Una respuesta histórica contra el racismo

El equipo brasileño Vasco da Gama celebra el centenario de una decisión que marcó un hito en el fútbol de su país: la negativa a participar en un campeonato que le obligaba a excluir a sus jugadores negros

Público, Ricardo Uribarri , 17-04-2024

No han sido pocas las veces que se ha utilizado la estatua del Cristo del Corcovado, el monumento más representativo de Brasil, para conmemorar algún asunto relacionado con el fútbol. Sobre ella se han reflejado camisetas de Pelé, en el primer aniversario de su fallecimiento, o del Flamengo, uno de los clubes más populares de Río de Janeiro, con motivo de una final de la Copa Libertadores. También apagó sus luces una hora el pasado mes de mayo en solidaridad con Vinicius por los ataques racistas sufridos por el jugador del Real Madrid. En la noche del domingo 7 de abril, la emblemática figura reflejó durante varios minutos la camiseta de otro de los clubes más representativos de Río, el Vasco de Gama. El motivo lo merecía. Celebraba el centenario de un hecho conocido como la “respuesta histórica”. Ahora que se habla tanto de la discriminación racial en el fútbol, es necesario recordar un episodio clave en la lucha contra esta lacra.

El Club de Regatas Vasco da Gama se fundó el 21 de agosto de 1898 como una entidad dedicada al deporte del remo. Sus impulsores decidieron darle ese nombre influenciados por la celebración en aquel momento del cuarto centenario de la expedición que descubrió la ruta marítima hacia la India, comandada por el navegante Vasco da Gama. En su ideario estaba la intención de democratizar el acceso a la práctica del remo, por lo que, además de inmigrantes portugueses, también había entre sus integrantes numerosos brasileños de clase trabajadora, muchos de ellos de raza negra, lo que le provocó diversos problemas a la entidad teniendo en cuenta los prejuicios raciales y de clase que existían entonces en el país.

Valga como ejemplo las medidas aprobadas en 1904 por la Federación Brasileña de Sociedades de Remo, que impedía el registro para poder participar “a quienes ejerzan cualquier profesión o trabajo que no esté acorde con el nivel moral y social que debe mantenerse en el deporte náutico”. En 1907 y después de que Vasco ganara los campeonatos de remo en Río de Janeiro en 1905 y 1906, hubo un intento de imponer reglas aún más duras. Fueron aprobadas, pero Vasco se pronunció en contra de su implantación y finalmente no se llevaron a la práctica. En el mismo 1907 también nació la Liga Metropolitana de Deportes Atléticos, cuya junta directiva votó por unanimidad “que las personas de color no deben registrarse como aficionados en esta Liga”. Otra muestra de lo que se vivía entonces fue el nacimiento en 1917 de la Liga Metropolitana de Deportes Terrestres (LMDT), en cuyo estatuto se incluía el analfabetismo como uno de los impedimentos para poder inscribirse. Conviene recordar que la tasa de analfabetismo en Brasil en aquellos años era alta. Pero, además, también se negaba la participación de “quienes trabajan en profesiones humillantes que les permiten recibir propinas”, como camareros o taxistas.

En este contexto, Vasco da Gama, que ya había tenido un presidente negro en los primeros años del siglo, decide crear una sección de fútbol en 1915. Se estableció que el color de la camiseta fuera negro con una banda de color blanco en diagonal como símbolo de la integración étnica y racial del club. Partiendo de las categorías más bajas, poco a poco fue escalando divisiones gracias a la llegada de jugadores de otras entidades más modestas y de los suburbios de Río. El criterio de selección para entrar en Vasco estaba claro: ser bueno con el balón, independientemente del color, etnia o estatus social.

De esta manera, en 1922, Vasco da Gama ganó la serie B como anticipo de lo que vendría un año después. En 1923 se proclamó campeón por primera vez del campeonato del estado de Río, el campeonato carioca, tras lograr 11 victorias, dos empates y una sola derrota, con un equipo que representaba la diversidad del pueblo brasileño: negros, mestizos y blancos de origen popular. Ninguno de los campeones anteriores, entre 1906 y 1922, tuvo entre sus filas a jugadores que vinieran de las clases humildes. Aquel conjunto de futbolistas campeones de 1923 fue conocido como “las camisas negras”.

Su triunfo molestaría al resto de clubes, que basándose en el reglamento de la Liga Metropolitana buscaron mecanismos para debilitar al Vasco, como negar la inscripción de varios jugadores por no estar alfabetizados o acusarles de violar la prohibición de que los jugadores fueran profesionales. A diferencia de sus rivales, Vasco costeaba el alojamiento y la manutención de sus integrantes, incluso enseñaba a leer y escribir a los que no sabían, misión de la que se encargó el bibliotecario del club, Custodio Moura, para que de esa manera se pudieran centrar en la práctica deportiva el mayor tiempo posible, en contra de la idea de aquella época de que el deporte debía ser una práctica desinteresada y amateur.

