Una mano amiga en ruso
El Mundo, 21-08-2006Una ONG integrada por voluntarios rusoparlantes asiste a los recién llegados del este para regularizar su situación Elsa Shavespaz llegó a Madrid acompañada únicamente de una gran maleta llena de proyectos. Tenía 24 años cuando abandonó Ucrania para apostar por una vida mejor: «No conocía el país, no conocía a nadie y fue un periodo duro, muy difícil, como el de todos los que atravesamos esta situación».
Elsa, como cientos de inmigrantes procedentes de países de la antigua Unión Soviética, ha desfilado por la madrileña calle Mayor, número 4, nueva sede de la asociación Compatriotas de España, una ONG que el abogado ruso Vadim Plotnikov fundó en Asturias hace seis años.
Esta asociación sin ánimo de lucro nació para luchar por la integración de la comunidad rusoparlante en nuestro país. Para lograrlo, Compatriotas de España asesora a sus paisanos, especialmente en cuestiones jurídicas, y organiza actividades socioculturales.
Ahora, tras años de trabajo en Asturias, experiencias acumuladas y una buena dosis de entusiasmo, Plotnikov ha decidido dar el salto a la capital para llegar a más miembros de la familia soviética.
«La primera barrera con la que se topan estos inmigrantes es el idioma, que les impide entenderse con un abogado para conseguir los papeles y que dificulta su integración», relata. Junto a él, Oksana Shabrova, secretaria y coordinadora cultural de la ONG, traduce en un español muy correcto.
Falta de recursos
La nueva sede de la organización es una céntrica oficina de alquiler amueblada precariamente. «Falta dinero, siempre es el mismo problema», se disculpa Plotnikov ante el espacio desnudo. Disponen de lo estrictamente imprescindible, entre lo que no figura el aire acondicionado.
Sólo en la región viven unos 35.000 miembros de la antigua Unión Soviética, según cifras estimadas, que normalmente no hablan castellano. Por eso, el servicio estrella, el más demandado en la asociación es la tramitación de papeles en regla. De los 250.000 ciudadanos soviéticos que viven en España (100.000 procedentes de Ucrania y 150.000 de orígenes diversos, rusos, moldavos, bielorrusos, armenios…) sólo 70.000 tienen papeles, menos del 30%.
Una de ellas es Uliana Carchevskaya, quien acudió a Compatriotas de España en busca de asistencia legal. «Necesitaba renovar mi tarjeta de residencia y unos amigos me hablaron de la asociación.Son nuestros paisanos y el hecho de compartir la lengua nos da confianza», explica.
La Comunidad de Madrid es la que más flujo de inmigración del Este recibe, seguida de Andalucía, Cataluña y Valencia, y muchos factores hacen prever que el número se incrementará en los próximos años.
Por eso, Plotnikov y Shabrova lamentan la falta de dinero y subvenciones por parte del Estado y de sus propios países. «Se habla de que hay muchas ayudas pero nosotros hemos ayudado a más de 1.000 personas desde que empezamos a trabajar y nunca hemos recibido nada», arguyen.
En sus orígenes, tuvieron que ingeniárselas de mil modos para sacar algún euro: «Empezamos con reformas de pisos o venta de productos artesanales típicos de Ucrania o Rusia como madera o el ámbar», recuerda.
Proyectos: entre la utopía y la realidad
En cuanto puse un pie en la oficina de Compatriotas de España, Plotnikov me entregó unos documentos con todos los proyectos que han planeado poner en marcha durante los próximos años. Las iniciativas son interesantes pero, como ellos mismos reconocen, quedarán en una utopía si ninguna institución colabora con ellos.
Entre sus principales proyectos destacan: editar una publicación de temática migratoria, emitir programas radiofónicos, organizar ayuda benéfica para, los niños de Chernóbil, impartir cursos educativos para niños y jóvenes, crear una bolsa de empleo, facilitar ayuda a familias y madres solteras con pocos recursos, abrir un jardín de infancia y un centro cultural, y ampliar la ayuda para la construcción de la iglesia ortodoxa de Madrid.
Por el momento, «ofrecemos cursos de castellano para niños y adultos que tienen muy buena aceptación, y muchas madres españolas nos han propuesto organizar cursos de ruso y ucraniano a niños adoptados procedentes del Este, para que no olviden su lengua materna», explica la coordinadora. «Ya hemos organizado salidas a museos, excursiones, exposiciones… Queremos dar a conocer la riqueza de España y acercarla a nuestro pueblo», añade. En cuanto a la bolsa de trabajo, apunta, «todavía no está muy consolidada, pero ayudamos en la redacción de currículos vitae».
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