El Hierro, el faro de los cayucos de Senegal
Crisis migratoria · La pequeña isla de El Hierro se ha convertido en el destino de quienes salen de la costa de Senegal. Es, sin embargo, la que tiene menor capacidad para atender a los inmigrantes. Con 10.000 habitantes, ha llegado a recibir en un día a 700 personas; más de 6.000 en lo que llevamos de año
Canarias 7, , 16-04-2024La pequeña isla de El Hierro, que fue la gran protagonista de la emigración canaria en los años 50 del siglo pasado, cuando sus jóvenes marchaban en barcos de pesca que no reunían condiciones y hacinados hacia Venezuela buscando un futuro mejor, se ha convertido hoy, siete décadas después, en el principal puerto de destino de los cayucos que salen desde la costa africana Senegal fundamentalmente hacia las Islas Canarias.
Paradojas de la vida, hoy muchos descendientes de aquellos que marcharon con lo puesto a otro continente buscando un futuro y sufrieron la dureza del viaje y las dificultades para emprender una nueva vida en un país extranjero, son los que reciben y atienden en el muelle de La Restinga (El Pinar) a los inmigrantes africanos que llegan sin cesar, a una media diaria en las últimas dos semanas de 400 personas.
Guardias civiles, personal portuario, voluntarios de Cruz Roja… Muchos de ellos reconocen ese pasado emigrante en su familia, que les llena de orgullo y les ayuda a empatizar con el que viene. «Nosotros también emigramos cuando aquí no había nada que comer, ni siquiera luz eléctrica. Ahora son ellos y hay que ayudarles», asegura Jorge, el barrendero de La Restinga e hijo de padre herreño y madre vasca. Ambos se conocieron en Venezuela y hace unos años decidieron regresar a El Hierro. En el mismo sentido se declara un agente de la Guardia Civil de El Hierro y nieto de emigrantes a Venezuela mientras se espera en el muelle la entrada de un nuevo cayuco. «Hay que ayudarlos pero hay que hacerlo bien porque el problema si no se integran y no tienen trabajo es que acaban delinquiendo», señala.
La llegada de nuevos cayucos a la isla se vive con tristeza pero también con esperanza. «Si no llegaran hasta aquí seguiríamos sumando muertos y no queremos», indica uno de los voluntarios. Y es que El Hierro, considerado hasta la conquista de América el Finisterre occidental y el lugar del fin del mundo, es el último trozo de tierra que hay ante el vasto mar que conduce hacia América. Aquellos cayucos que se desvían o se pierden van derechos a una muerte segura, empujados por las corrientes que llevaron a Cristóbal Colón al Nuevo Mundo, hacia El Caribe. Solo el milagro de un buque cercano puede avistarlos aunque quizás demasiado tarde. Ya ha sucedido en el pasado. En junio de 2021 aparecieron en El Caribe 15 cadáveres en un cayuco que se había perdido en el intento de llegar a Canarias. «Si no llegaran estaríamos sumando muertos».
En los últimos días familiares de inmigrantes han reportado información a distintas ONG de varios cayucos que se sabe que partieron de la costa africana pero de los que se desconoce su destino. «Sabemos los que llegan pero no tenemos constancia de los que salen y se hunden o se pierden en el mar», indica uno de los voluntarios que trabaja a pie de muelle en La Restinga. La ONG Caminando Fronteras tiene contabilizados 800 muertos en la ruta canaria de la inmigración en el primer semestre pero estas cifras son superiores porque de muchos no hay constancia.
Tres o cuatro días de travesía
«Estos llegaron, al menos no murieron en la travesía», reflexiona con lágrimas en los ojos una mujer venezolana residente en El Hierro desde hace cinco años y que tuvo que salir de su país junto a su marido emigrante canario retornado debido a la situación en Venezuela. «Cuando ves esto los sentimientos salen», apunta mientras observa la escena del desembarco de un nuevo cayuco en el muelle de La Restinga, donde la llegada de embarcaciones de cayucos no cesa. Afortunadamente en esta nueva oleada los inmigrantes llegan en su mayoría en buen estado de salud. Algunos sufren deshidratación, llagas tras horas de hacinamiento en la embarcación y quemaduras del sol pero no se están registrando muertos.
Uno de los marineros de Salvamento Marítimo en La Restinga explica que, aunque muchos creen que la razón está en que «tiran por la borda a los que mueren en la travesía», la realidad es que los cayucos son cada vez mejores y viajan a mayor velocidad, lo que acorta el tiempo del viaje. «En línea recta hay unas 800 millas con Senegal. Los cayucos viajan a una velocidad de 7 nudos la hora, con lo que hacen más de 180 millas cada jornada. En tres o cuatro días están aquí», explica este marinero al que le tocó en 2020 intervenir en un cayuco que traía 20 cadáveres, entre ellos varios niños. «Si tienen que llegar que lleguen vivos», indica. La ruta herreña es la más rápida y en la que hay menos controles de las patrulleras españoles y marroquíes, explica.
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