Inversores suecos y franceses se lanzan a gentrificar y expulsar a los vecinos de este barrio de Mallorca: “Es un drama salvaje”
El Diario, , 11-01-2024
El proceso de gentrificación que atraviesa el extrarradio de Palma es la demostración de que no es preciso residir en pleno centro histórico para sufrir los efectos de la especulación inmobiliaria, la voracidad de los fondos de inversión, la polarización económica y la turistización. A apenas diez minutos del casco antiguo, el barrio de Pere Garau, tradicionalmente refugio de la clase obrera, ha sido durante décadas el de la multiculturalidad y también el de mayor densidad demográfica de la capital balear, con un 40% de residentes extracomunitarios procedentes, en su mayoría, de China y Bolivia.
Pese a haber logrado durante años mantenerse al margen de la presión turística y la mercantilización urbana, convirtiéndose en uno de los barrios de acogida de quienes no podían permitirse vivir en pleno centro de Palma, Pere Garau ve cómo sus vecinos, incapaces de hacer frente a las desorbitados precios de la vivienda, han acabado siendo expulsados y reemplazados por extranjeros de elevado poder adquisitivo – procedentes sobre todo de Alemania y del norte de Europa – mientras grandes grupos inversores – suecos, franceses y alemanes, principalmente – se expanden por sus calles a la búsqueda del máximo rendimiento.
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