La investigación policial por el crimen de un varón marroquí de 41 años el pasado domingo en Irun sigue su curso y está «encaminada», aunque por el momento siguen sin practicarse detenciones. Las pesquisas avanzan por buen camino, y la Ertzaintza se centra en reconstruir la noche del homicidio, los últimos movimientos de la víctima. Para ello la revisión de las cámaras de vigilancia de la zona del barrio de San Miguel y sus alrededores está siendo crucial. No obstante, la recopilación de las mismas y la obtención de permisos es un trabajo arduo.

Esa reconstrucción permitirá a los investigadores llegar hasta él o los responsables del crimen (por el momento no se descarta ninguna posibilidad). En un principio las pesquisas se dirigieron a las personas residentes en el edificio abandonado de Doman, junto al Stadium Gal. El mismo domingo, horas después de que se hallara el cadáver, la policía hizo una redada en el inmueble, donde identificó a varios hombres.

El cuerpo fue localizado sobre las 8.00 horas de la mañana, en una zona de huertas situada en una zona ajardinada entre los barrios de San Miguel y Anaka de Irun. El varón murió a golpes, por lo que el cuerpo presentaba evidentes signos de violencia, con graves lesiones en el rostro. También tenía un palo dentro de la boca. Agentes del Servicio de Investigación Criminal Territorial de la Ertzaintza (Sictg), que es el que se encarga del caso, además de ertzainas de la comisaría de Irun, trabajaron durante más de cinco horas en el lugar del crimen recogiendo evidencias. Sobre las 15.00 se le trasladó al Instituto Vasco de Medicina Legal, donde la autopsia confirmó que no tenía lesiones causadas por armas.

Desde el juzgado que instruye el caso han solicitado hermetismo mientras la investigación siga abierta y hasta que no se produzcan detenciones, para no entorpecer la labor policial.