EL DRAMA DE LA INMIGRACION / Avalancha de cayucos
Agosto también bate todos los récords de llegadas de 'sin papeles' por mar
El Mundo, 20-08-2006Los más de 4.000 clandestinos que han arribado este mes superan a los de cualquier otro año Agosto de 2005. Tan sólo 969 inmigrantes alcanzaban las costas españolas. Ahora, la cifra de todo un mes se consigue fácilmente en un par de días. De hecho, entre este viernes y sábado, fueron 836 los sin papeles que lograron arribar a Canarias.
España está recibiendo la mayor avalancha de inmigrantes por mar de su Historia. En los primeros 17 días de agosto, 4.227 sin papeles han conseguido abordar el litoral español, lo que supone batir los récords de todos los meses de agosto de años anteriores. Además, esta oleada masiva se produce justo después de un año que destacó precisamente por lo contrario: en 2005 se produjo un descenso del 25% en la llegada de pateras.
Como ya sucedió durante el mes de julio, la llegada de inmigrantes este año está rebasando incluso los años 2001 y 2003, que eran hasta ahora los más fuertes en cuanto a oleada de pateras.
Los números son elocuentes si comparamos los meses de agosto de años anteriores. En 2001, un total de 3.632 sin papeles arribaron a las costas españolas: 3.074 lo hacían en El Estrecho y tan sólo 558 en el archipiélago canario.
Dos años más tarde, la cifra de llegadas era más o menos similar, con 3.665 inmigrantes interceptados, y se acortaban las distancias entre El Estrecho con 2.483 sin papeles y Canarias, con 1.182.
En lo que va de agosto de 2006, ya hemos superado todas estas marcas y si seguimos a este ritmo – con más de 17.000 inmigrantes interceptados a razón de varios cientos al día – cuando termine el mes podríamos superar el total de los inmigrantes que llegaron en 2001, que fueron 18.517, y en 2003, con 19.176.
El archipiélago canario asume prácticamente en solitario la gran mayoría de las embarcaciones ilegales. Las mafias han abandonado prácticamente la ruta del Estrecho, ante el aumento de la vigilancia de las Fuerzas de Seguridad marroquíes. Los cayucos salen, sobre todo, desde Senegal e incluso las pateras llegan a Ceuta, antes que a Cádiz, como era lo habitual.
Mientras tanto, la polémica por la avalancha continúa. La Confederación Española de Policía (CEP) acusó al presidente de Canarias, Adán Martín, de «oportunista» y añadió que Canarias «no está soportando ninguna presión migratoria» porque los extranjeros que desembarcan en sus costas «son trasladados a la Península Ibérica», según declaró su portavoz Rodrigo Gavilán a Europa Press. La CEP criticó a Coalición Canaria por apoyar al Gobierno para aprobar la Ley de Extranjería y el proceso de normalización de extranjeros, lo que, a su juicio, ha provocado que se multiplique la llegada de cayucos.
Desde el Sindicato Unificado de Policía (SUP), sindicato afín al PSOE, reclamaron la dimisión del ministro de Trabajo y Asuntos Sociales, Jesús Caldera, y de la secretaria de Estado de Inmigración y Emigración, Consuelo Rumí, «por ser un absoluto desastre».
Nuestro país se está convirtiendo en el paraíso para los inmigrantes subsaharianos. Hasta hace unos años, España era un país de tránsito para estos ciudadanos, en su mayoría anglófonos y francófonos, que preferían emigrar a otros países como Francia, el Reino Unido, Holanda o Italia. Pero, en la actualidad, el buen trato que reciben en nuestro país está haciendo que lo elijan para asentarse.
Las Fuerzas de Seguridad les rescatan en alta mar; luego se les desplaza a un centro de internamiento durante 40 días donde se les aloja y se les da de comer – ellos los consideran hoteles – ; posteriormente, se les traslada a la Península y allí son acogidos por ONG.
Canarias está desbordada con la primera acogida de los inmigrantes, pero lo cierto es que la mayoría de los subsaharianos que no son expulsados, es decir el 94%, son enviados a la Península.
Esta política de traslados despista también a los propios inmigrantes. La mayoría de ellos no entiende la orden de expulsión que les incoa la policía en Canarias y piensa que si el Gobierno español les desplaza a la Península es porque les va a dar un empleo: «Lo primero que preguntan es: ‘¿Por qué me han traído aquí?’», afirma el coordinador del programa de atención a inmigrantes y refugiados de la Cruz Roja, André Ntibarusiga. Desde esta ONG se ocupan de quitarles la venda y de explicarles el callejón sin salida en el que se encuentran: llevan a cuestas una orden de expulsión imposible de cumplir, pero que les impide trabajar y alcanzar la legalidad.
La mayoría de ellos viene bien adiestrado. No llevan documentación para evitar ser repatriados a sus países, pero siempre tienen memorizado algún teléfono de algún familiar o amigo. De hecho, según los datos de la Cruz Roja, el 85% tiene parientes o conocidos en España que les pueden echar una mano con el alojamiento o con la búsqueda de algún trabajo en la economía sumergida.
Una de las primeras cosas que realizan, nada más llegar a la Península, es llamar a los familiares que quedan en sus países para que les envíen por correo el pasaporte, un documento imprescindible para empadronarse y acceder a la tarjeta sanitaria.
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