Ricardo Barriuso, capitán del Open Arms

El capitán del 'Open Arms' comparte su experiencia en una charla en Romo

«Han estado llegando 6.000 personas al día a Lampedusa, una locura», recuerda Ricardo Barriuso

El Correo, Ane Ontoso Getxo, 22-02-2024

«La satisfacción nos dura muy poco y a ellos también. Estás rescatando a gente que piensa que es el final de su trayecto. Hay gente que viene con sus herramientas para empezar a trabajar al segundo día. Y luego llegan a Lampedusa y se encuentran una desilusión muy grande». Es un testimonio de Ricardo Barriuso, el capitán del barco de Open Arms, la ONG que salva vidas en el Mediterráneo enfrentándose cada día con las políticas migratorias europeas. «La gente se tira al mar, hay que rescatarla», explicó.

Participó ayer en una charla en la Romo Kultur Etxea de Getxo, en la que colaboraba Ongi Etorri Errefuxiatuak, que acogió la película de ficción ‘Mediterráneo’, sobre el origen de la organización. El capitán, al que todos conocen como Erri, tomó los mandos del navío de rescate hace dos años, aunque llegó en 2018 como oficial de puente. En ella abordó la evolución de la ONG hasta la actualidad.

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En sus inicios, la situación geográfica entre Turquía y Grecia favorecía las rutas migratorias, pero «el acuerdo entre Europa y Erdogan las ha desplazado. Pasamos de diez kilómetros de ruta a 300, de 5 millas a 150 alertó Erri. Se da en Libia, un sitio donde proliferan las mafias». También relató las historias de «torturas y abuso continuo» que les llegan. Y del «hostigamiento que están sufriendo las ONGs por parte de todas las administraciones, sobre todo la italiana».

Contó, asimismo, que a finales de 2023 hubo una ruta que surgió desde Túnez en la que llegaban 6.000 personas a Lampedusa al día, una locura». Ellos estuvieron y Erri relata que «hemos llegado a tener 16 pateras con una media de 70 personas alrededor en cuestión de tres horas». No daban abasto. La misión más «extrema» que ha vivido, sin embargo, fue un naufragio que se saldó con «múltiples víctimas». Fue, recuerda, «una embarcación que ella solita, sin que hubiera mala mar ni nada, se abrió y nos encontramos con 140 personas en el agua».

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