Editorial DV

Editorial Revolución silenciosa

El progresivo envejecimiento del censo y la mayor inmigración confirman un profundo cambio de paisaje humano en Gipuzkoa

Diario Vasco, , 26-03-2024

ipuzkoa, como el conjunto de Euskadi, no es una isla y vive sometida a constantes transformaciones en los últimos años que están alterando su fisonomía, en especial en los municipios más importantes. El envejecimiento de la población tiene un reflejo directo en el censo electoral y en el peso que tienen estos votos, de ahí que los partidos pugnen de cara a las elecciones autonómicas del 21 de abril por convencer a estos preciados electores con propuestas en los temas más sensibles: pensiones, cuidados… La mayoría del voto se concentra en los mayores de 40 años. Es ya el 75% del censo. En los últimos veinte años, la cifra de electores de más de 60 años se ha disparado un 40% en Gipuzkoa y suponen ya cuatro de cada diez votantes. Una revolución imparable puesto que las proyecciones demográficas apuntan a una sociedad cada vez más envejecida, lo que también tendrá repercusiones en el sentido del sufragio en los próximos años. La población mayor es la más leal a las conductas políticas tradicionales y más propensa a tener miedo e incertidumbre ante el futuro.

La multiculturalidad de Europa proyecta también sus ondas entre nosotros y el paisaje urbano cotidiano que nos rodea también se transforma. El voto de origen extranjero cuadriplica al que se registraba en Gipuzkoa hace 20 años. El siglo XX en Gipuzkoa ha sido testigo del cambio de numerosos municipios, que atraían mano de obra desde otras comunidades de España. Miles de personas que, por pueblos enteros, venían a nuestro territorio de Castilla-León, Extremadura o Andalucía en busca de una vida mejor y cuyos hijos y cuyos nietos han echado raíces. Afortunadamente, esta realidad cada vez más híbrida contribuye a superar fronteras entre autóctonos y foráneos que han formado en su momento parte de ciertos imaginarios tópicos que no tienen que ver con la compleja realidad. La Euskadi de hoy no se entiende sin esos apellidos castellanos como tampoco puede entenderse ahora sin el trabajo y la voluntad de integración, con el desafío que supone, de la gran mayoría de ciudadanos de otros puntos del mundo (Marruecos, Nicaragua y Colombia son los principales lugares de origen). El fenómeno de la inmigración está cambiando Europa, pero no está claro, todavía, qué incidencia ideológica y política puede tener esta evolución. A veces hay determinados análisis demasiado simplistas. Somos cada más diversos y, a la vez, más viejos. El cambio es la culminación de una revolución silenciosa.

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