CRIMEN ORGANIZADO

Las siete vidas de 'Taxi', el capo 'blanqueador' de la Mocro Mafia

Detenido en enero en España y reclamado por Holanda, acaba de ordenarse su búsqueda y captura porque se ha esfumado. Sobre Karim Bouyakhrichan pesan cargos en Países Bajos tras la amenaza de muerte a la princesa heredera Amalia de Orange. Aquí, su vida a todo tren en la Costa del sol y los cientos de millones en propiedades intervenidas

El Mundo, ANDROS LOZANO, 25-04-2024

El holandés de ascendencia marroquí Karim Bouyakhrichan ansiaba una vida más aquel día. La noche del pasado 8 de enero, con la Policía en el cogote, consiguió huir en moto por las calles de Marbella (Málaga) durante una persecución para apresarlo. Horas antes, conocedores del cerco policial tejido sobre el mayor de sus hijos, sus padres cruzaron la frontera de Melilla hacia Marruecos. Se habían instalado en la ciudad autónoma, en un palacete, tras volver de los Países Bajos, donde emigraron hace décadas y donde hicieron fortuna. Ahora, con su hijo acorralado, y sabedores de que les podía salpicar aquella operación, volvían a su país natal. Allí podían estar tranquilos en su enorme finca de Nador, al otro lado de la frontera.

«Las hermanas de Karim ya llevaban un tiempo en Marruecos. Aquel día no sólo se marcharon sus padres. También uno de sus blanqueadores preferidos, un empresario que residía en Melilla. En una ciudad como esta, se sabe todo, y más si hay un operativo en marcha. La comisaría y los juzgados son lugares muy porosos», advierte una fuente policial que conoce la vida de los Bouyakhrichan.
CRÓNICA

CRIMEN ORGANIZADO
Las siete vidas de ‘Taxi’, el capo ‘blanqueador’ de la Mocro Mafia
Detenido en enero en España y reclamado por Holanda, acaba de ordenarse su búsqueda y captura porque se ha esfumado. Sobre Karim Bouyakhrichan pesan cargos en Países Bajos tras la amenaza de muerte a la princesa heredera Amalia de Orange. Aquí, su vida a todo tren en la Costa del sol y los cientos de millones en propiedades intervenidas

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Las siete vidas de Taxi, el capo de la Mocro Mafia reclamado por Holanda y excarcelado en España
ANDROS LOZANO
ANDROS LOZANO
Actualizado Jueves, 25 abril 2024 – 01:46
El holandés de ascendencia marroquí Karim Bouyakhrichan ansiaba una vida más aquel día. La noche del pasado 8 de enero, con la Policía en el cogote, consiguió huir en moto por las calles de Marbella (Málaga) durante una persecución para apresarlo. Horas antes, conocedores del cerco policial tejido sobre el mayor de sus hijos, sus padres cruzaron la frontera de Melilla hacia Marruecos. Se habían instalado en la ciudad autónoma, en un palacete, tras volver de los Países Bajos, donde emigraron hace décadas y donde hicieron fortuna. Ahora, con su hijo acorralado, y sabedores de que les podía salpicar aquella operación, volvían a su país natal. Allí podían estar tranquilos en su enorme finca de Nador, al otro lado de la frontera.

«Las hermanas de Karim ya llevaban un tiempo en Marruecos. Aquel día no sólo se marcharon sus padres. También uno de sus blanqueadores preferidos, un empresario que residía en Melilla. En una ciudad como esta, se sabe todo, y más si hay un operativo en marcha. La comisaría y los juzgados son lugares muy porosos», advierte una fuente policial que conoce la vida de los Bouyakhrichan.

Al día siguiente de aquella huida a toda velocidad en moto por Marbella, los agentes del Grupo de Respuesta Especial para el Crimen Organizado (GRECO) en la Costa del Sol consiguieron apresar a Karim Bouyakhrichan, apodado Taxi. Esta vez no se les escapó de entre las manos. Se trataba de uno de los cabecillas a nivel internacional de la conocida como Mocro Mafia. El juez lo acusaba de haber blanqueado cantidades ingentes del dinero que él y su familia habían ido obteniendo del narcotráfico y de los otros negocios que toca esta organización criminal con diferentes familias y con notable presencia en países como Bélgica y Holanda.

