LA INTEGRACION DE LOS EXTRANJEROS / El debate

El portavoz de CiU dice que el voto de los inmigrantes es «una amenaza para el proyecto de país» de Cataluña

El Mundo, 21-08-2006

DANI CORDERO. Enviado especial

PRADA (FRANCIA).-

El argumento es simple: «Es una amenaza para el proyecto de país» ya que «Cataluña no está en condiciones de regalar derechos políticos». De esa manera, CiU se niega tajantemente a que los inmigrantes puedan votar en las próximas elecciones municipales. Con esas afirmaciones, el convergente Felip Puig, portavoz en el Parlament, mostró su rechazo al plan que perfila el Gobierno de Zapatero para dar el voto a los inmigrantes.


Con esas afirmaciones, el convergente Felip Puig se puso ayer del lado de sus socios de Unió y completó así la postura de CiU totamente contraria a que los inmigrantes voten en las elecciones municipales. En tres días de polémica, se trata ya de la oposición más dura que ha llevado a cabo la federación nacionalista contra cualquier iniciativa legislativa llevada a cabo por el Ejecutivo socialista en lo que va de mandato.


El portavoz de CiU en la Cámara catalana remarcó la línea dura de la coalición en esta materia y puso el acento en el hecho de que si Cataluña fuera un Estado, podría realizar «este tipo de ofrecimientos». Durante una intervención en la Universidad Catalana de Verano, que se celebra estos días en la población francesa de Prada, Puig arremetió contra la «frivolidad y la irresponsabilidad» del plan de Moncloa, y reclamó que Cataluña sea «sensible y muy cautelosa» al avanzar en materia de inmigración.


Puig reiteró que la comunidad autónoma ya cuenta con altas tasas de solidaridad al encontrarse entre «las tres regiones con más inmigración acogida». Incluso llegó a afirmar irónicamente que muchos inmigrantes podrán votar en España cuando no lo han podido hacer nunca en sus países de origen.


El PSOE e IU – ICV presentaron el pasado jueves una proposición no de ley para impulsar el voto de los inmigrantes en las municipales.Si embargo, a pesar de la polémica que ha generado, la propuesta tiene un alcance muy reducido, ya que se basa en que el Gobierno español firme convenios de reciprocidad con los países de origen.


La dura postura de CiU choca con la ofrecida por el resto de partidos catalanes. Incluso ERC ha optado por una línea más ambigua frente a la propuesta socialista, con la inclusión de matices.Ayer mismo, su secretario general, Joan Puigcercós, reclamó una comparecencia parlamentaria de los responsables del Ejecutivo central en materia de inmigración para explicar las responsabilidades del Gobierno en materia de flujos migratorios.


Y ICV, a través de su portavoz en el Parlamento catalán, Joan Boada, volvió a tachar la postura de CiU de «xenófoba, e incluso etnicista». El ecosocialista, sentado ayer al lado de Puig, no se escondió al afirmar que la postura de los nacionalistas no coincide cuando se trata de los europeos «de la misma raza y de una religión similar», dijo Boada. Aunque más reposada, la versión del responsable en materia económica del PSC, Antoni Castells, reclamó evitar la «demagogia en una cuestión como ésta», tras reclamar «un valoración con todo el rigor» y ser conscientes de que la medida «no vale para las próximas elecciones autonómicas» que se celebrarán en tierras catalanas el próximo 1 de noviembre.


Respecto a éstas, Felip Puig advirtió que la candidatura de José Montilla a la presidencia de la Generalitat representa de antemano un «fracaso» similar al del tripartito de Pasqual Maragall. No era una referencia al lugar de origen, andaluz, de Montilla, elemento que le sirvió para destacar el «éxito de Cataluña, porque en Francia o en Estados Unidos sería imposible».


El nacionalista aludía «al modelo de los ex alcaldes socialistas que intentan gobernar un país» en referencia a los consejeros del Ejecutivo de Maragall que han pasado desde una alcaldía al Gobierno catalán: el aún president, Joaquim Nadal, Montserrat Tura, Antoni Siurana, Jordi Valls y el próximo candidato, el propio Montilla.


Por su parte, Castells defendió la gestión de Pasqual Maragall en los últimos tres años, al frente de la Administración autonómica, de la que destacó que «el capital que deja es de la mejor tradición del catalanismo político». Sería esa buena gestión la que ha convertido al presidente de la Generalitat en el «pararrayos de las críticas de la derecha española».


El consejero socialista aseguró que la candidatura de Montilla supone «avanzar más en el mismo camino» que el presidente de la Generalitat, Pasqual Maragall. El proyecto a seguir, según aseguró, se basa en hacer «posible el autogobierno en Cataluña dentro del Estado», «no desentendiéndose de España, sino participando» y haciendo posible un país en el que quepan todos.


Finalmente, Joan Boada arremetió contra la posibilidad de que, tras las autonóminas, gobierne en Cataluña la denominada «sociovergencia, que sería un auténtico fraude», y pidió, en ese caso, que CiU y PSC adviertan de sus intenciones.

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