Colomo: «No hago cine de compromiso»
El director estrena «El próximo oriente», una comedia sobre el choque
La Razón, 18-08-2006El maestro de la comedia con subtítulos («El efecto mariposa», «Los años
bárbaros», « Al sur de Granada»…) sustituye el inglés como vehículo de
confusión por el bengalí que habla la comunidad nada minoritaria de
Bangladesh en Lavapiés, el barrio – Babel de Madrid. Su debilidad por filmar
choques culturales le condujo de nuevo a esta zona del centro de la
capital veinte años después de «Bajarse al moro», ambientada en una de sus
buhardillas. En 2006 la población inmigrante, musulmana en su mayor parte,
domina el censo. El realizador admite que los atentados del 11 de marzo
redibujaron la trama, pero niega que éste sea un filme social: «Nunca me
planteo hacer una película de compromiso. Para mandar un mensaje es mejor
enviar a un mensajero». «Una historia de amor al curry», dice la frase
promocional de la película, pero hay quien se queja de que a Colomo se le
ha ido la mano con el azúcar, a lo que el realizador responde: «La idea
dominante es que cualquier musulmán es un terrorista en potencia. Redundar
sobre eso me parecía un error muy grave. La novedad era descubrir otro
tipo de musulmanes. Lo que cuento es una fábula y durante el rodaje quedó
claro que debía ofrecer este otro lado». Colomo importó dos estrellas del
cine indio desde Londres, Ash Varrez y Lalita Ahmed, para servir de padres
de la familia india protagonista, cuya hija es Nur Al Levi (la hermana
morena de Juan Diego Botto y Maria Botto). Su enredo con Abel (un Asier
Etxeandia irreconocible como ligón indeseable) acaba por trastocar la vida
de su hermano, el tierno de Caín (un debutante Javier Cifrián que obnuvila
a la cámara). Un actor exuberante. «Como en muchas de mis películas, el
protagonista está prácticamente en todas las secuencias. Por eso era
importante que el actor estuviera a tope. Cifrián, a pesar de su
apariencia de brutote, es un intéprete de una gran formación clásica y mi
trabajo consistió básicamente en encauzarlo y conternerlo, porque es muy
exuberante en todos los sentidos», confiesa el realizador. Tras años
tomando la temperatura del gheto inmigrante, Colomo no se atreve a lanzar
un pronóstico sobre si el proceso de integración de extranjeros en España
traerá consecuencias violentas parecidas a las que se sufrieron en Francia
hace unos meses: «Podría ocurrirnos dentro de unos años ya que las
revueltas surgieron como fruto de la rabia de segundas y terceras
generaciones de inmigrantes, algo perfectamente lógico, aunque no así la
forma de expresarlo. Pero también es cierto que el carácter español es muy
diferente, pues no somos tan selectivos, ni tampoco teníamos cuestiones
abiertas como la de Argelia».
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