Luce tablas de experto. Educación y corrección a la enésima potencia. Tras una década en la élite del fútbol de Holanda y Alemania, maneja con soltura los tiempos de una entrevista. Disciplinado en sus respuestas, deja deslizar sin acritud el mensaje que le interesa. Ha llegado a un gran equipo pero quiere ser protagonista del final de temporada.

– En medio del debate público sobre el cansancio, ¿cómo se encuentra físicamente?

– Personalmente me encuentro bien, en un buen momento de forma. Pero también creo que el equipo está bien y está fuerte. Lo que pasa es que cuando no se sacan los resultados esperados la gente puede interpretar que el equipo está cansado. No creo que ese sea el problema.

– Llegó en enero a la Real y no jugó demasiado en el último trimestre del año. ¿Eso le puede beneficiar ahora al llegar algo más fresco al final de curso?

– La verdad es que me encuentro bien y además anímicamente estoy muy contento porque la gente me ha ayudado mucho a adaptarme y ahora es cuando más preparado me siento para poder aportar todo mi potencial.

– Velocidad, desborde, chispa… Son cualidades que necesita ahora más que nunca la Real.

– Para mí no es una cuestión del momento que atraviese el equipo o lo que requiera en un momento u otro. Tengo mi tipo de juego. No voy a ser mejor porque el equipo esté cansado o haga falta meter una marcha más. Yo juego así siempre. Mis recursos son utilizar mi velocidad y tratar de desbordar en el uno contra uno, tirar los desmarques y tratar de asistir a los compañeros para marcar gol. Es mi estilo de juego y lo único que puedo decir es que estoy preparado para llevarlo a cabo al máximo.

– ¿Ha sido la rapidez siempre su sello de identidad en el fútbol?

– Sí, siempre. Me acuerdo de que en categorías inferiores un entrenador me obligaba a aprender a defender en los entrenamientos o partidos y en los últimos diez minutos me decía que me daba permiso para subir arriba para que me quedara a gusto. Me iba en velocidad, hacia jugadas, marcaba goles…

– Habla de categorías inferiores. ¿Desde cuándo juega al fútbol?

– Siempre fui un crío con mucha energía. Andaba todo el día jugando, ya fuera con el balón, escapándome con la bici, practicando todo tipo de juegos. En el colegio un profesor advirtió a mi familia: «Sheraldo tiene mucha energía y necesita hacer deporte». Con ocho años mi hermana me apuntó a un ‘talent day’ del Ajax y estuve yendo todos los miércoles durante diez semanas. Me cogieron y fue mi primer club en serio.

– Llega a un club, la Real, que como el Ajax trata de mimar a su cantera. ¿Le atrae ese aspecto?

– Todavía no conozco demasiado bien la Real, pero el Ajax es el Ajax. Tiene una gran estructura para formar su cantera. Cuando yo entré, tenía un equipo en cada categoría desde los 9 años hasta Primera División. Ahora creo que incluso empiezan antes porque hay chavales de 7 años que vienen buenísimos. En mi época no había tanto talento tan precoz. Me parece una manera genial para formar a los jóvenes. Es como la escuela. Cuanto más tiempo estás formándote, más aprendes. Saben esperar al momento en el que los futbolistas están preparados para competir en la élite.

Juventud
«Un profesor llegó a decir a mi familia que Sheraldo tenía demasiada energía y tenía que hacer mucho deporte»
– Gracias a esa velocidad de la que hablábamos, hubo realzales que le conocieron antes en el videojuego de FIFA que en su versión real.

– Sí, me pusieron una puntuación de 95, la misma que Vinicius, era tercer jugador más rápido. Lo sé porque me lo comentaron algunos amigos y mis hijos. Me gusta verlo, pero lo encuentro difícil, no juego. Mis hijos juegan más, a todo tipo de videojuegos, pero sobre todo al FIFA. Les gusta lo que ven en casa.

– Volvamos a la realidad. Se sentó en el banquillo contra el Real Madrid tras ser titular ante Almería y Getafe. ¿Se ve en el once de nuevo mañana contra la UD Las Palmas?

– Al final, la decisión es del técnico. Solo puedo asegurar que lo voy a dar todo por el equipo si salgo. Si no juego, ayudar desde donde esté. Creo que se van a ver partidos bonitos en este último mes y estoy preparado para ser protagonista en ellos.

