Elías Al-Moukhlis: «Cinco años para que me alquilen un piso; al ver mi origen se echan para atrás»
Este bereber afincado en irun denuncia la «estigmatización» que sufren los inmigrantes y las dificultades añadidas para encontrar un hogar donde formar una familia
Diario Vasco, , 02-04-2024Si encontrar un piso de alquiler en Gipuzkoa es difícil para cualquier persona, para una extranjera la tarea se vuelve titánica. Y si además es africana, lo que debería ser un proceso normal se transforma en casi una utopía. En estos casos lo habitual es que el aspirante a inquilino haya tenido que demostrar previamente y sin dejar lugar a dudas que es una persona merecedora de confianza y tener la suerte de que alguien de su círculo más cercano conozca a un potencial casero y le ‘avale’ ante este.
Es lo que le ha pasado a Elías Al-Moukhlis, un bereber procedente de Marruecos al que llevar 20 años en España, los doce últimos en Irun, tener trabajo e incluso una pareja gallega con la que ha tenido dos hijos, nunca parecía ser suficiente.
Tras unos años viviendo en Navarra, llegó a Irun en 2012. Como tantos otros inmigrantes, los primeros años los pasó compartiendo piso con amigos. Hasta que en 2017 su situación económica y vital le permitió aspirar a ‘emanciparse’ y vivir en su propia vivienda con la familia que había empezado a formar.
Pronto descubrió que no iba a ser fácil que le arrendasen un piso. «En cuanto veían mi apellido, mi aspecto físico, o me oían el acento, todo el mundo se echaba para atrás. En primer lugar las propias agencias inmobiliarias, y en los casos en los que llegaba a pasar ese filtro, luego eran los propietarios», denuncia alertando de la «estigmatización que sufrimos los inmigrantes».
Ni a su mujer gallega
No fue ni un mes, ni tres, ni un año… Elías y su pareja tardaron en encontrar un alquiler para ellos cinco años. Ni siquiera la maniobra de que fuese su pareja la encargada de realizar los contactos funcionaba. «Al final tenemos que aparecer los dos y mi nombre acaba surgiendo en algún momento. Y es entonces cuando los propietarios acaban descartándonos».
Durante ese lustro de búsqueda han residido en pisos compartidos, pensiones, y durante un año en una vivienda social del Gobierno Vasco. Hasta que en 2022 se toparon con alguien que, a través de una inmobiliaria que no dudó en recomendarles, no tuvo reparos en arrendarles su vivienda en el centro de Irun.
Ahí han estado hasta este mes de marzo, cuando se han mudado a otro piso que la propietaria les ha alquilado con opción a compra, que es lo que prevén hacer el año que viene. Elías no oculta que esta posibilidad se les ha abierto «gracias a que la dueña es amiga de mi jefe», al que está enormemente agradecido. Elías trabaja desde «hace casi tres años» como cocinero en el conocido restaurante Mariño de la localidad fronteriza.
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