Un trocito de Ucrania en Errenteria 'Motanka'.

El centro ucraniano abre sus puertas a la ciudadanía en el barrio de Olibet para conocer su cultura sin olvidarse de una guerra que «nos está destruyendo y no cesa»

Diario Vasco, Iker Castaño Errenteria, 15-04-2024

Alejados del horror y llanto que causa la guerra pero sin olvidarse de ella cada día que pasa, el pueblo ucraniano que convive en Errenteria lo hace de una manera diferente. Cada año, «a estas alturas de primavera», dice una de sus responsables Natalya Mykhaylevska, abren sus puertas en el centro ucraniano Motanka (edificio Olibet 6, bajo derecha) para el resto de la ciudadanía. Este viernes pasado a la tarde se vivió una jornada de amistad y convivencia con el fin de dar continuidad a lo que comenzó el año pasado, un proyecto que cuenta con sedes en las tres capitales vascas y ha llegado también aquí.

La inauguración del local, cedido por el Ayuntamiento, tuvo lugar hace «más o menos» un año. Acudió un representante del consulado de la embajada ucraniana en España, y volverá esta semana que viene. También estuvo la alcaldesa Aizpea Otaegi y el anterior concejal de Diversidad Cultural, Derechos Humanos y Cooperación para el Desarrollo, José Ramón Gurrutxaga. «Nosotros actuamos como puente del pueblo ucraniano», destaca la ucraniana que recaló hace dos décadas en el País Vasco y ya está «asentada».

Uno de los objetivos que tienen en Motanka es «trabajar de cara a la ciudadanía. Nos interesa que cada uno pueda participar con sus distintas culturas», apunta. Entre vacaciones de Semana Santa, el Ramadán y demás, «siempre escogemos estas fechas». En la jornada realizaron una breve presentación de la entidad, degustaron gastronomía ucraniana y realizaron un taller de manualidades sobre la muñeca ucraniana Motanka, tanto para niños como para adultos. «Es como un amuleto, nuestros abuelos lo hacían antiguamente», recalca insistiendo que «queremos dar a conocer nuestra cultura». Además de todo ello, también «vino un coro ucraniano. Llevan años juntándose y cantando», argumenta.

La jornada de puertas abiertas de 2023 estaba enfocada «a la reacción frente a la guerra», asegura Mykhaylevska
Todo ello fue unido del anuncio de más novedades en el centro ucraniano a partir de ahora. «Con el objetivo de combatir la soledad, sobre todo en verano, vamos a poner en marcha un taller de camisa bordada, que es nuestro traje original. Es como un código de nación. Con ese bordado, como el idioma, nos mataban y demás. El pueblo vasco puede comprender mejor como hemos vivido», indica Mykhaylevska. Cree que «este taller puede ayudar a que muchos ucranianos y ucranianas refugiadas puedan intercambiar opiniones y así poder pasar un rato divertido entre todos», asegura.

«Seguimos ayudando»
Los talleres, las jornadas de puertas abiertas y demás actividades son un buen «espacio para distraerse de todo lo horroroso de la guerra, pero no por ello lo dejamos de lado», afirma con tristeza y confiando en que «todo esto termine pronto». De hecho, la jornada de puertas abiertas del año pasado «estaba enfocada a la reacción frente a la guerra. En Errenteria hay muchos refugiados y les ayudamos con el tema del papeleo. También colaboramos como traductores en colegios. El trabajo era diferente, más enfocado a las mujeres que venían con los críos», sostiene. Asimismo también se llevó a cabo un encuentro con un psicólogo para «buscar el bienestar emocional de la gente».

Pero la guerra «continúa y no para. Todos los días hay muertos. Lo que pasa es que no se habla tanto porque la gente ha empezado a acostumbrarse y eso no es normal. Ucrania está a la vuelta de la esquina como quien dice. Una guerra de estas no me podía ocurrir», reza Mykhaylevska. «Ucrania está medio destruida por su país agresor. Intentamos ayudar desde aquí lo que podemos, ofreciendo ayuda voluntaria a los que están allí. Salieron 48 camiones del pueblo vasco. Hemos hecho un trabajo muy grande», agradece. Ahora «seguimos ayudando y trabajando con la Diputación Foral de Gipuzkoa para hacer colonias y que los niños puedan venir aquí».

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