La lacra impune del racismo en el fútbol español
Los actos racistas en Getafe y Sestao, denunciados ante el Comité de Competición y la Comisión de Antiviolencia, demuestran la falta de contundencia de las medidas para luchar contra este problema social en los estadios nacionales
Diario Vasco, , 02-04-2024«Los racistas deben ser expuestos y los partidos no pueden continuar con ellos en la grada. Solo tendremos victoria cuando salgan de los estadios directos a la cárcel, lugar que se merecen». Vinicius se ha convertido en la bandera de la lucha contra el racismo en el mundo del fútbol. Desde el 24 de octubre de 2021 al pasado 15 marzo ha sido víctima de hasta 18 ataques racistas denunciados en distintas fiscalías especializadas en delitos de odio, juzgados de instrucción y la comisión antiviolencia. Nunca se ha suspendido un partido de fútbol por cánticos racistas en España y tampoco hay nadie condenado penalmente por ello.
Al delantero brasileño del Real Madrid no le tiembla el pulso a la hora de enfrentarse a los racistas, ya sea dentro del terreno de juego, en los tribunales o en sus redes sociales. Su última proclama no ha sido en referencia propia sino a lo ocurrido este fin de semana en los terrenos de juego de distintas categorías del fútbol nacional, algo que no ha hecho más que reforzar un discurso que viene repitiendo en los últimos dos años. Los hechos ocurridos con Marcos Acuña y Quique Sánchez Flores en el partido entre Getafe y Sevilla así como el lamentable episodio con el portero del Rayo Majadahonda, Cheikh Kane Sarr, de origen senegalés, que terminó expulsado por enfrentarse a sus agresores en el duelo que los madrileños disputaron en Sestao, evidencian la necesidad de más medidas para luchar contra quienes acuden al fútbol a insultar racialmente a un futbolista.
El guardameta habría sufrido gritos de «puto negro de mierda», así como sonidos de mono, en el campo de Las Llanas, donde es local el Sestao River de la Primera Federación; el defensa argentino del Sevilla, más de lo mismo en el Coliseum de Getafe, donde un extécnico de la casa y actual entrenador del equipo hispalense tuvo que oír gritos despectivos de «gitano». «Esto no depende de una persona sola, depende de la sociedad. Necesitamos mejorar todos», reflexionó contundente Diego Pablo Simeone, entrenador del Atlético de Madrid, preguntado sobre unos hechos que se producen días después de las lágrimas de Vinicius al hablar de racismo en el fútbol y que llegaron hasta el Consejo de Ministros.
«El fútbol debe ser un deporte para unir y no para separar. Que la gente no venga al estadio a liberarse y decir tonterías. Hay que prohibirles la entrada», reflexionó Sergio Ramos tras los insultos a su compañero y entrenador. Unas ofensas que fueron denunciadas por LaLiga y la FEF ante el Comité de Competición y la Comisión de Antiviolencia este mismo lunes, quienes deberán decidir la sanción correspondiente, si cabe.
«El racismo es siempre absolutamente y totalmente despreciable y rechazable. No tiene cabida en una sociedad tolerante, plural y diversa como es la española», dijo en los últimos días el ministro de Asuntos Exteriores, Unión Europea y Cooperación, José Manuel Albares. El socialista recordó que hace unos meses el Gobierno pidió «expulsar y aislar a los racistas» de los campos de fútbol, sin descartar tampoco hacer «una modificación legislativa» por parte del Ejecutivo.
Cabe recordar que a diferencia de Inglaterra, donde la Premier League y la Asociación Inglesa de Fútbol (FA) pueden castigar a los clubes o ultras por incidentes de abuso racista, LaLiga española no tiene la potestad de sancionar, solo de denunciar. Desde la temporada 2018/2019, además de denunciar ante la Comisión Antiviolencia, la patronal eleva los casos a la Fiscalía de Delitos de Odio. A la hora de imponer sanciones, la responsabilidad es de la Delegación del Gobierno, la Secretaría de Estado de Seguridad, el Ministerio del Interior y el Consejo de Ministros (según la Ley 19/2007) y, por otro lado, de la Real Federación Española de Fútbol (RFEF) y su Comité de Competición (según los artículos 34 y sig. de la Ley 19/2007).
El primer juicio por racismo en el fútbol
LaLiga endureció su protocolo contra el racismo en 2017 y lo creó la FIFA, que es el máximo organismo internacional del fútbol. Por tanto, aplica a todas las federaciones asociadas, es decir, al mundo entero del fútbol y por supuesto también a España. Una formalidad con posterioridad a cuando Samuel Eto’o se marchó a vestuarios en un Zaragoza-Barcelona de 2006 por insultos o cuando le tiraron desde la grada un plátano a Dani Alves. El racismo sigue jugando al fútbol impunemente en España y prueba de ello es que el balance de criminalidad del Ministerio del Interior recoge 441 sanciones administrativas por racismo y xenofobia en el deporte desde el año 2014, pero ninguna infracción penal.
Más allá del ámbito estrictamente judicial, la Asociación de Futbolistas Españoles y el Movimiento contra la Intolerancia, organizaciones que han denunciado varios ataques racistas en el mundo del fútbol ante la Fiscalía General del Estado, consideran que «instituciones como la LaLiga, la Federación Española de Fútbol y el mismo Gobierno disponen de los mecanismos disciplinarios necesarios para actuar con la suficiente contundencia ante este tipo de actos».
«Es una cuestión de voluntad y valentía de querer aplicar las leyes, las del ámbito administrativo y el Código Penal», subraya el abogado Óscar Vicario, quien recuerda que el año pasado el racismo en el fútbol fue a juicio por primera vez después de que el juzgado número 2 de Cornellà de Llobregat comunicara la apertura de juicio oral contra el aficionado acusado de proferir gritos racistas contra Iñaki Williams, el delantero del Athletic Club de Bilbao, durante un partido contra el Espanyol en el RCDE Stadium el 25 de enero de 2020. No era la primera vez que Williams sufría ataques racistas en el campo, en 2016, dos años después de debutar, en un partido de Liga en Gijón se dirigieron a él con onomatopeyas e insultos racistas. «Ojalá que los chavalitos que empiecen a jugar al fútbol no tengan que irse tristes de un partido porque les insultan, sino porque han perdido y ya está. Entre todos vamos a lograr una sociedad justa para que podamos disfrutar del fútbol y la vida», dijo durante una entrevista.
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