El Gobierno francés hizo este lunes un llamamiento a la calma tras las tensiones sociales provocadas por el asesinato de Thomas Perotto, un adolescente de 16 años, en un baile organizado en la sala de fiestas de Crépol, una localidad de 500 habitantes en el sureste del país. Thomas, estudiante de instituto y jugador en el equipo de rugby local, murió la noche del 18 al 19 de noviembre apuñalado, después de que una decena de individuos de fuera del pueblo les atacaran con armas blancas por razones que se desconocen. Otras 16 personas resultaron heridas, dos de ellas de gravedad.

Los sospechosos del ataque son un grupo de jóvenes procedentes de Romans-sur-Isère, una localidad cercana donde estudiaba el adolescente fallecido. Algunos de ellos viven, según la prensa francesa, en el conflictivo barrio de la Monnaie, con una fuerte inmigración y con problemas de tráfico de drogas y ajuste de cuentas entre bandas.
«No fue una pelea que acabó mal. Fueron personas que agredieron sin razón a otras personas que habían venido aquí a reunirse», recordó en Crépol el portavoz del Gobierno, Olivier Véran, quien prometió a los habitantes de este pueblo que no les dejarán solos cuando pase la atención mediática sobre el caso.

La investigación no ha permitido todavía esclarecer con exactitud las circunstancias de la muerte de Thomas. Nueve personas, entre ellas tres menores, fueron imputados el sábado por «asesinato en banda organizada», «intentos de asesinato» y «violencias cometidas en grupo». Seis de ellos están en detención provisional y tres bajo control judicial.

Políticos conservadores y de extrema derecha han utilizado el asesinato de Thomas para sacar rédito al vincular este drama con la inmigración, ya que la mayoría de los detenidos tienen nombres árabes, según la lista publicada por el semanario Le Journal du Dimanche. Representantes ultraderechistas dijeron que «la chusma» fue a Crépol a «matar a franceses», y denunciaron «racismo antiblanco». El dirigente de extrema derecha Éric Zemmour consideró que Thomas y otros franceses asesinados en otro casos por inmigrantes extranjeros son «mártires» y «víctimas inocentes de la guerra de civilizaciones».

Temores del Ejecutivo
El Gobierno teme que pueda haber más violencia. El portavoz del Ejecutivo advirtió sobre «el riesgo de que se produzca un vuelco» en la sociedad. «A la violencia no se responde con violencia, se responde con justicia. A la violencia no se responde por la división, sino por la determinación», dijo Véran.

«La justicia debe hacer justicia, no los franceses por sí mismos y entre ellos. La justicia permite no sucumbir a la tentación de venganza a través de la violencia, como lo demostraron en Romans-sur-Isère facciones de la ultraderecha animadas por el odio y el resentimiento. Y, como la violencia alimenta la violencia, esta provoca a su vez, otro drama con un joven gravemente herido en el barrio de la Monnaie», añadió Véran, quien prometió a los ciudadanos que el Estado y sus instituciones les protegerán contra la violencia de las bandas.

Este fin de semana decenas de miembros de grupos de extrema derecha acudieron a Romans-sur-Isère y al barrio de la Monnaie para protestar por la muerte de Thomas. «Justicia para Thomas, ni olvido ni perdón», pedían los ultraderechistas, que iban armados con bates de béisbol, barras de hierro y puños americanos, según la prensa local. Uno de ellos fue linchado por habitantes del barrio de la Monnaie y se encuentra hospitalizado, pero su vida no corre peligro.

Seis personas fueron condenadas este lunes en comparecencia inmediata a penas entre seis y diez meses de prisión por las violencias de la ultraderecha cometidas el sábado en Romans-sur-Isère, según informó la cadena de televisión BFMTV.