Ocho ciudades españolas «se reparten» a más de 8.000 «sin papeles» trasladados desde Canarias
ABC, 13-08-2006P. ALCALÁ
LAS PALMAS. «Yo lo que quiero es que me lleven a Málaga, donde tengo una hermana que me espera», decía a ABC una inmigrante llegada hace 20 días, con su bebé en brazos, ansiosa por conocer qué punto de la España peninsular sería su destino tras su breve paso por Canarias.
La mayoría de los más de 15.000 inmigrantes irregulares que han cruzado la frontera española por el archipiélago canario conocen perfectamente el «protocolo» y las escalas de su viaje. El archipiélago canario, siendo la frontera europea más cercana al África subsahariana, es apenas una escala de la travesía que ha de finalizar en el continente.
Vacío legal
La falta de acuerdos de repatriación con la gran mayoría de los países de procedencia de la inmigración ilegal, unido al volumen de personas llegadas a las islas y a la imposibilidad de retener a los inmigrantes por un periodo superior a 40 días, provoca un vacío legal cuya única solución pasa por dejar a los inmigrantes en libertad.
Las presiones ejercidas desde el Gobierno de Canarias, solicitando la solidaridad del resto de las comunidades autónomas para dar cobijo a parte de los 15.000 «sin papeles» llegados en pateras y cayucos, obligó al Gobierno central a activar con rapidez – sin capacidad para esperar a los cuarenta días de retención, dada la superpoblación de los centros habilitados – el traslado de miles de inmigrantes a la península.
Madrid, Málaga, Melilla, Murcia, Almería, Barcelona, Lérida y Valencia han sido los destinos elegidos por el Gobierno para desembarcar a los inmigrantes que Canarias es incapaz de asumir.
Una vez en tierra, los inmigrantes son trasladados a una Comisaría de Policía, donde tratan de averiguar aquellas señas de identidad que no han podido ser desveladas en origen (generalmente ocultan sólo su nacionalidad, pero en ocasiones tampoco desvelan su edad ni su nombre real). En las comisarías se les toman las huellas dactilares y se trata de saber si tienen algún amigo o familiar en las ciudades a las que han sido derivados. Si no es así, la Policía interroga a los inmigrantes para saber cuáles son sus planes una vez recobrada la libertad.
«El mito de que todos sueñan con atravesar los Pirineos ya no es así», aseguraron a ABC fuentes del Sindicato Unificado de la Policía (SUP). «Eso – explican – ocurría con mayor frecuencia cuando el flujo mayoritario procedía de Marruecos – dada la facilidad añadida de llegar a un país francófono – , pero los subsaharianos tienen en mente llegar a Europa, que más que un continente es una idea de bienestar, y España es Europa, ¿no? Pues se quedan».
Ciudadanos libres e indocumentados
Transcurridas 24 horas, los inmigrantes son libres. Tampoco deben acudir a Comisaría a dar cuenta de su situación. Se convierten en «ciudadanos libres, sin documentación ni permiso laboral, pero libres».
A quienes carecen de vínculo alguno en nuestro país se les facilitan direcciones de ongs o de asociaciones con mecanismos de ayuda. Éstas se ocupan generalmente de su manutención y de procurarles algún modo de subsistencia lo antes posible, «pero muchos se niegan a ir a estos centros y generalmente se buscan la vida».
No obstante, según datos de la Policía, los inmigrantes de origen subsahariano no suelen ser problemáticos y rara vez optan por la vía delictiva para sobrevivir.
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