La gran paradoja del mercado del trabajo
Los datos oficiales nos dicen que nunca ha habido tantos extranjeros trabajando en España, mientras miles y miles de jóvenes, muchos bien formados, salen fuera en busca de un futuro laboral mejor
La Voz de Galicia, , 08-01-2024unca hasta la fecha y desde que hay registros ha habido un porcentaje tan alto de trabajadores extranjeros en España. Según los últimos datos aportados por la Encuesta de Población Activa (EPA), en nuestro país están trabajando tres millones de inmigrantes, el 14 % de la población ocupada. En el año 2022, el porcentaje era del 13 % y con el comienzo del siglo del 9 %. Sin embargo, se da la paradoja de que, mientras, cientos de miles de españoles —en su mayoría jóvenes— emigran para trabajar en el exterior.
La explicación
El principal motivo del creciente peso de los inmigrantes en el mercado laboral es que la economía española necesita mano de obra y la pirámide de población está muy envejecida con una bajísima natalidad (una de las más bajas de mundo) con lo cual surge la necesidad de que la fuerza de trabajo tenga que ser aportada por los inmigrantes. Sin embargo, simultáneamente. se da la paradoja de que mientras en España hay un gran número de vacantes sin cubrir, cientos de miles de españoles emigran para trabajar en el exterior. Según confirma un reciente estudio del Instituto Valenciano de Investigación Sociológica, más de 380.000 personas en su mayoría jóvenes emigraron en el 2021, y 220.000 solo en el primer semestre del 2022.
En ambos períodos más de la mitad de los emigrantes altamente cualificados, lo que supone un despilfarro social, pues se forman aquí con los impuestos pagados por todos y la rentabilidad se saca en los países receptores.
El dato es un 40 % mayor que antes del covid-19, siendo el valor del capital humano perdido por los emigrantes en el 2022 superior a los 150.000 millones (este capital se estima calculando el capital humano midiendo su contribución presente y futura). Esta emigración supone un lastre para la capacidad de producción futura de la economía española. Entre las causas, la más destacada son las bajas retribuciones que se pagan en España con respecto a la de los países a los que emigran. Esta paradoja resalta el desajuste entre las necesidades del modelo productivo español y la formación de nuestros jóvenes.
Los cambio normativos
Los cambios normativos habidos en nuestro país en los últimos años han impulsado la llegada de mano de obra extranjera. España sufre un problema de vacantes sin cubrir (156.000, una cifra que es la más alta desde que hay registros, aún siendo una de las más bajas de Europa) con la hostelería en cabeza, seguido de la construcción, el transporte y las actividades científico-técnicas. La falta de mano de obra ha dejado de ser un problema localizado solo en puestos muy cualificados para extenderse a todos los sectores de la economía, aún teniendo en cuenta que España tiene la tasa más alta de paro de toda Europa.
En los últimos años se han producido modificaciones en la normativa, como en la actualización de las figuras de arraigo, la creación de una nueva tipología (arraigo por formación), la flexibilización de los requisitos para la reagrupación familiar, y la actualización del catálogo de ocupaciones de difícil cobertura (que ha provocado un choque entre los empresarios por una parte partidarios de ampliarlo, y la ministra de Trabajo y los sindicatos, partidarios de restringirlo).
Estas políticas han posibilitado el aumento en las autorizaciones de trabajo para extranjeros, lo cual provocó que llegaran en el 2022 casi 200.000, la cifra más alta desde la Gran Recesión. La previsión es que en el 2023 sean aún más. Con todo, estas cifras están aún alejadas de las que se llegaron a alcanzar a principios del siglo XXI, cuando la inmigración se vio impulsada por la burbuja inmobiliaria.
Las cifras
Los datos más recientes del Censo de Población nos indican que hay 6,4 millones de extranjeros viviendo en España, que es la cifra más alta nunca registrada. Es un millón más que los 5,4 millones que había en el 2010, momento álgido de la burbuja inmobiliaria. Pero la Gran Recesión entre el 2010 y el 2013— aunque sus efectos se prolongaron hasta 2017— hizo que la cifra cayera hasta los 4,4 millones, debido al retorno de muchos de ellos a sus países de origen (fundamentalmente rumanos y ecuatorianos). Desde entonces no ha dejado de crecer hasta alcanzar 2 millones más.
Un dato significativo es que cada vez vienen más mujeres, y es mayor la proporción de las que trabajan. Las cifras anteriores muestran, junto a los cambios normativos y en materia laboral (reforma laboral del 2021), el gran dinamismo del mercado laboral español en los últimos años.