Al no encontrar motivos reglamentarios para impedir la participación de Vasco da Gama, los otros equipos abandonaron la Liga Metropolitana y crearon una nueva competición, la Asociación Metropolitana de Deportes Atléticos (AMEA). Invitaron a Vasco a formar parte de ella con una condición: que no inscribiera a 12 jugadores, siete del primer equipo y cinco del segundo equipo, la mayoría de ellos negros y de orígenes humildes, ya que no cumplían con los estándares morales necesarios para practicar el fútbol. Eran “los indeseables del fútbol”.

La postura de Vasco da Gama ante la propuesta fue contundente. El 7 de abril de 1924, el presidente del club, José Augusto Prestes, un republicano blanco portugués, redactó la Carta Nº261, que ha pasado a la historia con el sobrenombre de la “Respuesta Histórica”, dirigida a los responsables de la AMEA. En ella se leía, entre otras cosas, lo siguiente: “Respecto a la condición de eliminar a doce jugadores de nuestros equipos, la Junta Directiva del CR Vasco da Gama decidió por unanimidad no aceptarla ya que no estuvo de acuerdo con el proceso, porque se hizo una investigación sobre la posición social de nuestros asociados, investigación llevada por un tribunal donde no tuvieron representación ni defensa. (…) Sería un acto indigno de nuestra parte por el deseo de ser parte de la AMEA, sacrificar a algunos de los que lucharon para que tuviéramos, entre otras victorias, el campeonato de fútbol de 1923 de la Ciudad de Río de Janeiro. (…) Se trata de doce jugadores jóvenes, casi todos brasileños, al inicio de su carrera, y el acto público que podría mancharlos nunca se realizará con la solidaridad de quienes dirigen la casa que los acogió, ni bajo el pabellón que ellos tan galantemente han cubierto de gloria. En estos términos, sentimos que debemos comunicar que renunciamos a ser parte de la AMEA”.

Así que en 1924, Vasco da Gama se quedó sin competir en el campeonato de la Asociación Metropolitana de Deportes Atléticos, donde estaban sus tradicionales rivales, y sí lo hizo en la Liga Metropolitana de Deportes Terrestres. De esa forma, aquel año hubo dos campeones en el fútbol de la ciudad de Río: el Fluminense, que ganó el torneo de la AMEA, y el propio Vasco da Gama, que se impuso en el de la LMDT. Un año después, en 1925, los componentes de la AMEA cedieron e invitaron a Vasco da Gama a participar en su campeonato con sus jugadores negros. Tan solo le pusieron la condición de que dejara su campo, por unas supuestas deficiencias, y jugara en el de otro equipo, el Andarahy Athletico Club. Vasco decidió entonces levantar un nuevo estadio y en diez meses fue construido Sao Januario, inaugurado en 1927 y sufragado a través de la “Campaña de los Diez Mil Socios”, en la que sus aficionados pusieron el dinero.

Conmemoración en el Cristo de Corcovado, en Río, el pasado 7 de abril. / Vasco da Gama (X)

En el día en que se cumplían los cien años del hecho protagonizado por Vasco en 1924, la Confederación Brasileña de Fútbol quiso reconocer la importancia de aquella decisión con un comunicado en el que su presidente, Ednaldo Rodrigues, felicitaba “al Vasco por el centenario de la ‘Respuesta Histórica’, una fecha que está en la historia del fútbol brasileño y de nuestro país. Esta carta fue un acto de valentía sin precedentes por parte del Vasco. Además de ser un hito en la lucha contra el racismo, el documento fue un paso decisivo hacia la inclusión de todos los brasileños en el fútbol”.

Vasco está llevando a cabo en este 2024 diferentes iniciativas para conmemorar el centenario de la “Respuesta Histórica”. Entre ellas, la de sacar camisetas con los nombres de los once jugadores que fueron titulares en aquel campeón de 1923: Nelson da Conceiçao, Leitao, Mingote, Nicolino, Bolao, Artur, Paschoal, Torterolli, Arlindo, Negrito y Cecy. En el brazo derecho hay un parche con la consigna de la conmemoración: “Lucharemos por este ideal hasta el final”. Las camisetas serán subastadas a través de la plataforma ‘Play for a cause’ y los recursos obtenidos irán a parar al Observatorio de Discriminación Racial en el Fútbol. Además, también se rendirá homenaje a diferentes personalidades brasileñas y de otros países que lucharon contra el racismo, incluyendo su nombre en las camisetas. Son Luz Gama, Abdías do Nascimento, Zumbi dos Palmares, María da Conceiçao Evaristo, Rosa Parks, Milton Santos, Jesse Owens, Martin Luther King, Nelson Mandela, Sueli Carneiro y Lewis Hamilton. 100 años después, las vasqueñas y los vasqueños siguen presumiendo del lema que define a la entidad: “Respeto-Igualdad-Inclusión”.

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