Livio Lo Monaco, la caída del millonario que regaló su barco
Repasamos la apasionante biografía de este filántropo y dueño de la firma de colchones que ha echado el cierre después de 22 años
La Razón, , 12-02-2024Desembarcó desde Italia sin una lira en el bolsillo pero con una idea clara: hacer fortuna en España. En su maleta, Livio Lo Monaco, llevaba ambición y más ímpetu que otra cosa. Su propósito se antojaba colosal teniendo en cuenta que cuando aterrizó en nuestro país ni siquiera hablaba el idioma. Pronto se asoció para ello a su primera mujer, Beatriz Muñoz. Junto a ella, en 2002, fundó Grupo Lo Monaco, una empresa de colchonería y menaje para el descanso que llegaba con la idea de revolucionar el mundo de la venta tradicional de este tipo de productos.
La empresa empeñó sus esfuerzos en campañas de marketing de venta telefónica y pago aplazado. Para ello asociaron la marca a personalidades como Constantino Romero y presentadoras tan populares como la veterana periodista María Teresa Campos, que promocionaban sus productos con anuncios integrados en sus propios espacios televisivos.
Poco a poco, Livio Lo Monaco se fue haciendo un hueco en el mercado. Lo Monaco recordaba así sus inicios: «Vine de Italia sin nada, pero a mí nadie intentó meterme en una balsa, ni intentó dispararme o violarme. Me considero muy afortunado». El empresario consiguió un éxito rotundo, al introducir los colchones de espuma viscoelástica, una variante que incorporaba partículas de gel en la espuma, convirtiéndolo en material sensible y amoldado a la temperatura y al peso del consumidor. La estrategia de venta personalizada y la publicidad directa hicieron el resto.
En 2005 Livio Lo Monaco SL, la sociedad que gestionaba la marca facturaba más de 100 millones de euros. Con el tiempo la sociedad se desdobló en varias sociedades más. En 2008, Lo Monaco creó Seven Seas Publicidad y Producciones SL, una empresa que nació como agencia de publicidad y que hoy tiene como objeto social la «compra y venta y arrendamiento de toda clase de embarcaciones con o sin tripulación».
Desde 2018, año en el que la sociedad facturó casi 18 millones de euros, los números de la sociedad fueron mermando. Desde entonces la empresa cayó en picado. En 2019 presentó un ERTE y un año después, en plena pandemia, la empresa anunció el despido de medio centenar de trabajadores. Este mismo año las ventas cayeron hasta los 10 millones de euros generando pérdidas. En julio de 2021 la empresa fue vendida al fondo de inversión Clayton Corp SL. Pese a los intentos por salir adelante con varios movimientos en el accionariado de la sociedad, no volvió a remontar hasta echar el cierre esta semana.
Mecenas de Open Arms
Hablar de Livio Lo Monaco no solo es hablar de números es también hablar de filantropía, la filosofía de vida que ha marcado al empresario italiano desde su llegada a España. Lo Monaco compaginó los beneficios de una empresa millonaria con un marcado compromiso en lo social. Su mayor acto de generosidad fue la donación de un velero de lujo en 2016 a la organización Open Arms para el rescate de inmigrantes en alta mar.
La culpa la tuvo un amigo que le envío por teléfono una imagen mil veces repetida en televisión pero que al verla le estremeció: una embarcación abarrotada de inmigrantes. En ese momento decidió que su velero tenía que servir para algo más que ser una embarcación de recreo familiar surcando las aguas de las Baleares durante el verano. Habló con su segunda esposa, la actriz española Cristina Peña, y decidió donar el barco tras contactar con el activista Oscar Camps, de la ONG Proactiva Open Arms.
La vida personal de Livio Lo Monaco ha seguido el paralelismo de su vida empresarial: la discreción. El empresario se casó en segundas nupcias en 2014 con la actriz española Cristina Peña (47). La pareja tiene una hija en común, Adriana, de siete años, y convive en Granada, con otra hija de catorce años nacida de una relación anterior de la intérprete. El espíritu solidario es una causa común del matrimonio. Como ejemplo de ello, la pareja donó los beneficios de su boda a la ONG de Vicente Ferrer, que utilizó el dinero recaudado para construir quince casas en la India. No ha sido su único acto en beneficio de la comunidad. Hasta su cierre esta semana, Lo Monaco dedicaba a causas sociales el 5 por ciento del beneficio conseguido por la empresa.
Cristina Peña, su mujer, entre bambalinas
Cristina Peña, la segunda esposa de Livio Lo Monaco, estudió interpretación en la escuela de Juan Carlos Corazza. La mujer del dueño del Grupo Lo Monaco cuenta con una dilatada carrera teatral a sus espaldas con obras como «Los Pelópidas», «A la caza de la extranjera», «La otra costilla», «La casa de Bernarda Alba» o la más reciente, «5mujeres.com». Su cara se hizo conocida para el gran público con serie «Compañeros», en la que trabajó durante tres temporadas.
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