Lleida fue la primera ciudad catalana que aprobó una normativa sobre locales de culto. Lo hizo en junio del año pasado con una ordenanza reguladora de establecimientos de concurrencia pública que pone restricciones a la apertura de oratorios. De hecho, buena parte de esas limitaciones han sido recogidas por Badalona.
Según la norma municipal ilerdense, el ayuntamiento prohibirá la apertura de centros de culto en calles de menos de 10 metros de anchura, o con aceras de menos de tres metros. Tampoco pueden estar en plazas o calles peatonales ni en locales que tengan menos de cuatro metros de fachada. Los oratorios deberán estar separados, al menos, 100 metros uno de otro. Respecto a la capacidad de las salas, la ordenanza la limita a un máximo de 100 personas, salvo en el caso de que el edificio esté aislado.

QUEJA VECINAL
La ordenanza debe servir de base para buscar nueva ubicación a la actual mezquita de la calle del Nord, abierta desde hace cinco años. La concesión de la licencia fue denunciada por los vecinos, pero un juez dio la razón al consistorio. Desde entonces, los vecinos siguen denunciando el exceso de ruido, aunque los controles de la Paeria lo descartan. Los musulmanes buscan otra ubicación porque esta mezquita se ha quedado pequeña, al ser la única en toda la ciudad.