Cristina Betancourt: «En los últimos años ha venido muchísima gente y no hay pisos para todos»

Esta boliviana afincada en Hernani reconoce que «hace ocho años tardó seis meses en encontrar un alquiler; ahora le ha costado más de un año y «porque me avisaron antes de que se vaciara»

Diario Vasco, Miguel Ángel Mata San Sebastián, 02-04-2024

A diferencia de Elías, Cristina Betancourt afirma no haberse encontrado con dificultades para encontrar un piso de alquiler por su condición de inmigrante. «Quizás a los latinoamericanos nos veis con ojos diferentes a los de otras partes del mundo», razona.

En el caso de esta boliviana que lleva 25 años en España y 8 en Hernani, los problemas para arrendar una vivienda de su gusto no vienen por su origen, sino por la «escasez de oferta. La cuestión es que no hay pisos suficientes para toda la gente que busca».

Cristina llegó en 2016 a la localidad de Buruntzaldea procedente de Madrid junto a su pareja Jorge, ecuatoriano, que había encontrado trabajo en el sur de Francia pero que optó por residir en Hernani porque se «enamoró del pueblo nada más verlo».

Tardaron «algo más de medio año» en encontrar un piso de alquiler. «Ya entonces la oferta era insuficiente, pero la cosa se ha complicado muchísimo en estos ochos años», apunta.

Cristina y Jorge se mudaron hace un año a otra vivienda «más grande y en mejor estado». Su segunda en la localidad. Ello les ha permitido ser testigos directos de cómo se ha encarecido el mercado del alquiler y de lo «complicado» que resulta hoy en día encontrar un alojamiento disponible.

«Si cuando vinimos tardamos seis o siete meses, el de ahora nos ha costado más de un año», explica. Aduce que «en los últimos años ha venido muchísima gente a Hernani, tanto inmigrantes como gente procedente de San Sebastián. Y no hay pisos para todos». Calcula que «para cada piso que sale al alquiler hay 40 o 50 interesados, y el primero que llama y se lo ofrecen, lo coge. No se puede ni regatear el precio. Si no lo acepta uno, hay otros muchos en la cola».

De hecho, explica que la vivienda en la que residen en la actualidad la pudieron coger porque «una clienta nos avisó de que se iba a quedar libre porque se iban los anteriores inquilinos. De este modo, nos pudimos mover con anticipación para que en cuanto quedase libre fuéramos los primeros en optar a ella».

Cristina abrió un año después de llegar a Hernani su propio negocio, el centro de estética Uñas de gata, que se ha convertido en un lugar de socialización y confidencias que permite a Cristina estar al tanto de las preocupaciones de la gente, entre ellas las dificultades para encontrar una vivienda.

«Justos por pecadores»
Comprende las reticencias de muchos propietarios a alquilar su propiedad a desconocidos. «Son muchos los inquilinos que dejan los pisos destrozados. El nuestro mismo, los anteriores lo dejaron hecho un desastre». Lamenta que por ello «pagamos justos por pecadores». Tanto por la escasez de oferta como por los precios que ponen los arrendatarios que se animan a alquilar. Ella paga 1.100 euros mensuales por un piso de «unos 90 metros cuadrados, tres habitaciones y dos baños». Precios «ya no tan distintos a los de San Sebastián», subraya.

Otra consecuencia de la existencia de inquilinos descuidados es que «cada vez son más los propietarios que alquilan el piso vacío, ya que no quieren tener que comprar muebles cada vez que entra uno nuevo porque el anterior los ha dejado rotos».

Cristina está resignada a vivir siempre de alquiler mientras resida en Gipuzkoa. «Con los precios que hay aquí, no compro un piso ni loca. Antes lo haremos en La Rioja o Asturias, donde son mucho más asequibles y también puedes alquilarlos para sacarles algo de rentabilidad o tener una casa en el futuro»

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