EL RETO DE LA INMIGRACIÓN
Cientos de inmigrantes asiáticos utilizan motos acuáticas para intentar llegar a Ceuta
Los sin papeles llegan en avión a Marruecos, se dirigen a las zonas turísticas de Tetuán y esperan allí su turno; hay 500 que están a punto de intentarlo
La Vanguardia, 17-08-2006CARLA FIBLA – RABAT
Los inmigrantes asiáticos son muy prudentes; visten bien y son discretos en sus desplazamientos a la oficina de Western Union
Hace quince años, antes de que entraran en vigor los acuerdos de Schengen con los que Europa blindó sus fronteras a base de visados, los marroquíes del norte cruzaban el Estrecho en moto acuática para pasar el día en las playas andaluzas, dar una vuelta y regresar por la tarde a Tánger. La intensa vigilancia de las aguas del Mediterráneo marcó nuevas rutas de migración ilegal, hacia el sur, pero en las últimas semanas se ha reanudado esta práctica originalmente lúdica para dar una nueva vuelta de tuerca a la desesperación ajena. Medio centenar de sin papeles asiáticos esperan su oportunidad de pasar a Ceuta a bordo de una moto acuática.
La policía marroquí ha detectado esta nueva táctica sólo protagonizada por ciudadanos de países asiáticos (de Bangladesh, Pakistán e India). Los inmigrantes llegan al aeropuerto Mohamed V de Casablanca con un visado de turista, la mafia les espera y traslada a Tetuán, y luego les aloja en una vivienda amueblada de la carretera que separa la antigua capital del protectorado español de la ciudad autónoma de Ceuta, el destino final.
“Los asiáticos llegan con dinero, con dólares – comenta un periodista tetuaní que ha investigado la trama-, se alojan cerca de los complejos turísticos entre Rincón y Ceuta. No salen de la casa hasta la noche, cuando se organizan para las salidas en moto acuática del día siguiente”. La Guardia Civil española ha solicitado una mayor colaboración a las autoridades locales de Tetuán, quienes calculan que podría haber unas 500 personas esperando para entrar ilegalmente en España.
Pero los inmigrantes asiáticos son muy prudentes. “Se comunican sólo en inglés; si les preguntas por el motivo de su viaje explican que están haciendo turismo”. Visten bien y son discretos en sus desplazamientos a la oficina de Western Union, donde reponen sus fondos para pagar entre 600 y 800 euros por pisar territorio español.
Aunque supuestamente el riesgo es menor – el viaje se realiza de día, aprovechando el trasiego veraniego en las playas, y una vez en tierra se abandona al inmigrante en la costa-, la prensa local tetuaní informa de que el pasado jueves murió un inmigrante asiático después de que el conductor de la jet-ski (moto acuática) obligase a tirarse al mar a los tres sin papeles que llevaba a pesar de que todavía estaba muy lejos de las playas ceutíes.
El periódico local El Faro de Ceuta informó esta semana de la detención de uno de los principales responsables de este tráfico ilegal de personas. Conocido con el nombre de Chauni, fue arrestado junto a otra tres personas entre Rincón y Castillejos (Fnideq). Ahora la policía marroquí espera obtener información sobre otra persona, cuyo perfil y movimientos se siguen desde hace tiempo, para desmantelar el núcleo de esta red.
Desde las playas de El Aliyen o en la playa del complejo turístico Al Mina, a sólo 11 kilómetros de la residencia de verano del rey Mohamed VI, emprenden los trayectos de apenas 40 minutos.
Los traficantes se comunican con teléfonos móviles, calibran la situación a partir de las informaciones que les llegan de sus contactos en Ceuta. Controlan la vigilancia marítima y los cambios de turno de la Guardia Civil para que luego otros socios distraigan a los agentes con sus motos y creen confusión. Así la jet-ski de los inmigrantes pasa desapercibida y desembarcan.
Desde la Delegación de Gobierno en Ceuta no se quiere opinar sobre el número de inmigrantes de origen asiáticos que han llegado “de forma sorprendente” en las últimas semanas. Se calcula que la proporción en el centro de internamiento ya es de un 60% de asiáticos frente a un 40% de subsaharianos.
También en las calles de la ciudad autónoma los asiáticos, siempre en grupos de al menos cinco personas, esperan ahora su traslado a la Península. “Tienen un poder adquisitivo muy alto, van bien vestidos, compran en los grandes almacenes. No se mezclan nada, intentan pasar desapercibidos”, explica un vecino. Mientras todas las miradas están en los cayucos de las islas Canarias, los traficantes no pierden el tiempo.