Sectores en los que trabajan
El creciente peso de los empleados extranjeros es desigual según los sectores económicos en los que desarrollan su actividad. El mayor empleo se da en el servicio doméstico (45 %), la agricultura (33 %), la construcción (20 %), la hostelería (14 %), y el sector pesquero, actividades que requieren gran esfuerzo físico, salarios bajos y largas jornadas laborales. También destaca el comercio (13 %), con largos horarios y difícil de conciliar con la vida familiar.
Curiosamente, los extranjeros también han protagonizado los aumentos de empleo en sectores como las TIC (13 %), la sanidad (13 %), y las actividades científico-técnicas (13 %), todas ellas con altas retribuciones salariales. Solamente entre estas, la educación queda al margen de los puestos ocupados por los extranjeros. Otro sector con una relativamente baja ocupación extranjera es la industria.
Procedencia
Por países, el que aporta un mayor número de trabajadores es Rumanía (340.000), seguido de Marruecos (310.000), Italia (183.000), Colombia (172.000) y Venezuela (146.000); Ecuador y China han visto reducido su número. Como se aprecia en las cifras, entre los siete países con más trabajadores en España destacan los latinoamericanos, que alcanzan 1,3 millones, seguidos de los nacionales de países de la UE, con 856.000.
La población latinoamericana, al tener unas profundas raíces culturales e idiomáticas con España, posibilita que este contingente esté en constante crecimiento y su inclusión en la sociedad española sea mucho más rápida y sencilla, tal como le paso a los españoles que emigraron a América Latina en la primera mitad del siglo XX.
Además, el empeoramiento de la situación económica y política de algunos de estos países — como Venezuela, Argentina o Colombia—y el reconocimiento a descendientes de españoles de la nacionalidad a naturales de varios países sudamericanos, son factores que han impulsado la llegada de la población de estos países.
Peores condiciones de trabajo
Los trabajadores extranjeros tienen peores retribuciones salariales (17.000 euros de media) que los españoles (22.000) siendo especialmente sangrante el caso de las mujeres inmigrantes. Los salarios más bajos de los inmigrantes se deben a que los sectores en los que trabajan son menos productivos y exigen una menor formación, destacando el servicio doméstico —debido a que los españoles no quieren trabajar en este sector en especial— y el cuidado de personas mayores, que cada vez tiene mayor demanda debido al envejecimiento de la población.
Existen estudios que documentan la discriminación laboral de los inmigrantes (dos candidatos con el mismo currículo, uno español y otro extranjero, el nacional tiene un 35 % más de posibilidades de que lo cojan), lo que lleva a los inmigrantes a coger trabajos con peores condiciones laborales Los trabajadores extranjeros también sufren una mayor temporalidad y precariedad en sus trabajos.
¿En qué zonas geográficas trabajan?
La comunidad autónoma con menor tasa de paro es Baleares (6 %), que es la que ocupa a más trabajadores extranjeros (27 %). En el otro extremo se sitúa Extremadura, la segunda con más paro tras Andalucía, que es la que ocupa a una menor población foránea (6,5 %). Este patrón no se cumple en otros territorios, pues Canarias, con un paro muy alto (15 %), tiene sin embargo la segunda mayor proporción de trabajadores extranjeros (18 %), y una de las autonomías con menor desempleo, Euskadi (8 %), acoge a muy pocos trabajadores de otras nacionalidades (7 %).
¿A qué se debe este fuerte aumento?
Una de las principales explicaciones es la demografía, ya que la población española nativa esta menguando a pasos agigantados, desde el final del baby bum a partir del año 1975. Además, los inmigrantes son más jóvenes que el español medio, y están en edad de trabajar. Este es el motivo del incremento de la población ocupada de este colectivo.
Por otra parte, la mayor tasa de paro de los inmigrantes (17 % frente al 12,8 % de los españoles) en un escenario de creación de empleo también favorece que sean los principales beneficiarios del incremento.
También influye el desajuste entre la formación de nuestros jóvenes y las necesidades productivas de la economía española, que hace que nuestros jóvenes acaben emigrando habiendo vacantes en España.
En contra de la opinión generalizada, los inmigrantes asentados en España aportan más de lo que reciben, tal y como muestran números estudios desarrollados sobre esto. En una sociedad envejecida como la española, los inmigrantes están llamados a ser un importante pilar en el sostenimiento del Estado del Bienestar, como ya se demostró hace unas décadas en otros países, como es el caso de Francia, Alemania o el Reino Unido.
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