«Por favor, busco a alguien que me ayude a sacar mis papeles. Estoy sin
padre ni madre, estoy perdido en este país. Por favor, quiero que alguien
me ayude». Ésta es una de tantas peticiones desgarradas de «auxilio» de
los inmigrantes indocumentados que viven en España y que circulan por la
red.
   En nuestro país se calcula que, pese a la regularización de
inmigrantes que se llevó a cabo el año pasado, viven en situación ilegal
más de 800.000, según se desprende de las últimas cifras de empadronados
que maneja el Instituto Nacional de Estadística. El número es casi
idéntico al que existía antes del proceso. De ahí que ONG, asociaciones y
partidos políticos critiquen que haya provocado un «efecto llamada» de
extranjeros que han venido a España con la intención de probar fortuna.
Sindicatos policiales como el SUP alertaron recientemente de la llegada
masiva de foráneos no sólo por patera, sino por fronteras terrestres, como
los Pirineos, o a través de los aeropuertos.
   El problema que se
genera para los indocumentados es la dificultad para encontrar un empleo.
Los empresarios no se arriesgan a dar trabajo sin contrato a un
extranjero, ya que la multa con la que podrían ser sancionados pueden
alcanzar los 60.000 euros. A esta circunstancia se añade que la
Administración «premia» con la concesión de papeles a todo aquel que
denuncie a su empresario y sea capaz de demostrar que está trabajando sin
tener los documentos en regla y sin un contrato de trabajo.