– Suena a reivindicación…

– Soy un jugador nuevo y quiero demostrarlo. Los primeros días aquí no fueron fáciles. Todo es diferente, a nivel deportivo y también personal, con tu familia afrontando un cambio brusco. La búsqueda de un nuevo alojamiento, diferentes entrenamientos, otro idioma… Los compañeros no te entienden como desearías… He jugado unos cuantos partidos ya y quiero demostrar lo que soy capaz de hacer. Tengo que respetar las decisiones que tome el entrenador, pero lo único que puede decir es que me siento preparado para hacerlo bien en este tramo final de temporada.

– Barrenetxea, por la izquierda, y Kubo por la derecha, se lo ponen difícil en la demarcación de extremo.

– Sí, porque son buenos jugadores, de mucha calidad, y conocen el equipo desde hace mucho. La competencia es buena. Barrenetxea me ayuda en los entrenamientos, me hace tener que enfrentarme a un alto nivel y tener que sacar lo mejor y luego es el míster quien toma las decisiones. No puedes estar enfadado con un compañero. Somos un equipo. Asumimos que es una competencia sana. Además estoy muy agradecido a todos porque me ayudan al explicar ejercicios o al traducir conceptos.

– ¿Cree que está convenciendo a Imanol?

– Las últimas semanas parece que sí. Es lo que quiero. Ayudar al equipo. Me siento mejor y mejor con el paso del tiempo y si me dan más oportunidades voy a demostrar lo que valgo, pero hay una dura competición interna.

Reivindicación
«Tras el periodo de adaptación, me siento cada vez mejor según pasa el tiempo y lo quiero demostrar»
– ¿Quiere decir que no hemos visto aún su mejor versión?

– Creo que cualquier jugador necesita jugar y tener continuidad para dar su mejor nivel y mostrar sus habilidades. Es lo que quiero hacer. Es lo que amamos de este deporte: jugar, divertirnos.

– Seis partidos en el once inicial y siete saliendo desde el banquillo. ¿Son las cifras de participación que esperaba cuando aterrizó en Donostia?

– Vine en invierno, en un momento en el que el equipo jugaba en Champions, lo hacía de maravilla y era primero de grupo. También avanzaba en Copa. Sabía que era un gran equipo. Poco a poco, he ido encontrando mi manera de aportar. En el fútbol va todo muy rápido y en ese proceso estoy de ser cada vez más importante.

– Ya lo fue nada más llegar, con el gol de la victoria en la eliminatoria copera de Vigo.

– Fue impresionante. Aquello llegó después de unos días muy ajetreados. No esperaba jugar, tuve la oportunidad y pude aprovecharla con la mejor respuesta, que fue el gol. Aquello me animó y me dio confianza, pero las cosas no siempre salen como uno quiere y al poco tiempo tuve un contratiempo.

– Se refiere a la lesión sufrida en Girona diez días mas tarde.

– Creo que me paró la progresión. Me estaba sintiendo bien, adaptándome lo mejor que podía y deseando jugar más y mejor. La lesión fue un freno. Primero tienes que parar unos días y luego andar con cuidado para no recaer. Te vienen los temores. Afortunadamente pasó y volví bien.

– Ha hablado de adaptación. ¿Tan diferente es el fútbol alemán del que practica aquí?

– Sí, en cada sitio tienen su manera de trabajar pero es verdad que al final todo es fútbol. En Alemania era todo más táctico. Muchos vídeos y análisis del rival, hablar mucho sobre ello. Allí el entrenador está muy obsesionado en transmitir lo que hace el oponente: cómo juegan, cómo presionan, cuáles son sus puntos fuertes y débiles… Aquí más centrados en construir con el balón. Por lo demás, son distintos tipos de ejercicios, pero es fútbol. Once contra once. No hay problema.

– ¿Es tan duro Imanol como nos lo pintan?

– Es duro pero está bien. Me gusta. El trabajo es bastante intenso al inicio de la semana pero luego se va aflojando el ritmo cuanto más se acerca el partido. Está bien porque hay ejercicios donde puedo encontrar mis mejores sensaciones. Puedo encarar, puedo lanzar a gol… Hay partidos reducidos, también en campo abierto… hay de todo. Me gusta. Es duro, pero en definitiva, ¿cuánto entrenamos el día que más? ¿Dos horas?

