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Nansi Nsue: "Muchas veces la inclusión se utiliza solo para quedar bien"

La actriz nacida en Guinea Ecuatorial, residente en Londres y crecida en Alicante estrena 'Hate songs' a la vez que 'El salto' y la nueva serie de Disney+ 'Las largas sombras'

El Mundo, Luis MartínezMadrid Madrid, 26-04-2024

Nansi Nsue es negra en un mundo de blancos. Y eso, aunque solo sea por la evidencia cromática, marca. El blanco reúne todas las longitudes de onda del espectro visible y el negro es la constancia de todas las ausencias, «de la inexistencia de fotorrecepción», dice la ciencia. Nació en África, en Guinea Ecuatorial, hace 35 años, vive en Londres, dio su primer paso como actriz en Belfast y los recuerdos de su infancia y primera juventud son todos de Alicante. Digamos que, a fuerza de viajar, su vida ha logrado hacer del negro, contra las leyes más elementales de la física de antes, el mejor resumen de todos los colores. «Las cosas avanzan, pero quizá no todo lo rápido que deberían. No sé muy bien cómo decirlo, pero vivimos en un mundo en el que primero están los hombres, los hombres blancos; luego las mujeres, las mujeres blancas; luego otra vez los hombres, pero ahora negros, y, al final del todo estamos las que somos mujeres y negras», dice al otro lado del Zoom con una claridad esta vez perfecta y sin matices. Es así.

El último trabajo de esta actriz menuda de gesto descomunal lleva por título Hate Songs, e Alejo Levis, donde comparte pantalla con Àlex Brendemühl y Boré Buika. La película cuenta una historia antigua y de aspecto lejano, las matanzas de 1994 en Ruanda de la que fueron víctimas los tutsis a manos de los hutus, y sin embargo, se diría que extremadamente próxima. Se habla del odio derramado por los medios que alentaron la masacre, de las mentiras, de las heridas siempre abiertas y se habla de la necesidad de seguir adelante. Habla de ellos, pero también de nosotros. «Hate Songs se puede entender desde muchos sitios. Mira Belfast, donde viví, mira la discusión de la Memoria Democrática en España… Habla de la necesidad de conversar con el pasado para avanzar. Recuerdo que en el Alicante que viví hay muchas reminiscencias árabes y se quieren borrar. Se vive de espaldas a ellas. Y luego está un país africano como Guinea en el que se habla español y que se ignora completamente desde España. Si has estado en un país y lo has explotado y has dejado una lengua imagino que algún tipo de responsabilidad tiene que haber. O no solo responsabilidad, también orgullo, puesto que se habla el mismo idioma», razona de nuevo con una claridad sin sombra

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