castells, reclamó que no se haga electoralismo sobre un
«tema tan serio» como la inmigración, y pidió al resto de formaciones que
eviten un enfrentamiento con ataques entre los partidos para que se pueda
abrir el debate, entre otras cosas, porque no afecta a las elecciones
autonómicas.
   No hay medios para la integración. Claramente
aludido, el portavoz de CiU, Felip Puig calificó de «frívolo» el modo en
el que se ha planteado el debate del voto a los inmigrantes, y señaló que
Cataluña no cuenta con los medios y con las competencias necesarias para
poder controlar los flujos migratorios, lo que le impide desarrollar
políticas de integración que además permitan el mantenimiento de la
identidad catalana.
   Más o menos en la misma línea, se expresó el
secretario general de ERC, Joan Puigcercós, que admitió que precisamente
la inmigración será uno de los retos de Cataluña en las próximas
legislaturas, y añadió que frenar el traspaso de la industria a otros
países y la defensa de la identidad como país para preservarla de la
globalización, serán los otros grandes objetivos políticos de la
Generalitat, si los republicanos forman parte del Gobierno.
   Aunque
su correligionario, el diputado de Esquerra en el Congreso, Joan Puig fue
más contundente al respecto al considerar que los inmigrantes deben tener
conocimiento de la historia y de los idiomas para poder votar en las
elecciones, según declaró en Servimedia. Para Puig es lógico que para
poder votar deben tener conocimiento de la realidad y conocer, si esta lo
requiere, la historia y la lengua propia del lugar.
   Quien no parece
dispuesto a suavizar el debate es ICV. El portavoz, Joan Boada volvió ayer
a calificar de xenófobos los argumentos ofrecidos por los nacionalistas
para oponerse al derecho a voto inmigrante.
   Uno de los protagonistas
de las controvertidas declaraciones, Josep Antoni Duran Lleida salió ayer
otra vez al cruce de la polémica. El líder de Unió consideró «injusto» y
«demagógico» que su rechazo a considerar prioritario que los inmigrantes
extracomunitarios voten en las elecciones se enfoque como si los
convergentes fueran «gente a la que sólo les interesa la lengua y la
cultura catalanas». Y se dirigió al conseller ecosocialista, Joan Saura,
para asegurarle que él se siente «demócrata, ni racista ni xenófobo».
   Duran explicó que para empezar «nunca he hablado del catalán, he hablado de
la lengua». En este sentido, el socialcristiano insistió en que es
necesario «hablar de derechos, no sólo de deberes», y reiteró que no se
trata de un punto de vista «sólo catalanista», sino que se trata de dar
respuesta a una iniciativa para España como representante en las Cortes
españolas. El dirigente de CiU sostuvo también que en Alemania «están
estableciendo justo lo que yo digo en estos momentos», una especie de
examen para obtener la carta de ciudadanía, «que no es la nacionalidad».
   >El portavoz de CiU, Felip Puig aseguró que Cataluña no cuenta con los
medios y con las competencias necesarias para poder controlar los flujos
migratorios, lo que le impide desarrollar políticas de integración que
además permitan el mantenimiento de la identidad catalana.
   >ERC
se suma a CiU y cree que los inmigrantes deben conocer la historia y el
catalán para poder votar en las municipales.
   >ICV se muestra a
favor de conceder el voto a los inmigrantes y cree que la actitud de CiU
es xenófoba.
   >El PSC recalca que la cuestión no afecta a las
elecciones autonómicas y pide no fomentar peleas partidistas con el tema
de la inmigración.