– ¿Qué tal lleva lo del idioma?

– Mejor, ya le entiendo bastante al entrenador. Al principio no me aclaraba con lo que me pedía en algunas acciones, pero he ido aprendiendo y como muchas veces hacemos los mismos ejercicios, he aprendido y me ha venido bien para perfeccionar. Los compañeros me han ayudado mucho.

Versatilidad
«En Alemania jugaba como segundo delantero y aquí ejerzo de extremo, pero para mí la posición no es ningún problema»
– ¿Qué jugador ejerce más de traductor?

– Depende de quién esté en mi grupo o círculo en un determinado ejercicio. Oyarzabal me ha ayudado mucho. También Merino. Brais, Barrenetxea, Elustondo, Álvaro, Igor… Todos están al lado y me arropan.

– ¿Cómo se ve para asumir un rol de goleador como delantero? ¿Se ve más como extremo?

– Es una buena pregunta, porque en Alemania jugaba como segundo delantero y aquí actúo desde el extremo. Pero para mí realmente no es un problema la posición. El objetivo es el mismo: buscar el gol. Bien sea desbordando y dando la asistencia, o bien rematando un pase de un compañero. Me encuentro cómodo en las dos posiciones y me adapto tanto a un sistema con dos puntas como a otro con un ‘9’.

– ¿Cuál ha sido su mejor momento en la Real?

– El primer tanto en el Reale Arena, contra el Almería. Tenía ganas de marcar ante la afición.

– ¿Y el peor?

– Cuando me lesioné. Quería entrenar más, quería mejorar, quería disfrutar y no podía.

– ¿Le ha sorprendido algo de su nuevo equipo?

– Ya sabía que venía a un buen equipo pero no es lo mismo verlo en la tele que estar dentro en el día a día. En los entrenamientos, en directo, es cuando te das cuenta de la calidad de los jugadores. No ha sido una sorpresa pero sí que he confirmado el talento que hay en este grupo.

– ¿Qué balance hace de sus cuatro meses aquí?

– Me he sentido como en casa, los compañeros me han ayudado a estar en forma y a adaptarme. Por eso, ahora en este último mes de competición quiero devolver todo ese trato favorable ofreciendo un alto nivel.

«Recomiendo a todos unas vacaciones en Surinam»
Sheraldo Becker nació en Ámsterdam pero sus padres emigraron a Países Bajos desde Surinam, país con el que mantiene un lazo afectivo y con cuya selección compite a nivel internacional.

– ¿Suele viajar a menudo al país del que procede su familia?

– Ahora no tanto, pero cuando era más joven iba todos los meses de diciembre a visitar a amigos y familiares. Aprovechando las ventanas de competición internacional, también hago alguna escapada. Me gusta ir allí y desconectar aunque sea poco tiempo.

– ¿Cómo es Surinam?

– A mí me parece un lugar muy bonito y, sobre todo, un sitio donde se lleva una vida muy diferente a la que conocemos en Europa. Siempre hay 25 grados, se puede estar de relax, hay buena comida, gente adorable… Yo recomiendo a todos los lectores unas vacaciones allí.

– ¿Cómo asiste al fenómeno de la inmigración?

– Es un fenómeno que en los últimos años se ha complicado. Mis padres no tuvieron tantos problemas para asentarse en Holanda y yo he sido un privilegiado. Tuve de todo. Asisto a una situación difícil porque hay gente que quiere escapar de su país para buscar mejores condiciones de vida, pero en países como Holanda no se puede acoger a todos. Es complicado.

– Ha firmado para dos años más con la Real. ¿Se ve viviendo en Donostia en el futuro?

– Cómo voy a decir que no quiero vivir siempre en Donostia. Mi familia está encantada y aquí hay de todo: monte, playa, buena comida, nivel de vida, buen clima… Se puede hacer todo lo que uno quiera aquí, cosa que no se puede decir en Ámsterdam o Alemania. Pero nunca se sabe por dónde irá el futuro en esto del fútbol.

– ¿Tiene ya sus lugares predilectos por Donostia?

– Me ha gustado una pequeña montaña donde hay un parque para los niños y se ve el mar.

– Igeldo.

– Eso es. Pero la playa me gusta. Y tengo mucho por descubrir.