Con aquel arresto caía una pieza de caza mayor para GRECO Costa del Sol. Llevaban casi una década obsesionados con su nombre. Al menos desde 2017, cuando cayó otro narcotraficante poderosísimo y con estrechos lazos con los Bouyakhrichan. Era el melillense Abdelkader Benali Mohamedi, apodado Laca. A Laca se le intervino una tonelada de cocaína en el puerto de Algeciras. La investigación policial arrojó luz sobre sus socios dentro del narcotráfico y de sus canales para lavar dinero. Los Bouyakhrichan y los Benali eran íntimos para ambas cosas.

La detención hace cuatro meses de Karim fue un duro golpe para la familia Bouyakhrichan. Se le embargaron 178 cuentas bancarias con cerca de tres millones de euros y se le bloquearon 172 propiedades. Entre ellas, varias mansiones en Marbella, valoradas en más de 50 millones de euros, y muchas más en Melilla, donde los investigadores policiales registraron la vivienda de sus padres en un residencial de lujo en la ciudad autónoma española. Ellos ya no estaban. Habían huido a Nador horas antes. Aquella casa en Melilla era «un palacete de dos plantas, con ascensor incluido», según cuentan las fuentes consultadas.

La suerte parecía comenzar a ser esquiva para Karim Bouyakhrichan. El Juzgado de Instrucción número de 4 de Marbella ordenó su ingreso en prisión sin fianza. Además, la justicia holandesa lo reclamaba para que rindiera cuentas y pidió su extradición a la Audiencia Nacional. Era uno de los criminales más buscados en el pequeño país centroeuropeo, donde incluso su princesa, Amalia de Orange, ha sido amenazada de muerte por la Mocro Mafia. Pero Taxi volvió a ganar una vida extra pocas semanas después. El pasado 22 de febrero, la Sección Primera de la Audiencia Provincial de Málaga admitía el recurso de su abogado y dictaba un auto de excarcelación. Los agentes que lo detuvieron se subían por las paredes al conocer la decisión. El tribunal le pedía una fianza de 50.000 euros, le retiraba el pasaporte y le obligaba a pasarse por el juzgado a fichar cada 15 días.La Fiscalía se opuso a su puesta en libertad. Advirtió de que existía un alto riesgo de fuga y de su alta capacidad económica para facilitar su escapada. Además, recordaba que Países Bajos había solicitado su entrega y para garantizarlo había que mantenerlo preso. A pesar de ello, la Audiencia provincial de Málaga le dejó libre. El abogado de Taxi alegó «ausencia de indicios racionales de criminalidad» y un «agravio comparativo» con otros investigados en la misma causa judicial que estaban en libertad.

CRÓNICA

CRIMEN ORGANIZADO
Las siete vidas de ‘Taxi’, el capo ‘blanqueador’ de la Mocro Mafia
Detenido en enero en España y reclamado por Holanda, acaba de ordenarse su búsqueda y captura porque se ha esfumado. Sobre Karim Bouyakhrichan pesan cargos en Países Bajos tras la amenaza de muerte a la princesa heredera Amalia de Orange. Aquí, su vida a todo tren en la Costa del sol y los cientos de millones en propiedades intervenidas

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Las siete vidas de Taxi, el capo de la Mocro Mafia reclamado por Holanda y excarcelado en España
ANDROS LOZANO
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Actualizado Jueves, 25 abril 2024 – 01:46
El holandés de ascendencia marroquí Karim Bouyakhrichan ansiaba una vida más aquel día. La noche del pasado 8 de enero, con la Policía en el cogote, consiguió huir en moto por las calles de Marbella (Málaga) durante una persecución para apresarlo. Horas antes, conocedores del cerco policial tejido sobre el mayor de sus hijos, sus padres cruzaron la frontera de Melilla hacia Marruecos. Se habían instalado en la ciudad autónoma, en un palacete, tras volver de los Países Bajos, donde emigraron hace décadas y donde hicieron fortuna. Ahora, con su hijo acorralado, y sabedores de que les podía salpicar aquella operación, volvían a su país natal. Allí podían estar tranquilos en su enorme finca de Nador, al otro lado de la frontera.

«Las hermanas de Karim ya llevaban un tiempo en Marruecos. Aquel día no sólo se marcharon sus padres. También uno de sus blanqueadores preferidos, un empresario que residía en Melilla. En una ciudad como esta, se sabe todo, y más si hay un operativo en marcha. La comisaría y los juzgados son lugares muy porosos», advierte una fuente policial que conoce la vida de los Bouyakhrichan.

