Las madres con más de 40 años aumentan un 20% en solo una década

Suman ya más de uno de cada diez nacimientos habidos cada año en España y son la tendencia que explica por qué la natalidad lleva cayendo desde 2013

Diario Vasco, Alfonso Torices Madrid, 22-02-2024

Una de cada diez mujeres que el año pasado dio a luz era mayor de 40 años, en concreto el 10,7%. El retraso de la edad maternidad en España es un fenómeno permanente desde hace cuatro décadas, pero que se ha acelerado en los últimos años, según los datos del Instituto Nacional de Estadística (INE).

El ejercicio pasado 34.554 españolas tuvieron un hijo superada la treintena, lo que supone unos 5.600 partos a esa edad más que en 2013 o, lo que es lo mismo, un aumento del 20% de las maternidades en la cuarentena en solo diez años. Lo ocurrido es un claro caso de retraso de la edad de maternidad, pues los cuatro puntos de aumento de parturientas mayores 40 detectados en la última década son exactamente los mismos en que han descendido las madres entre los 25 y los 39 años. La proporción de maternidad juvenil y adolescente española sigue invariable, diez años después, en el 9,5%.

España es el país europeo en el que este retraso de la maternidad es más acusado. Solo Grecia le sigue de cerca. En los últimos treinta años el peso de las mayores de 40 años sobre los nacimientos anuales se ha multiplicado por seis en España. Han pasado de ser un anecdótico 1,8% de los partos con éxito a rozar el 11%. La derivada más evidente es que la edad media a la que las españolas son madres ha subido más de cuatro años y medio en solo cuatro décadas, de los 28 años de 1980 a los cerca de 33 actuales.

Los expertos consideran que la tendencia es fruto de la suma de no menos de tres grandes factores. Uno tendría que ver con que España también encabeza el ranking europeo de emancipación tardía ellas no suelen abandonar el hogar familiar antes de los 29 años debido a la enorme precariedad laboral (récord de paro juvenil, de temporalidad y de salarios bajos) y al precio desorbitado de la vivienda. Un segundo elemento se vincularía con que los ciudadanos, cada vez más, sitúan la consolidación de su carrera laboral y profesional por delante de la tenencia de hijos. El tercero tendría que ver con la debilidad histórica de las políticas de conciliación y de apoyo a las familias en España en comparación con las de países del centro y norte de Europa, lo que desincentiva la crianza.

Se agrava el ‘invierno demográfico’
Lo que sí está claro, en cualquier caso, es la consecuencia más directa del retraso en la maternidad: la caída en picado en el último medio siglo de la tasa de fecundidad, el número de hijos por mujer, que en España ha pasado de los 2,77 de los años setenta a los 1,19 actuales. La tendencia amenaza con lo que los especialistas llaman «invierno demográfico» o, lo que es lo mismo, que la cifra anual de muertes sea muy superior a la de nacimientos, cosa que ocurre ya en España, con el correspondiente envejecimiento acelerado de la población, que hasta ahora solo se ha conseguido paliar gracias a la llegada de centenares de miles de inmigrantes anuales.

De hecho, el mismo informe del INE sobre la evolución de la población española en 2023 indica que los nacimientos cayeron por décimo año consecutivo. Nacieron unos 6.600 españoles menos que un año antes. El descenso es ya del 25% en solo una década. Las únicas autonomías en las que en el ejercicio pasado aumentaron los nacimientos fueron Madrid y Extremadura y la mayor de las bajadas se dio en Castilla-La Mancha, con un retroceso del 10,5%.

Así, si se hace abstracción de la llegada de inmigrantes, el crecimiento vegetativo de la población española los nacimientos menos la muertes tuvo en 2023 un saldo negativo de 113.256 personas y no fue aún mayor gracias a que las muertes fueron casi un 6% menos que las de un año antes, muy posiblemente por el fin de la pandemia de coronavirus. Eso al menos parece indicar el hecho de que el mayor descenso de muertes, con caídas de entre el 10% y el 12% según el sexo, se diese entre los españoles de 85 a 89 años.

Solo Madrid tuvo un claro crecimiento vegetativo (4.770 personas más), seguida de Murcia y Baleares, también con más nacimientos que muertes, pero con ganancias mucho menores.

El resto sufrieron pérdida y envejecimiento de población, con Galicia, Castilla y León y Andalucía como los más destacados.

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