Madrid – – Cuando los republicanos hacían sus intervenciones en catalán, ¿no
le daban ganas de contestarles en la misma lengua?
    – Pues alguna vez
lo había pensado. Decirles que el idioma es un vehículo de comunicación,
no de incomunicación y que yo, que utilizaba el castellano para dirigirme
al hemiciclo, hablaba la misma lengua que ellos. No son más catalanes
ellos que hablan catalán desde la tribuna que los que les pedimos que se
acojan al reglamento de la Cámara.
    – Esos mismos, Esquerra, y
CiU han convertido la gestión de El Prat en un caballo de batalla
electoral…
    – ERC, CiU y también el PP. Y es que no hay que olvidar
que aunque los populares se llenan la boca de anticatalanismo en Madrid,
en Cataluña el señor Piqué le ofrece su mano a CiU y, de forma paradójica,
desea que gane los comicios. Por eso, aprovechan los sucesos de El Prat.
Primero, para quemar a Montilla pidiendo que comparezca cuando aún no se
conoce el efecto que tendrá en el turismo, y en segundo lugar, para poner
encima de la mesa la gestión de El Prat.
    – ¿Pero, el Estado
acabará cediendo en la composición del consorcio que gestione el
aeropuerto y dará una mayoría a la parte catalana?
    – El
Estatut habla del consorcio, en una artículo cuya redacción se midió
mucho, siendo conscientes de que había una necesidad de descentralizar el
sistema aeroportuario estatal y de eficacia en la gestión que tenía que
ver con esos traspasos. A partir del 1 de noviembre, con el nuevo
Gobierno, empezarán a sentarse las comisiones intersectoriales para el
despliegue del Estatut.
    – Pero Montilla prácticamente ha prometido
que la Generalitat controlará el aeropuerto
    – Montilla dijo que
El Prat se gestionará mediante un modelo consorciado compartido, que es lo
que hemos negociado en el Estatut. Ahora, Artur Mas dice muchas cosas,
pero en realidad él fue el primero que aprobó este texto estatutario.
    – ¿Existe alguna propuesta que se vaya a negociar con el Estado?
    – El 1 de noviembre, el nuevo Gobierno desplegará el nuevo Estatuto, y
entonces se hablará.
    – El portavoz del Govern, Joaquim Nadal
afirmó que sobre el 8 de septiembre tendríamos un nuevo ministro catalán.
¿Comparte esos cálculos teniendo en cuenta que Maragall firmará la
convocatoria de elecciones el 4 de septiembre?
    – Yo lo que tengo
claro es que sólo hay una persona con potestad de cambiar ministros que es
el presidente del Gobierno, y no seré yo quien lo suplante. No sé cuándo
tendrá lugar la crisis de Gobierno, pero conociéndole lo hará cuando toque
y lo hará bien.
    – ¿la gestión del delegado del Gobierno, Joan
Rangel, en la crisis de El Prat le ha erosionado demasiado para sustituir
a Montilla?
    – Yo creo que algunos partidos catalanes, pensando que
esa persona podía ser la que sustituiría a Montilla, han decidido pedir su
comparecencia, que tendrá lugar la última semana de agosto en el
Parlament. Pero conociendo a Rangel sé que su comparecencia será
brillante, y les va a salir el tiro por la culata. El ministro del
Interior ya despejó todas las dudas sobre las razones por las cuales los
antidisturbios no desalojaron las pistas. Los profesionales decidieron que
no se debía desalojar inmediatamente las pistas y Rubalcaba decidió seguir
sus consejos.
    – ¿El PSC romperá la tradición de colocar a una mujer
de número 2 en la lista de Barcelona?
    – El PSC fue uno de los
primeros partidos políticos que se comprometió a incorporar en sus listas
no más de un 60 por ciento de cada género. Nunca hemos vulnerado esa
máxima, de la que nos sentimos muy orgullosos, y no se va a romper. Esa es
nuestra única tradición, y lo demás ya se verá en septiembre.
    – Entonces… ¿será Antoni Castells el número dos?
    – Uno de los mejores políticos con los que he trabajado nunca ha sido
Montilla. Pero otro gran político admirado por la clase profesional,
trabajadora y empresarial catalana es Castells. Recuerdo que cuando entró
como conseller tuvo dificultades para pagar las nóminas de los
trabajadores de la Generalitat, y hoy tenemos unas cuentas saneadas en
tres años. Sin embargo, no sé que va a hacer mi partido. Me consta que
tenemos muchas personas muy válidas para las próximas listas.
    – Entonces, ¿le gustaría que fuera número dos?
    – Dos, tres, cuatro, lo que me encantará es que esté. El único, digamos,
obstáculo para que varíen las listas es el 60/40. Lo que sí que le digo es
que las mujeres hemos sido siempre una marca de la casa en el PSC y
formaremos parte del núcleo duro.
    – Si el tripartito vuelve a
sumar 68 escaños . ¿Repetirán la experiencia de los últimos tres años de
Gobierno en coalición?
   El objetivo es gobernar en solitario. –
Pues no será Carme Chacón quien le pueda contestar a eso. En todo caso,
será José Montilla. Lo que sí que le digo es que nuestro objetivo no es
revalidar ese tripartito sino tener una mayoría suficiente para gobernar
en solitario. También depende de si CiU y PP suman mayoría, Piqué ya se ha
ofrecido a Artur Mas Yo lo que tengo claro es que un Gobierno liderado
por Montilla es sinónimo de rigor y eficacia, y por ende, me gustará el
que él lo lidere.
    – Esa admiración por Montilla, ¿la siente
también por Maragall?
    – Yo quiero mucho a Maragall. Piense que
la primera vez que le di la mano era una voluntaria olímpica más, y
después, trabajar con él ha sido un orgullo. A parte de lo que ha
conseguido como político, ha sido capaz de trabajar en silencio para que
el Estatut saliese en Madrid. Hasta el punto de permitir que otros, con
afán de protagonismo, se hicieran las fotos en la Moncloa. A esa
generosidad hay que añadirle lo más importante: Y es la de dejar sitio a
las nuevas generaciones.
    – ¿Qué opina del rechazo frontal de CiU a
que los inmigrantes voten alegando que no hablan catalán?
    – Les
recordaré algo que es obvio: dar derechos de ciudadanía fortalece nuestra
democracia, y las discriminaciones la debilitan. No es mi partido un
partido de discriminaciones.
   
   
En primera persona
    Se le iluminan los ojos cuando habla de sus
compañeros de partido. Vive a caballo entre Madrid y Barcelona y todavía
saca tiempo para ver a su hermana «que está a punto de dar a luz». Cuando
llegó a su despacho en el Congreso de los Diputados intentó cambiar el
antiguo cartel en el que se lee «Vicepresidente Primero», pero tenía que
hacer tantas gestiones con Patrimonio que tiró la toalla. Y dentro, un
luminoso despacho «lleno de tapices y alfombras» que más tarde quitó, le
esperaba.
   Sólo pierde la sonrisa cuando habla del «cinismo político»
del Partido Popular. Carmen Chacón no se hace ilusiones y sabe que le
espera un otoño duro en la Cámara Baja, donde cada vez es más difícil
poner orden.