Al día siguiente de aquella huida a toda velocidad en moto por Marbella, los agentes del Grupo de Respuesta Especial para el Crimen Organizado (GRECO) en la Costa del Sol consiguieron apresar a Karim Bouyakhrichan, apodado Taxi. Esta vez no se les escapó de entre las manos. Se trataba de uno de los cabecillas a nivel internacional de la conocida como Mocro Mafia. El juez lo acusaba de haber blanqueado cantidades ingentes del dinero que él y su familia habían ido obteniendo del narcotráfico y de los otros negocios que toca esta organización criminal con diferentes familias y con notable presencia en países como Bélgica y Holanda.

Con aquel arresto caía una pieza de caza mayor para GRECO Costa del Sol. Llevaban casi una década obsesionados con su nombre. Al menos desde 2017, cuando cayó otro narcotraficante poderosísimo y con estrechos lazos con los Bouyakhrichan. Era el melillense Abdelkader Benali Mohamedi, apodado Laca. A Laca se le intervino una tonelada de cocaína en el puerto de Algeciras. La investigación policial arrojó luz sobre sus socios dentro del narcotráfico y de sus canales para lavar dinero. Los Bouyakhrichan y los Benali eran íntimos para ambas cosas.

La detención hace cuatro meses de Karim fue un duro golpe para la familia Bouyakhrichan. Se le embargaron 178 cuentas bancarias con cerca de tres millones de euros y se le bloquearon 172 propiedades. Entre ellas, varias mansiones en Marbella, valoradas en más de 50 millones de euros, y muchas más en Melilla, donde los investigadores policiales registraron la vivienda de sus padres en un residencial de lujo en la ciudad autónoma española. Ellos ya no estaban. Habían huido a Nador horas antes. Aquella casa en Melilla era «un palacete de dos plantas, con ascensor incluido», según cuentan las fuentes consultadas.

La suerte parecía comenzar a ser esquiva para Karim Bouyakhrichan. El Juzgado de Instrucción número de 4 de Marbella ordenó su ingreso en prisión sin fianza. Además, la justicia holandesa lo reclamaba para que rindiera cuentas y pidió su extradición a la Audiencia Nacional. Era uno de los criminales más buscados en el pequeño país centroeuropeo, donde incluso su princesa, Amalia de Orange, ha sido amenazada de muerte por la Mocro Mafia. Pero Taxi volvió a ganar una vida extra pocas semanas después. El pasado 22 de febrero, la Sección Primera de la Audiencia Provincial de Málaga admitía el recurso de su abogado y dictaba un auto de excarcelación. Los agentes que lo detuvieron se subían por las paredes al conocer la decisión. El tribunal le pedía una fianza de 50.000 euros, le retiraba el pasaporte y le obligaba a pasarse por el juzgado a fichar cada 15 días.

La Fiscalía se opuso a su puesta en libertad. Advirtió de que existía un alto riesgo de fuga y de su alta capacidad económica para facilitar su escapada. Además, recordaba que Países Bajos había solicitado su entrega y para garantizarlo había que mantenerlo preso. A pesar de ello, la Audiencia provincial de Málaga le dejó libre. El abogado de Taxi alegó «ausencia de indicios racionales de criminalidad» y un «agravio comparativo» con otros investigados en la misma causa judicial que estaban en libertad.

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El auto de excarcelación, firmado por tres jueces, decía así: «Sí que existe riesgo de fuga, toda vez que el recurrente es ciudadano extranjero, sin que conste que tenga bienes raíces en España, en donde ha venido viviendo en una casa propiedad de su esposa. Pero su esposa manifestó que ella vive en Dubái y que sólo viene a Marbella de vez en cuando».

Taxi pasó por un juzgado español por última vez el 1 de abril. El 15 saltaron todas las alarmas porque no se presentó. La Audiencia Nacional ha decidido mantener en vigor la orden de búsqueda y captura que ordenó tras la petición de extradición de Holanda. El hombre que monopolizó un imperio tras la muerte a tiros de su hermano pequeño, Samir, en Benahavís, a 22 kilómetros de Marbella, en 2014, ha vuelto a demostrar que tiene siete vidas. Y no parece que esta sea la última.

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